Este domingo se celebra la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas (la segunda ronda será el 7 de mayo). No serán -y no es una frase hecha- unas elecciones más. Estos comicios están llamados a decidir el futuro más inmediato de la Unión Europea. Ni más ni menos.
Todo dependerá de si Le Pen es capaz de llegar al palacio del Elíseo. Tras el Brexit podría llegar el ‘Frexit’, que es como la prensa ha bautizado la posibilidad de que Francia -uno de los países fundadores y tercera economía de la zona- abandone la Unión e incluso la moneda única.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraMás allá de esta cuestión de vital importancia para todos los europeos, Actuall ha analizado lo que proponen los cuatro principales partidos galos en cuestiones cruciales para la civilización como la vida, la familia, la economía y la propia Europa.
Frente Nacional: abortista pero anti matrimonio homosexual
Marine Le Pen promete un giro radical de la política en Francia para devolver -no se cansa de repetirlo- la soberanía a los franceses. Para ello se apoya en un discurso conformado, entre otras cuestiones, en el hecho de que su país ha sufrido desde la implantación del euro el encarecimiento de la vivienda un 21%, de la cesta de la compra un 15% y los salarios tan sólo un 3%.
La líder del Frente Nacional, que aspira a convertirse en la primera presidenta del país, hace bandera del declive social, político e identitario que vive Francia. Si gana Le Pen, estaríamos ante el cambio más profundo que la V República haya vivido en más de medio siglo de existencia: su propuesta de convocar un referéndum sobre la pertenencia a la UE haría temblar los cimientos de la misma.
Le Pen promete derogar la ley del matrimonio homosexual si gana las elecciones. Es el único de los grandes partidos que lo ha prometido
Vida: El Frente Nacional no discute el aborto y cuando alguien lo hace (como Marion Maréchal-Le Pen, simpatizante del movimiento provida y profamilia Manif Pour Tous) es desautorizado.
Familia: Le Pen promete derogar la ley del matrimonio homosexual si gana las elecciones. Es el único de los grandes partidos que lo ha prometido.
Economía: Profundamente antiliberal. Se caracteriza por la protección de la industria autóctona y de la clase obrera, que hace años se decantó por Le Pen en lugar de cualquiera de los partidos tradicionales de izquierdas, ya sean comunistas o socialistas. El Frente Nacional sabe que tiene entre la clase trabajadora su granero de votos.
Unión Europea: Piden la salida del euro y de la propia UE para recuperar la soberanía económica y el control de las fronteras. El Frente Nacional entiende que la inmigración -en concreto la islámica- es uno de los grandes problemas que sufre Francia. Si se convierte en presidenta de los franceses convocará un referéndum para que los ciudadanos decidan si quieren seguir perteneciendo a Bruselas.
Los Republicanos: conservador, pero de no tocar nada
Vida: Es el clásico partido «conservador», es decir, formalmente ni sus bases ni sus principios son favorables al aborto, pero todas los postulados surgidos del mayo del 68 (entre los que se encuentra el aborto) son hoy moneda de cambio en el partido de François Fillon y Nicolás Sarkozy. A la hora de la verdad la legislación abortista no se toca.
Fillon, formalmente en contra de la ley de matrimonio homosexual y del aborto, no es partidario de modificar nada al respecto si se convierte en presidente
Familia: Sucede lo mismo con la ideología de género y el matrimonio homosexual, aunque el candidato al Elíseo, Fillon, se muestra personalmente en contra del ‘gaymonio’. ¿Quiere esto decir que vaya a derogarlo si se convierte en presidente de la República la próxima primavera? No es nada probable.
Economía: Liberal. Fillon propone despedir a cientos de miles de funcionarios, simplificar la administración, abaratar el despido y retrasar la edad de jubilación. Además promete una bajada de impuestos en el país de la UE que los mantiene más altos.
Unión Europea: Le pasa lo que a Merkel… Alemania y Francia son el núcleo duro de la UE, y cuestionar a estas alturas el modelo le haría perder credibilidad entre sus votantes. El candidato al Elíseo propone el retorno a la concepción originaria de la Unión Europea como un espacio de libre comercio.
En Marcha!: lampedusiano, cambiarlo todo para que nada cambie
No es exagerado decir que Emmanuel Macron es el Albert Rivera de la política francesa. Pocas frases le definen mejor que la de su elogio al presidente Charles De Gaulle: “Como el general de Gaulle, elijo lo mejor de la izquierda, lo mejor de la derecha e incluso lo mejor del centro”.
