Ganan la Banca Rotschild y «Albert Rivera»: Seis claves para entender las elecciones francesas

    “Europa puede respirar aliviada” titulan sus editoriales algunos medios. La pregunta es si los que respiran aliviados son los franceses, atenazados por el fantasma de la crisis económica y de identidad y la amenaza del yihadismo, o más bien los plutócratas de la oligarquía.

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    Emmanuel Macron, pasa a la segunda vuelta electoral junto a Marine Le Pen/EFE

    De la primera vuelta de los comicios franceses y del más que previsible desenlace de los segunda cabe extraer seis claves o quizá seis lecciones. Son estas.

    1.Adiós a la dialéctica izquierda-derecha, llega el pulso globalismo-soberanismo.

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    El resultado es elocuente: han pasado a la semifinal un partido soberanista (Frente Nacional) y otro globalista (En Marcha), y han quedado atrás derecha (Los Republicanos) e izquierda (Partido Socialista).

    La vieja dialéctica del siglo XX ha sido sustituida por el pulso entre el mundialismo (el eurócrata Macron, producto del establishment) y los partidos que defienden la identidad nacional (Con Le Pen y su eslogan ¡Francia para los franceses¡). Significativamente, Macron dice que no es ni de izquierdas ni de derechas, y hasta Melenchon (viejo comunista) renuncia a su añeja seña de identidad y ha dejado de cantar en los mítines la Internacional para cantar La Marsellesa. Y el Partido Socialista en la UCI.

    2. La capital de Francia no es París sino Bruselas.

    A pesar del resultado cosechado por Le Pen apelando al desencanto y al hartazgo de buena parte de los franceses, es casi imposible que pueda derrotar a Macron en la segunda vuelta, porque Fillon y Hamon han pedido votar a éste. La oligarquía de Bruselas no puede permitir que llegue una ‘outsider’ y haga saltar por los aires el invento europeo con un eventual Frexit.

    La candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, tras conocer los resultados electorales de la primera vuelta/Efe.
    La candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, tras conocer los resultados electorales de la primera vuelta/Efe.

     Si algo es sagrado es el dinero, no los valores nacionales, la defensa de la familia, o la lucha contra el fundamentalismo islámico… Y derecha e izquierda van a apostar a caballo ganador por el chico de los recados de la Banca Rotschild, Macron.

    3. Macron, producto de diseño, entre Rivera y Rajoy.

    Quien tiene todos los boletos para llegar al Elíseo es Emannuel Macron, el candidato del establishment. Se le ha comparado con el español Rivera por su vacuidad centrista, y Francisco José Contreras ha dicho de él que es el Rajoy francés porque es “un gestor sin ideología”.

    A Macron le han llamado “Monsieur en même temps” por su indefinición para concitar apoyos de todos los colores

    ¿Tienen ustedes alguna duda de lo que piensa Le Pen? No, verdad. Pero ¿y Macron? ¿Quieren saber lo que piensa? Vean: dijo que hay que flexibilizar el mercado de trabajo pero al mismo tiempo que deben prevalecer los derechos de los trabajadores; dijo que no era socialista pero al mismo tiempo que era de izquierdas y luego que “ni de izquierdas ni de derechas”; que las 35 horas no bastan y al mismo tiempo promete no tocarlas… De hecho le llaman “Monsieur  en même temps” (al mismo tiempo).

    Con esa calculada indefinición, típicamente centrista, ha concitado apoyos de derecha e izquierda, pero sobre todo se ha presentado con el apoyo de la oligarquía y la eurocracia (Europa puede respirar han titulado sus editoriales la prensa del euro-establishment). No en vano, Macron es un producto de ese sistema -fue especulador en la Banca Rotschild, y llegó a calificar así su cometido «Eres una especie de prostituta: tu trabajo es seducir», en una entrevista al ‘Wall Street Journal’-.

