Por Alicia V. Rubio Calle.
Me preocupa la discriminación que ha realizado el Ayuntamiento de Madrid sobre unos ninos por asistir a un colegio de educación diferenciada. Puedo decir que me parece increíble que una acusación de discriminación a unos menores se solucione discriminándolos desde un organismo oficial por discriminadores. Debe ser un mecanismo de redención parecido a lo de que “el que roba a un ladrón, tiene cien años de perdón”.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPero en realidad lo que me preocupa es que en esencia esta gente que discrimina desde organismos públicos son acérrimos defensores de la educación diferenciada, sin saberlo. Eso sí, por causas sectarias y discriminadoras, no por motivos serios, científicos y contrastados. Veamos.
En la manifestación feminista del 7N los hombres no tenían acceso a una zona concreta
En la manipulada y violenta manifestación feminista del 7N contra solamente la violencia “de género” sucedió algo bastante habitual en los movimientos feministas cada vez con más concomitancias con movimientos de corte neonazi, le duela a quién le duela: los hombres no tenían acceso a una zona de la manifestación. Era una especie de gineceo donde se discriminaba al hombre por serlo, por sus genes, por ser un maltratador y asesino ontológico al margen de su individualidad.
Los varones que trataban de acceder, quienes precisamente al margen de sus genitales, eran afines a la lucha contra la opresión de la mujer occidental, se lo tomaban de dos maneras: enfadándose en una pueril exigencia de que no se les juzgara por algo ajeno a su elección y a lo que era imposible renunciar, del mismo modo que se hizo con los negros en una triste época de la historia, o alejándose con el rabo entre las piernas, cual perrillo pillado en falta, asimilando su culpa intrínseca, su pecado original de ser hombre y el hecho de que, por su sola presencia en el mundo, colaboran a la opresión del colectivo que luchaba valientemente contra el heteropatriarcado cubierto de subvenciones y prebendas del propio heteropatriarcado discriminador.
Esta creación de gineceos “porque yo lo valgo” no es postura extraña, ya digo. Normalmente, en los consejos y observatorios por la igualdad, y otros puestos de mamandurria por la paridad que se han inventado los sindicatos, partidos y gobiernos para enchufar inútiles, las asociaciones feministas vetan la entrada de hombres. La igualdad y la paridad desde la discriminación y la “entrepiernocracia” monocromática.
Podríamos hablar de una nueva versión de “los chicos con los chicos y las chicas con las chicas”, sobre todo si nos acordamos de que estos colectivos ensalzan el amor lésbico como la sublimación de la mujer. Sin embargo, en esta variante de la discriminación más brutal y absoluta por parte de las discriminadas y oprimidas, hay un componente distinto: “las chicas con las chicas y los chicos a tomar viento fresco”.
Las personas que están encantadas con la creación de gineceos, no soportan los colegios de educación diferenciada
Y aquí viene lo que me preocupa: que las personas que están encantadas con la creación de gineceos, no soporten los colegios de educación diferenciada. Y he encontrado las razones del desencuentro y la forma de evitarlo.
Naturalmente, este tipo de educación está basada en serios estudios pedagógicos y del aprendizaje que, al margen de ideologías, defienden muchos expertos mundiales. En los citados estudios y análisis se constata la diferente forma de deducción y asimilación de contenidos de hombres y mujeres, en especial en fases de exacerbación hormonal en las que es diferente la irrigación química en un cerebro, ya de por sí, diferente.
En fin, tonterías que no son ni la opresión de la mujer, ni el heteropatriarcado, ni cosas verdaderamente importantes.
Por eso creo que el desencuentro entre el colegio de educación diferenciada y el equipo profeminista del Ayuntamiento que impide su participación en la cabalgata por discriminador, en tanto hubiera estado encantado de que las aulas de ninas se integraran en el gineceo feminista de la mani del 7N y las de varones, bien separaditos, permaneciera al otro lado del paraíso, es cuestión de enfoques:
El colegio de educación diferenciada debe dejarse de tonterías, estudios pedagógicos, análisis de aprendizajes y búsqueda de la excelencia en los resultados educativos y explicar que separan a chicos de chicas para poder hacer aulas-gineceos de mujeres, casta superior en todos los aspectos pero que continúa horriblemente oprimida y que, por caridad cristiana (perdón, solidaridad laica), y en unos barracones de segunda, androceos sin las mínimas condiciones higiénicas, se permite que estén los chicos para que no se mojen, si llueve.
Y todo resuelto.