Macron tampoco tiene complejos para reivindicar la figura de Juana de Arco. «Tienes que ayudar a calmarle, se cree Juana de Arco», le dijo su esposa, Brigitte, a un amigo, según revela la biografía «Emmanuel Macron. Un joven tan perfecto”.
Su credo lampedusiano de cambiarlo todo para que nada cambie explica su apariencia rebelde detrás de la cual se esconde el hombre de finanzas que trabajó para Banca Rothschild y más tarde como ministro de economía del gobierno de Manuel Valls.
Macron es la gran esperanza del sistema: «Queremos preservar el modelo social francés. No haremos una política en detrimento de los asalariados, pero el motor de la economía es la empresa»
Dicen que es rupturista, pero en realidad ni él ni su partido cuestionan ninguno de los grandes dogmas del sistema: entusiasta de la Unión Europea y partidario del liberalismo económico, Macron espera atraer el voto de quienes se sienten decepcionados con el socialismo de Hollande y Valls o incluso con los republicanos. Por algo, la prensa le ha consagrado como «hombre de centro».
Macron pegó el portazo del Partido Socialista en agosto de 2016 abandonando la disciplina socialista -de la que en realidad nunca se había sentido muy convencido- para liderar su propio movimiento llamado En Marcha!
Vida. Aunque católico, no se le conoce declaración o promesa de reforma de la ley del aborto en sentido provida. Si gana mantendrá la vigente ley.
Familia: Está a favor tanto del matrimonio homosexual como de las adopciones de ninos por parte de las parejas gais. El lobby gay saluda favorablemente su candidatura.
Economía: Es liberal, aunque no por ello contrario a las tradicionales políticas sociales francesas. Como en tantos otros asuntos, le gusta nadar y guardar la ropa. «Queremos preservar el modelo social francés. No haremos una política en detrimento de los asalariados, pero hay que reconocer la necesidad de tener un motor en la economía, y ese motor es la empresa», declaró en una reciente entrevista.
Unión Europea. Gran entusiasta de la Unión, su apoyo reiterado al proyecto común es una de las claves que explica el respaldo que suscita entre el establishment: desde banqueros a políticos (incluido el propio Valls). El candidato de En Marcha! tiene todo el apoyo de Bruselas.
Aunque Mélenchon mantiene la pose de ir en contra de la UE (como le ocurrió a Tsipras) las palabras van por un lado y los hechos por otro
La Francia Insumisa: cercana al populismo bolivariano
El movimiento liderado por Jean-Luc Mélenchon -nieto de español- es el menos favorito de los cuatro grandes partidos para imponerse en las elecciones presidenciales. Mélenchon, aunque fue ministro de Educación del gobierno socialista de Lionel Jospin, hoy representa la extrema izquierda francesa y está inspirado en movimientos populistas-bolivarianos –especialmente por el presidente de Ecuador, Rafael Correa- de los cuales también se sienten herederos partidos como Podemos.
Vida: El veterano político, como aglutinador de varias corrientes de izquierda, es un entusiasta del aborto incluso hasta el punto de plantearlo de manera libre. También está a favor de la eutanasia.
Familia: Como en la cuestión anterior, no presenta ninguna novedad en lo que respecta a la posición de la mayoría de los partidos franceses: está a favor del matrimonio homosexual y, por ello, tiene el apoyo del colectivo LGTB.
Economía: Mélenchon tiene un perfil intervencionista y, como clásico de izquierdas, está a favor de los impuestos altos. Por ello promete un aumento de las políticas sociales y la nacionalización de grupos energéticos como EDF, Total, Areva o GDF Suez y un referéndum sobre la energía nuclear. Además si gana tiene previsto gravar los ingresos financieros de las empresas, lo que a su juicio supondría «el fin de los privilegios del capital».
Unión Europea: No es precisamente un gran admirador de la Unión Europea, pero como le sucede a Podemos las palabras van por un lado y los hechos por otro. Mantiene la pose de ir contra Bruselas («Madame Merkel es la canciller de Alemania, no de Europa»), pero en ningún momento se plantea la salida, aunque lo ha dicho explícitamente en sus mitines. El precedente de Tsipras, referente tanto de Pablo Iglesias como del propio Mélenchon, deja al descubierto las verdaderas intenciones de los partidos de extrema izquierda.