“Saldremos a las calles cuantas veces sea necesario hasta recuperar nuestra libertad”. Estas palabras de Daniel Antequera, diputado de la Asamblea Nacional, resumen la ambiciosa apuesta hecha ayer por millones de venezolanos contrarios al régimen de Nicolás Maduro.
A pesar de que la represión del gobierno se ha recrudecido, la Mesa de la Unidad Democrática, plataforma cívico política que congrega y articula las acciones de los opositores, decidió que mantendrá la “movilización de resistencia” durante los próximos cuatro días.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl también parlamentario Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional, y Lilian Tintori, esposa del preso político Leopoldo López, convocaron la noche de ayer, en el segundo día de marchas consecutivas, a que el viernes 21 de abril se realicen actos locales de resistencia en todos los municipios del país y en los diversos barios de Caracas.
Venezuela, seguimos en resistencia pacífica. Estos son los próximos pasos que daremos por la libertad https://t.co/1I482LIAS6
— Lilian Tintori (@liliantintori) April 21, 2017
El sábado 22 habrá una marcha silenciosa en el Distrito Capital y en los 23 estados del territorio nacional en honor a los nueve muertos por la represión del gobierno en las últimas dos semanas y media. Vestirán de blanco y caminarán hasta las diversas sedes episcopales.
El domingo 23 habrá de nuevo actos locales de resistencia pacífica y el lunes 24 una gran “plantón” cerrando por el lapso de algunas horas las principales avenidas de todas las ciudades del país.
Estas indicaciones son transmitidas desde ayer a través de las redes sociales aplicaciones telefónicas a los ciudadanos.
La noche del 19 de abril, al finalizar la multitudinaria marcha, los organizadores estaban divididos sobre si continuar con las movilizaciones
Elecciones libres, libertad de presos políticos y Constitución
Guevara reconoce con sinceridad que no saben hasta cuando la resistencia durará pero afirma estar absolutamente seguro que ese es el camino que les llevará a que “los que sostienen al actual gobierno se convenzan que ya no es posible hacerlo más”.
Explica que sólo así obtendrán elecciones libres, la liberación de los presos políticos y el restablecimiento del orden constitucional: “Este es el camino que nos va a llevar a la victoria si conseguimos mantener la movilización y la presión, la organización y la disciplina de la acción no violenta”.
Tintori afirmó que esta decisión fue tomada al ver la reacción del pueblo que, después de participar en la “Madre de todas las Marchas”, el miércoles 19, volvieron a las calles al día siguiente a pesar de la violencia ejercida por el Gobierno.
La noche del 19 de abril, al finalizar la multitudinaria marcha, los organizadores estaban divididos sobre si continuar con las movilizaciones de forma ininterrumpida los siguientes dias o no.
Al interior de la Mesa de la Unidad Democrática no había consenso. Consideraban un éxito que cientos de miles de personas les hubieran secundado en los 335 municipios del país en un día de asueto. Pero no todos consideraban que fuera posible repetir la dosis al día siguiente.
La brutal represión, clave en la decisión de mantener el pulso
Diversos actos venían aconteciendo desde el 1 de abril a raíz del golpe que el presidente Nicolás Maduro pretendió dar a la Asamblea Nacional destituyéndola de sus funciones. Pero no eran diarios.
El hecho que dispersó las dudas fue la intensa represión ejercida contra los manifestantes el miércoles 19 que desembocó en la muerte de los jovenes Andreina Ramírez, de 23 años, en Táchira, y Carlos José Moreno, de 17 años, en Caracas.
Henrique Capriles anunció al final de ese día: “Mañana regresamos a las calles”. Con todo, la incertidumbre estaba presente entre los organizadores, pues el jueves 20 era día laborable.
Los “colectivos”, grupos paramilitares armados y financiados por el gobierno, normalmente en motocicletas, rondaban el entorno, “cazando a traidores”
Otro llenazo frente a la Guardia Nacional Bolivariana
El pueblo respondió y ayer las calles se volvieron a llenar. En Caracas especialmente, donde hubo 26 puntos de reunión para partir hacia la Defensoría del Pueblo, en el Centro de la ciudad, la respuesta fue impresionante. Cientos de millares de venezolanos concurrieron y permanecieron en los actos a pesar de que la represión fue más intensa.
Desde temprano la Guardia Nacional Bolivariana y la policia se encontraban formando barreras en las vías que serían usadas por los manifestantes, especialmente en la región Oeste de la Zona Metropolitana de Caracas. Había también tanques, los temidos “rinocerontes”, con alto potencial de fuego y desde los cuales se lanzaban perdigones y bombas disuasorias y lacriomógenas.
Los “colectivos”, grupos paramilitares armados y financiados por el gobierno, normalmente en motocicletas, rondaban el entorno, “cazando a traidores”.
«La policía nos lanzó bombas de gas, golpeó a algunos y prendió a otros, esta es la muestra clara de una dictadura que reprime», narra un testigo a Actuall
En diversos puntos los manifestantes fueron dispersados así que comenzaron a reunirse poco antes de las 10 de la mañana. Pero no volvían a sus casas. Esperaban un poco y se reagrupaban. Y marchaban. Eran dispersados de nuevo. Esperaban y se reagrupaban. Volvían a su ruta rumbo al Centro.
Hasler Iglesias, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central de Venezuela fue uno de esos manifestantes. Llegó pasadas las 9 horas a uno de los puntos de encuentro en el barrio de Santa Mónica, en Caracas.
“Apenas eramos 100 personas congregándonos y la policía nos lanzó bombas de gas, golpeó a algunos y prendió a otros, esta es la muestra clara de una dictadura que reprime pero no saldremos de las calles hasta que haya elecciones libres”, explicó a Actuall.
