Pertenecer a la NBA femenina no fue nada fácil para Candice Wiggins, una jugadora profesional que se retiró en marzo del año pasado. Se marchó incluso rechazando un contrato de dos años del equipo ‘New York Liberty’. Su mal estado psicológico no se lo permitía: Candice asegura que sufrió acoso e insultos de sus compañeras por el hecho de ser heterosexual.
La ex jugadora define la cultura de la liga femenina de baloncesto como «muy, muy dañina», según explica al diario británico The Guardian, pertenecer a la WNBA (liga de baloncesto femenina) «no ha sido precisamente mi sueño cumplido, sino todo lo contrario. Fue muy duro. No me gustaba la cultura de la WNBA, habían aniquilado nuestros valores. Era muy tóxica para mí. Me estaban rompiendo el espíritu«.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl principal problema de la Liga es, según Candice, que está formada predominantemente por mujeres homosexuales.
«Nunca me han insultado más en mi vida, el mensaje que me decían era: ‘Queremos que sepas que no nos gustas’»
«Para mí fue terrible ser heterosexual y proclamarlo. Yo diría que el 98% de las jugadoras de la WNBA son lesbianas y hay muchas reglas no escritas que ellas hacen que se cumplan».
«Hay muchos celos y mucha competitividad», continúa Wiggins, «se peleaba mucho por migajas. Mi forma de mirar o de jugar, todo eso contribuía a crear tensión».
La jugadora asegura que le hacían daño de forma deliberada: «Nunca me han insultado más en mi vida, el mensaje que me decían era: ‘Queremos que sepas que no nos gustas».
«Eran reflejo de los hombres»
Además, Candice Wiggins ha revelado cómo era la mentalidad de sus compañeras homosexuales. «Se llegó a un punto en el que se comparaban tanto con los hombres que eran reflejo de los hombres», asegura la jugadora de baloncesto.
«Estaba orgullosa de ser mujer, y por eso no encajaba en esa cultura»
«Mucha gente piensa en esa Liga que tienes que parecer un hombre, jugar como un hombre para obtener respeto. Yo pensaba lo contrario. Estaba orgullosa de ser una mujer, y por eso no encajaba en esa cultura».
«Nadie se preocupa de la WNBA», denuncia Wiggins. «La audiencia es mínima. Las ventas de entradas son muy bajas, incluso las regalan y la gente no viene».
Wiggins, que afirmó que está escribiendo sus memorias llamadas, ‘los diarios de la WNBA’, ha afirmado que con esta denuncia no pretende ahuyentar a las jugadoras jovenes de la WNBA.
«Es importante que se entienda esto: No tengo enemigos en mi vida», concluye Wiggins. «Todo y todos están perdonados. Al final, esta situación me ha hecho más fuerte. No trato de aplastar los sueños o aspiraciones de nadie que quiera jugar en la WNBA. Quiero que todo vaya bien, pero, al mismo tiempo, es importante que sea honesta en mis reflexiones».