
Esta es la historia de Rosa Pich, barcelonesa de 50 años, y José María Postigo, segoviano de Cantimpalos, de 55; que venían de dos familias supernumerosas, 16 y 14 hermanos respectivamente; que se casaron con ilusión de formar otra; que vieron morir a los tres primeros y que a pesar de eso han tenido quince hijos más, entre los 22 y los 6 años, y que creen que la familia es el regalo más grande que les ha hecho la vida.
La European Large Families Confederatiom acaba de otorgarles el Premio Familia Numerosa Europea del Año. No les sobra el dinero, pero los Postigo Pich han decidido donar el importe íntegro, 5.000 euros, a proyectos sociales en favor de las familias numerosas europeas.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraRosa, la madre, que ha contado sus vivencias en el libro Cómo ser feliz con 1,2,3… hijos? (editorial Palabra), responde a las preguntas de Actuall.
¿Ustedes se lanzaron a tener más hijos a pesar de que los tres primeros ya nacieron mal y murieron?
Nuestra primera hija, Carmina, nació con una cardiopatía severa y aunque los médicos le dieron solo tres de vida, murió en 2012, a los 22 años, tras haberse graduado y acabado un máster. Los otros dos siguientes, Javi y Montse, fallecieron del mismo problema, uno en su primer año y medio de vida y la niña a los 10 días de nacer.
Y a pesar de todo…
Los médicos nos desaconsejaron tener más hijos pero ni el primer ministro, ni su madre, fueron capaces de convencerme de que no tuviera la familia que ahora tengo. Nadie se puede meter en mi cama a decidir si debo tener más hijos o no.
Si nacen y los tengo que enterrar, habrán tenido la oportunidad de salvarse y siempre será mi hijo, la vida no acaba aquí, continúa con él.

Ahora los gobiernos pretenden convertir el aborto en un derecho.
Estamos volviendo al nazismo cuando decidimos matar a nuestros propios hijos. Hay algo en el mundo que no está funcionando bien cuando consideramos que el aborto es un derecho.
Usted aceptó a sus hijos a pesar de que venían con problemas.
Yo sabía que mis hijos venían con problemas de corazón y aún así, decidí tenerlos. No me entra en la cabeza que me dijeran que la ley me amparaba y que lo mejor era que no los tuviera, ¿como voy a matar a mi hijo?
Yo creo que lo que he hecho es ayudar a la sociedad, porque la ciencia está experimentando con nosotros. Una doctora de EEUU estuvo haciendo un estudio de la sangre para ver por qué los ninos nacen con cardiopatías congénitas y de repente pararon el estudio porque la gente decidió abortar a sus hijos. Yo doy un sí rotundo a la vida.
¿Cómo se organiza una familia de 17 miembros?
Somos una familia muy organizada pero a la vez desorganizada, tenemos un horario que cumplir, los dos trabajamos fuera de casa así que los ninos se despiertan unos a otros. Por las mañanas yo acompaño a Lolita, de 7 años, a comprar el pan, tenemos que ir a 12 minutos de casa, en patinete.
¿En patinete, por deporte?
Porque nos sale más barato. La panadería más cercana no nos hace ningún descuento y eso que compramos 12 barras todos los días. En ésta nos cobran 20 céntimos por barra así que el ahorro que nos supone es muy grande.
Si la niña no cumple su encargo, los demás no tienen desayuno, así que ni la pereza ni el frío de la primera hora de la mañana tienen que poder con ella. Es muy difícil almacenar tanta comida en una cocina y nevera estándar así que esto es una tarea diaria. Y como mi marido y yo trabajamos fuera de casa así que mis hijos se cuidan casi solos.
¿Cómo?
Cada uno de los mayores se encarga de un pequeño.
Eso es sentido de la responsabilidad.
Y de la maduración. Tienen que madurar ellos solos, porque yo no me puedo encargar de hacerles cosas básicas como la cama o doblarles el pijama, cada uno se tiene que ocupar de sí mismo y el que no lo hace durante el día sabe que se lo va a encontrar sin hacer.
¿Serán super austeros…?
Duermen en una litera de cuatro alturas, fabricada para ellos porque evidentemente no las hacen en el mercado, por ejemplo. Y en comida, nada de caprichos. Si no podemos comer filetes pues hacemos hamburguesas o sopa o salchichas y nadie se muere de hambre.
