Relativismo, familia, corrupción, guiar a los gays: así es el libro del Papa

    En su primer libro-entrevista Francisco se centra en uno de los aspectos centrales de su pontificado a través de su lenguaje sencillo y entendible por todos sin rehuir ningún tema, por espinoso que sea.

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    Papa Francisco
    El Papa Francisco saluda a unos ninos en la última audiencia general de los miércoles. (Fotografía: Maurizio Brambatti / Efe)

    Francisco es definido como “el Papa de la misericordia”. Desde que fuera elegido en 2013 como Pontífice ha basado gran parte de su magisterio y sus mensajes en mostrar al mundo entero, creyentes y no creyentes, cristianos y no cristianos, que Dios ama a la humanidad a pesar de sus errores y que la Iglesia es una casa de acogida y no un tribunal.

    No extraña, por tanto, que el primer libro-entrevista del Papa Francisco se centre en este aspecto central de su pontificado. A preguntas del vaticanista italiano, Andrea Tornielli, el Santo Padre realiza un bello repaso sobre lo qué es la misericordia y sus efectos en personas concretas, precisamente el año en el que ha declarado un Jubileo universal sobre este asunto.

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    Así es como ha surgido el libro El nombre de Dios es misericordia (Planeta Testimonio). Y en él también hay espacio para la importancia de la familia en la sociedad de hoy o del riesgo que suponen ciertas ideologías en el mundo actual.

    El riesgo del relativismo y la importancia de la familia

    Preguntado por Tornielli por qué la humanidad del siglo XXI está tan necesitada de misericordia, el Papa Francisco alerta de cómo el “relativismo hiere mucho a las personas” pues “todo parece igual, todo parece lo mismo”. A su juicio, “hay una humanidad herida, una humanidad que arrastra heridas profundas. No sabe cómo curarlas o cree que no es posible curarlas”.

    «La familia es la primera escuela de los ninos, es el punto de referencia para los jovenes, es el mejor asilo para los ancianos»

    El Papa también pide cuidar especialmente a los ninos y para ello cree que no hay mejor escudo para ellos que la familia. Francisco considera que a los más pequeños hay que hacerles entender “que en la vida uno puede equivocarse, pero que lo importante es siempre levantarse”.

    Por ello, el Pontífice recuerda lo que ya ha dicho en otras ocasiones, que la familia “es el hospital más cercano”. Y continúa haciendo un alegato precioso sobre la importancia de esta célula básica de la sociedad. “La familia es la primera escuela de los ninos, es el punto de referencia imprescindible para los jovenes, es el mejor asilo para los ancianos”, afirma el Papa.

    Además, Bergoglio dice que quiere añadir aún más sobre la familia, porque «es también la primera escuela de misericordia, porque allí se es amado y se aprende a amar, se es perdonado y se aprende a perdonar”.

    Pide “señalar el camino” a los homosexuales

    Tornielli pregunta a Bergoglio sobre su experiencia como confesor con las personas homosexuales, así como sobre la ya conocida frase que pronunció en un viaje a Rio de Janeiro en el que dijo: “si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”.

    El Papa explica que parafraseó de memoria el Catecismo, “donde se explica que estas personas deben ser tratadas con delicadeza y no deben ser marginadas”. Incide en que le gusta que “se hable de ‘personas homosexuales’: primero está la persona, con su entereza y dignidad. Y la persona no se define tan sólo por su tendencia sexual: no olvidemos que somos todos criaturas amadas por Dios, destinatarias de su infinito amor”.

    A los homosexuales «puedes aconsejarles la oración, la buena voluntad, señalarles el camino, acompañarles»

    El Papa americano da posteriormente la clave al agregar: “Yo prefiero que las personas homosexuales vengan a confesarse, que permanezcan cerca del Señor, que podamos rezar juntos. Puedes aconsejarles la oración, la buena voluntad, señalarles el camino, acompañarles”.

    Para conseguir todo esto Francisco incide en otro de los pilares centrales de su Pontificado. Invita a todos los católicos, sacerdotes y laicos, a salir a las periferias no sólo geográficas sino existenciales que existen en las ciudades de Occidente.

    “La Iglesia no está en el mundo para condenar, sino para permitir el encuentro con ese amor visceral que es la misericordia d Dios. Para que eso suceda, lo repito a menudo, hace falta salir. Salir de las iglesias y de las parroquias, salir e ir a buscar a las personas allí donde se combate”, afirma el Papa.

    El Papa Francisco saluda a la muchedumbre en Bangui, República Centroafricana / EFE
    El Papa Francisco saluda a la muchedumbre en Bangui, República Centroafricana / EFE

    Otro de los asuntos que también destaca de manera importante Francisco y en el que también ha incidido mucho en los últimos años es la corrupción. Y lo define “como el pecado que, en lugar de ser reconocido como tal y de hacernos humildes, es elevado a sistema, se convierte en una costumbre mental, una manera de vivir”.

    Para explicar todo esto pone el ejemplo de que “corrupto es el que se indigna porque le roban la cartera y se lamenta por la poca seguridad que hay en las calles, pero después engaña al Estado evadiendo impuestos y quizá despide a sus empleados cada tres meses para evitar hacerles un contrato indefinido, o bien se aprovecha del trabajo en negro”.

    Las palabras del Papa, sacadas de contexto

    Muchos medios de comunicación de todo el mundo se han hecho eco del libro-entrevista con unas declaraciones del Papa en las que dan entender que Francisco bendice las bodas civiles. Los titulares decían: Tengo una sobrina que se casó por lo civil. Se amaban, querían tener muchos hijos”.

    Sin embargo, las palabras del Papa aparecen en dichas informaciones descontextualizadas y no se corresponde con lo que Francisco quería explicar, pues hablaba de la importancia de la confesión y de la intención del penitente que se acerca a este sacramento.

    Dirigiéndose especialmente a los confesores el Pontífice afirma que “si no puede absolver, que explique el por qué, pero que dé de todos modos una bendición aunque sea sin absolución sacramental”.

    En su opinión, “el amor de Dios también existe para quien no está en la disposición de recibir el sacramento” e insiste en que “abrazdlas (a estas personas) y sed misericordiosos, aunque no podáis absolverlas”.

    Y a continuación pone como ejemplo a su sobrina que se casó civilmente con un hombre antes de que este obtuviera la nulidad matrimonial.

    Esto dice el Papa literalmente:

    “Querían casarse, se amaban, querían hijos y han tenido tres. El tribunal le había asignado a él también la custodia de los hijos que tuvo en su primer matrimonio. Este hombre era tan religioso que todos los domingos, yendo a misa, iba al confesionario y le decía al sacerdote: ‘Sé que usted no me puede absolver, pero he pecado en esto y en aquello otro, deme una bendición’. Esto es un hombre formado religiosamente”.

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    Nacido en Madrid pero natural de Ocaña se licenció en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Sus primeras incursiones periodísticas las hizo en la prensa local y regional, hasta que llegó a la Agencia EFE. Poco después inició una nueva aventura en Libertad Digital, diario en el que aterrizó en 2008 y del que fue redactor jefe y responsable de la información religiosa. Es articulista habitual de Religión en Libertad y ha colaborado en otros medios escritos como Revista Misión o El Medio y audiovisuales como esRadio e IntereconomíaTV.