    4. La amenaza yihadista, factor determinante… relativamente.

    Eran los primeros comicios tras las matanzas de Bataclán, Niza, el degollamiento del párroco de Ruan y -sólo 48 horas antes- y el asesinato a tiro de un policía en los Campos Eliseos. Y la necesidad de conjurar la amenaza yihadista ha sido uno de los argumentos electorales de Le Pen. Algo ha influido en el resultado… pero quizá no demasiado.

    De los cuatro favoritos, Le Pen era la que más claro tenía el control de la fronteras para filtrar la inmigración musulmana, a fin de preservar la seguridad y también la identidad nacional.

    Francia declara el "estado de emergencia" tras los atentados yihadistas de París en 2015/ EFE
    Francia declara el «estado de emergencia» tras los atentados yihadistas de París en 2015/ EFE

    Más tibio es Macron, que cree que con incluir la formación en laicismo en las aulas y formar a los imanes en Francia va a domesticar la fiera yihadista. Llega tarde, porque en las últimas tres décadas se ha incubado el huevo de la sociedad multiétnica (de la que hablaba Giovanni Sartori). Con él en El Elíseo a Francia le aguardan más sangre, sudor y lágrimas al grito de Alá es grande.

    5. Fillongate, la corrupción quita puntos: aviso para navegantes al sur de los Pirineos.

    Los Republicanos eran la gran esperanza de la derecha tradicional y moderada, pero el escándalo de los empleos ficticios de su mujer Penélope y los votos que le he arañado por la derecha Le Pen y por el centro Macron, han resultado fatales.

    Eso demuestra que el bolsillo no siempre es el criterio último del votante. Y que un escándalo de corrupción termina lastrando -aunque no se trata de una ilegalidad como en este caso-. Debería tomar el PP de Rajoy que tiene varias y graves vías de agua en su costado ético.

    6. La última palabra no está dicha… puede que tengamos a Le Pen en 2022.

    Es ingenuo pensar que un Macron lampedusiano -que todo cambie para que todo sigue igual- va a resolver como por ensalmo la crisis de identidad de Francia. En parte porque él mismo es parte del problema, más allá de su aire renovador y high-tech (¿o ya nadie se acuerda que fue ministro de Economía del desastroso Hollande?).

    Porque aunque Francia sea -junto con Alemania- el corazón de la Unión Europea, tiene un 58% de euroescépticos (según el Pew Research Center) y van en aumento; y la identidad y la democracia están seriamente amenazadas por la paulatina sustitución de iglesias por mezquitas y por la proliferación de armas de guerra -como los fusiles de asalto AK-47- en las llamadas no go zones tomadas por islamistas de ciudades como París donde la Policía ni siquiera se atreve a entrar.

    Eso puede dar posibilidades al Frente Nacional en 2022. Un horizonte lejano pero con un escenario no del todo descartable para Le Pen, ya que para entonces el identitarismo será el máximo denominador común del mundo que se avecina -como ha escrito Fernando Sánchez Drago-, veremos qué habrá sido de la UE, y quizá se hayan cumplido las peores profecías de la islamización de Europa, de las que no llevan años alertando autores como Finkielkraut, Guy Milliére (Francia al borde del colapso) o el recientemente desaparecido Giovanni Sartori.

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    Nacido en Zaragoza, lleva más de 30 años dándole a las teclas, y espera seguir así en esta vida y en la otra. Estudió Periodismo en la Universidad de Navarra y se doctoró cum laude por el CEU, ha participado en la fundación de periódicos (como El Mundo) y en la refundación de otros (como La Gaceta), ha dirigido el semanario Época y ha sido contertulio en Intereconomía TV, Telemadrid y 13 TV. Fue fundador y director de Actuall. Es coautor, junto con su mujer Teresa Díez, de los libros Pijama para dos y “Manzana para dos”, best-sellers sobre el matrimonio. Ha publicado libros sobre terrorismo, cine e historia.