Iglesias y Garzón homenajearían a delincuentes como Alfon o asesinos como Lenin pero no a Barberá

    Esa incapacidad para distinguir entre la persona y el cargo público juzgado por blanquear presuntamente 1.000 euros retrata a quien entiende que todo es política, que no hay acción humana -ni siquiera morirse- ajena a la bronca ideológica, credo de todos los totalitarismos.

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    Alberto Garzón y Pablo Iglesias
    Los líderes de Podemos, Pablo Iglesias (d), y de Izquierda Unida, Alberto Garzón (i)/Fuente:EFE.

    En la mejor tradición batasuna Pablo Iglesias y sus 70 obedientes lacayos se ausentaron del Congreso de los Diputados cuando sus señorías guardaban un minuto de silencio por la muerte de la senadora Rita Barberá.

    Un acto humano, de respeto, dedicado a la persona y no a la figura política que dos horas antes fallecía en la soledad de la habitación de un hotel a escasos metros del Congreso.

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

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    Esa incapacidad para distinguir entre la persona y el cargo público juzgado por blanquear presuntamente 1.000 euros retrata a quien entiende que todo es política, que no hay acción humana -ni siquiera morirse- ajena a la bronca ideológica, credo de todos los totalitarismos.

    Ya nunca sabremos si la ex alcaldesa de Valencia fue culpable o no, pero sí que murió sin ser condenada. Y en un Estado de Derecho es la presunción de inocencia -y no el linchamiento de cualquier predicador- lo que diferencia a un país con seguridad jurídica de otro entregado a la barbarie.

    Algunos comentarios fuera de lugar se han esparcido por las redes sociales tras la muerte de Rita
    Algunos comentarios fuera de lugar se han esparcido por las redes sociales tras la muerte de Rita Barberá

    El adiós a Rita Barberá ha vuelto a destapar la caja de los odios y sacar del lodazal ideológico a lo peor de una España cuyas opciones de llegar al poder sólo pasan por reavivar el duelo a garrotazos.

    Si Zapatero dijo que el PSOE era el partido que más se parece a los españoles, hoy diremos que Podemos es el que más se parece a los usuarios de las redes sociales. Mayoría absoluta en Twitter, ese vertedero donde la miseria moral se funde con la incultura y el sectarismo.

    Pablo Iglesias dio el pésame a su manera: poniendo un pero. «Lamentamos la muerte de Rita Barberá, pero no podemos participar en un homenaje político a alguien cuya trayectoria está marcada por la corrupción», tuiteó Iglesias.

    Otro rasgo que retrata al totalitario es la perversión del lenguaje: ¿desde cuándo un minuto de silencio es un «homenaje político» y no una muestra de educación, humanidad y respeto? Cualquiera diría que este miércoles España despedía al peor de los criminales.

    A esta dialéctica del odio se sumó con obediente entusiasmo el liquidador de Izquierda Unida, Alberto Garzón, siempre un paso por delante de las masas pero otro detrás de su jefe, Pablo Iglesias: él también empleó la palabra homenaje. «Hacer un minuto de silencio en el Congreso por la muerte de Rita Barberá es un homenaje a su trayectoria. Nos negamos y nos salimos», escribió.

    Para Iglesias y Garzón la categoría de homenaje sólo está al alcance de delincuentes condenados por la Justicia como Bódalo o ‘Alfon’ o asesinos de contrastada solvencia como Che Guevara, Lenin o Fidel Castro

    Para ellos la categoría de homenaje sólo está al alcance de delincuentes condenados por la Justicia como Andrés Bódalo o ‘Alfon’ o asesinos de contrastada solvencia como Che Guevara, Lenin o Fidel Castro.

    Se agradece, en cualquier caso, la sinceridad comunista: si llegamos a las manos (como vaticinó Hermann Tertsch en una entrevista concedida a Actuall hace unos meses) que nadie diga que no le avisaron.

    En otra época ambas ‘reflexiones’ no habrían atravesado las paredes del hemiciclo, pero sí las de un aula de la facultad de Ciencias Políticas de la Complutense o la de unas jornadas sobre neocomunismo subvencionadas por el ayuntamiento de Marinaleda.

    Y eso ha sido lo terrible: que los años de rodillo ideológico en la educación han desembocado -lógicamente- con la fuerza de 71 diputados en el Congreso respaldados por toda una generación de españoles.

    Recuerden: siete leyes educativas en 40 años.

    ¡Que voten los adolescentes!

    Será casualidad, pero un día antes en la cámara baja se debatía retrasar la edad de voto a los 16 años. Ya saben, Pablo Iglesias arrasa en el segmento más joven de la poblacion: casi la mitad de sus votantes tienen entre 18 y 35 años.

    Mientras sea ilegal liquidar a la peligrosa quinta columna que son nuestros padres y abuelos, es de justicia otorgar el derecho al voto a nuestros muy preparados adolescentes. Si esta iniciativa no salió adelante fue por cinco míseros votos.

    Y es que ningún Partido Comunista en la historia ha llegado al poder a través de las urnas, sino haciendo ingeniería política: absorbiendo o pactando con otros partidos o tomando el poder empleando la violencia. Hasta ahí la política.

    El linchamiento mediático contra un político juzgado por el presunto blanqueo de algo más de mil euros ha recibido un tratamiento más cruel que el que Ferreras, Wyoming, Escolar o Évole dedican al terrorista Otegui

    El periodismo, digámoslo de una vez, tampoco puede irse de rositas. El linchamiento mediático de mesa-tertulia contra un político juzgado por el blanqueo de algo más de mil euros ha recibido un tratamiento más cruel que el que Ferreras, Wyoming, Escolar o Évole dedican al terrorista Otegui.

    La hegemonía de la que goza el duopolio Mediaset-Atresmedia -que se aprovecha del injusto reparto de la publicidad televisiva- es gracias a la clásica generosidad del PP con la izquierda mediática. De ello también puede dar buena fe Juan Luis Cebrián, Soraya mediante. 

    Al que aún no le ha llegado su parte de la tarta es al director de La Marea, Antonio Maestre, aunque ya hace méritos para ello mofándose así de la muerte de la ex alcaldesa de Valencia. «Precios por noche en el hotel Villarreal».

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    Licenciado en periodismo por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Tomó la alternativa en Intereconomía -semanario Alba, La Gaceta, Los Últimos de Filipinas, Dando Caña, 12 Hombres sin vergüenza- de la mano de Gonzalo Altozano y Kiko Méndez-Monasterio, de los que aprendió incluso algo de periodismo. Más tarde escribió para los digitales La Información y Periodista Digital. Viajó a Irak antes que a Roma, le apasionan la Historia y la tauromaquia. Nazareno de Sevilla.