Eso debe curtir…
Mis hijos no son nada caprichosos, al contrario, comparten en el colegio todo lo que tienen. Intentamos inculcarles que se preocupen antes de los demás que de sí mismos.
«Mi hija Rosita, de 17 años, me dijo un día: ‘Mamá, allá por el 2017 cuando acabe la crisis, vuelve a comprar colacao que la leche sola no me gusta»
Pero con la crisis se habrán tenido que apretar aún más el cinturón ¿es posible?
Claro. A partir del 2007 tuvimos que apretarnos el cinturón, no tenemos en casa ningún capricho, ni chocolate, ni coca-cola, ni cola cao. Mi hija Rosita, de 17 años, me dijo un día «Mamá, allá por el 2017 cuando se acabe la crisis, por favor vuelve a comprar colacao que la leche sola no me gusta».
Pero aún así no salen la cuentas…
Al principio les dabamos unos pocos euros para sus gastos y se los quitamos a cambio de ganárselo con pequeños encargos o trabajos de baby sitter, dando clases particulares, lavando coches de la familia, o por ejemplo a una tía le hacen pasteles cuando invita a sus amigas y les da 20-25 euros. Al final se buscan la vida. La crisis agudiza el ingenio, nos ha venido muy bien para alejarnos de lo superfluo y centrarnos en lo verdaderamente importante.
No le parece muy duro exigirles a sus hijos tanta austeridad.
Estamos creando en los ninos una serie de comodidades absurdas y es muy triste que los hijos no sepan cuidarse solos. La sociedad está creando esclavos de cosas materiales. Mis hijos, por el contrario, valoran cada detalle como si fuera algo único. Ir al cine, por ejemplo, es un lujo para ellos. Y son tan sencillos que consideran que sus amigos son ricos por tener agua fría en la nevera, imaginate tener agua fría para todos en mi nevera.
Aún así, es muy bonito ver como comparten y como son felices con detalles tan pequeños, lo disfrutan muchisimo mas.
«Para tener familia no hace falta ser rico, sólo tener voluntad»
¿Qué consejo le daría usted al ministro de Economía, porque seguro que administra mejor usted que él?
En casa hacemos la compra una vez al mes, para no picar en cosas que no podemos permitirnos, pero hacemos excepciones en cumpleaños y festivos. Hacemos una compra muy básica, un capricho es comprar donuts, que no tenemos nunca en casa para celebrar algo. Compramos para pasar el mes, y cuando se acaban las cosas se han acabado, no hay más.
Tomás, de 9 años, es el más tragón y es el que me recuerda que se acaba la comida, mira la despensa y la nevera y me dice preocupado que no tenemos nada para comer. Los ninos y nosotros hacemos casi una fiesta cuando a primeros de mes nos llega la compra y se vuelven a llenar los estantes.
O sea que no hace falta ser rico para tener familia numerosa.
No hay que ser rico, hay que tener voluntad.
¿En qué ayuda el Estado a una familia así?
En España cada vez se dan menos ayudas a las familias numerosas y yo tengo que alimentar a mis hijos.
Eso es una injusticia.
Las autoridades deberían pensar que precisamente los hijos de las familias a los que ahora no quieren ayudar serán los que terminen pagando las pensiones de vejez.
Qué ayudas concretas echa de menos, por ejemplo.
Sería interesante el cheque escolar, por ejemplo, o ayudas a las familias con ninos de 0 a 3 años. No sabe el dineral que yo me he gastado en pañales o leche de bebe.
«Pepa, de 11 años, tiene de misión sonreir siempre que pueda, porque es una niña muy seria»
Si educar a un solo hijo es complicado, ¿cómo es educar a 18?
En casa cada año tenemos un lema, este año ha sido la amabilidad. Tenemos autoimpuesta una mejora personal, unos encargos de casa, que todos tenemos que cumplir.
¿Hasta los más pequeños?
Sí. Por ejemplo el pequeño, Rafa de 6 añitos, es el encargado de dar besitos a mamá, otro llora exactamente tres veces al día y su mejora es llorar solo una. Pepa, una de las gemelas de 11 años, tiene de misión sonreír siempre que pueda, porque es una niña muy seria.
Y van evaluando esas mejoras…
Hacemos coaching entre nosotros, la mía es no chillar a papa.
¿Es que es usted la sargento?
Es que las mujeres somos mandonas por naturaleza, y él siempre me dice que tenemos muchos hijos a los que mandar, que le deje su espacio.