Por vuelta de las 12:41 horas un numeroso grupo de manifestantes recorría la avenida Las Mercedes, a tres kilómetros de la Defensoria, al intentar cruzar un puente fueron dispersados por la policía con bombas de gas.
«La gente recibe golpes, descansa y regresa»
Desde allí, enviaron a Actuall este audio: “Nos están atacando con bombas, los ‘motorizados’ se nos vienen encima, no quieren que lleguemos a la Defensoria, las banquetas avanzan, nos han hecho retroceder”. Son las 13 horas con 04 minutos.
A las 13:59: “Un grupo grande pudimos escapar. Los guardias aún están en la autopista. Se han casado muchas bombas y eso esta muy bien para que se les acaben. Estamos esperando volver a vía y retomar el camino”.
“En este momento estamos volviendo a la autopista, la estamos tomando de nuevo. La gente no se va, de forma pacífica afronta la represión, recibe golpes, descansa y regresa, descansa y regresa, estamos en resistencia, pueden echarnos otra vez las bombas, aquí estamos, seguiremos marchando”, son las 15 horas.
Quien habla es Carlos Yepes, ingeniero civil de 59 años y secretario del Consejo Nacional de los Laicos de Venezuela. Él y miles de conciudadanos que permanecieron firmes consiguieron alcanzar, al final de la tarde, la Defensoría uniéndose a una multitud creciente.
Al llegar a su casa tiene tiempo de conversar un poco con nosotros. Le preguntamos sí valió la pena y si teme que la represión recrudezca.
Con voz firme, aunque “rasposa” por los gases que inhaló, responde: “Aunque está claro que podemos perder la vida, ya no tenemos miedo, volveré a salir a las calles todas las veces que sea necesario, hasta conseguir nuestra libertad y la paz. Y cada vez somos más”.
«Están poniendo en riesgo su vida para tener un mejor país”
Lo mismo afirma Diana Valencia, una mujer de 32 años, casada, católica y provida. Ella fue privada de su libertad y golpeada por varios policias en la marcha del miércoles 19 en el municipio de Aurauré.
Carga las marcas de la violencia chavista, pero afirma que no siente miedo y que volverá a marchar hasta que los derechos constitucionales del pueblo vuelvan a ser reconocidos.
“Es muy común en las marchas escuchar a la gente decir: ‘¿Qué más nos pueden quitar? Si este gobierno ya nos quitó todo, hasta el miedo’. Sé que lo que desean es intimidarnos, quieren cansarnos y callarnos, pero no lo van a lograr, no nos van a callar jamás”, nos explica.
Anfrentarse a los «rinocerontes» plantándose frente a ellos, de pié o de rodillas, para impedir su avance fue una constante en las marchas de estos dos días. Quienes lo han hecho son en mayoría mujeres o jovenes. Es un símbolo claro de la «falta de miedo» atestado en los testimonios de Hasler Iglesias, Carlos Yepes y Diana Valencia. Y ninguno se conoce entre sí.
En una breve conversación en medio la marcha realizada ayer en la ciudad de Barquisimeto, la cuarta urbe más poblada en el país, el diputado Daniel Antequera nos dice que los venezolanos están sufriendo una represión sin precedentes pero que “ni bombas, ni asesinatos, les harán retroceder”.
“No pararemos hasta que el orden constitucional sea restablecido en el país, la democracia con seguridad volverá gracias a todos venezolanos que en todos los rincones del país estan poniendo en riesgo su vida para tener un mejor país”.
Las declaraciones fueron hechas poco antes de que el la Guardia Nacional los atacara. No hubo víctimas fatales, pero sí decenas de presos.
De acuerdo con los testimonio escuchados y los registros gráficos, la acción coercitiva del gobierno fue ayer mucho más violenta. Durante el día hubo ataques de colectivos y de la propia Guardia Nacional a barrios residenciales llegando incluso a disparar a las casas y edificios.
Por la noche, la región oeste de Caracas, fue duramente aquejada por la violencia. La policía, los colectivos y hasta la Guardia Nacional arrojaron sistemáticamente durante la madrugada bombas de gas, realizaron disparos y cometieron saqueos en los diversos barrios del sector.
Veinticuatro horas antes el diputado oficialista y vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, lanzó en directo, en radio y televisión, una amenaza: “Aquí están, una serie de ciudadanos, marcaditos, dónde viven, dónde se mueven”.
Diosdado mostró un libreto con las fotos de algunos líderes de la oposición. Algunos de ellos viven efectivamente en la región oeste de la capital.
Atacado un hospital infantil
Otro hecho grave se registró pasada la média noche, el Hospital Materno Infantil del Valle fue atacado con bombas de gas lacrimógeno por agentes del gobierno. Había 54 ninos internados que tuvieron que ser evacuados.
Los ataques a las casas y al hospital provocaron que cientos de vecinos de la región se plantaran frente al Complejo Militar de Fuerte Tiuna, las instalaciones militares más reconocidas de Caracas, donde permanecieron hasta el inicio de la mañana.
Un hecho singular también aconteció durante esta madrugada. La energia eléctrica fue parcialmente bloqueada del Aeropuerto de Caracas, sólo la pista 4 estaba iluminada, y el Palacio de Miraflores, sede del gobierno, mantuvo encendidos los reflectores antiaéreos desde la media noche hasta nacer el sol.
Quizá Maduro sepa que se esta quedando sólo. Nueve países de la Región condenaron la violencia que ha ejercido en un comunicado conjunto difundido en Bogotá y suscrito por Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Paraguay, Perú y Uruguay.