Hablando del marido ¿Le queda tiempo para dedicarle tiempo a él ? ¿no corre el peligro la madre de familia numerosa de olvidarse del marido, y éste de la mujer?
La gente me pregunta cuál es mi secreto, no entienden cómo teniendo el dia sólo 24 horas me puedo ocupar de la ONG, de mi trabajo, de vigilar a los ninos y escribir el libro. Pero lo más importante de todo es quererse a sí mismo, y a tu pareja. Yo prefiero comerme un bocadillo e irme a jugar al padel con mis amigas, sacrifico unas cosas para sacar tiempo de otras.
Siempre remito al último capítulo de mi libro ‘Cómo ser feliz con 1,2,3… hijos’ para conocer el gran secreto.
Los padres educan a los hijos ¿y los hijos a los padres?
Mis hijos me dan consejos para ser mejor persona, que sea más paciente, no tan nerviosa, usar tonos de voz que no alteren al resto. La vida es un aprendizaje y de la misma manera que yo intento corregirles a ellos, ellos me avisan a mi cuando creen que hago algo que no está bien. Es lo bonito que tiene ser una familia numerosa: que nos ayudamos los unos a los otros a ser mejores.
¿Con qué lección le gustaría que se quedaran sus hijos?
Que la felicidad está en dar, no en pensar sólo en uno mismo.
Y eso ¿cómo lo concreta?
Por ejemplo, tenemos tres normas en la mesa: 1) servir a la derecha y a la izquierda, 2) coger siempre el peor trozo de la comida y 3) hacer un pequeño sacrificio. Si por ejemplo hay de comer sopa y pasta y todos queremos pasta porque la sopa es del dia anterior, hay que sacrificarse y cogerla porque es un beneficio para mis hijos o hermanos.
Hay que ser superman para haber vivido lo que ustedes han vivido si no es por la fe.
Somos una familia con fe, y gracias a Dios, porque con todo lo que hemos pasado, no habríamos podido superarlo de otra manera. Después de enterrar a dos hijos en cuatro meses, luego murió la mayor ya con 22 años, y nos hubiéramos roto del todo si no fuera por la fe que tenemos.
«Me rebelé contra Dios, yo tenía 25 años cuando enterré a dos de mis hijos y pensé Señor no puedo más»
¿Nunca se enfadó con Dios?
Me rebelé contra Dios, yo tenía 25 años cuando enterré a dos de mis hijos y pensé «Señor no puedo más». Decía que quería una familia numerosa y me estaba quitando a todos mis hijos, no entiendes nada.
Porque Dios es incomprensible
Creo que es porque las personas tenemos una capacidad limitada para entender las cosas, aunque a veces nos creamos dioses. Espero que cuando llegue al Cielo lo entienda. Cuando pasa el tiempo las cosas se van a aclarando, no del todo, porque cuesta, pero todo pasa.
Hay sacerdotes que ponen pegas morales a padres de familia numerosa por arriesgarse a no poder cuidarlos y educarlos bien.
Los sacerdotes tienen que proporcionar una dirección espiritual, pero creo que los padres de familia numerosa tenemos una gracia especial para educar a nuestros hijos y somos responsables de su educación. Creo que tener una familia tan numerosa ha hecho que mi corazón sea más grande, porque no solo quiero a mis hijos, sino también a sus amigos.
¿Qué les diría Rosa Pich, madre de 18 hijos, a quienes opinan que es una temeridad moral tener más hijos y poner en riesgo su vida?
Nosotros ayudamos en Menudos Corazones, una asociación que trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas con cardiopatías congénitas, como la de mis hijos. Y les diría que no se puede vivir con miedo, que la ciencia avanza, que lo que antes era mortal, hoy se cura y que hay que apostar al máximo por la vida. No importa eso que dicen que no quieren sufrir, las alegrías siempre superan los sufrimientos y vale la pena luchar por cada segundo de vida. Unos luchan por un coche, por un viaje y yo lucho por tener una familia. Si pasamos de ser dos a tres pues mejor, mis hijos lo que quieren es tener muchos hermanos.
¿Qué es lo que peor lleva de ser madre de familia numerosa?
El ruido. Siempre hay ruido y cuando uno se hace más mayor la paciencia se agota…
¿Y lo mejor?
Los ‘cumples’. Las cenas familiares diarias. Las risas después de cenar… Compartir tantos momentos juntos. El hacer deporte juntos. Siempre tienes a varios hijos dispuestos a hacer mil planes.