Orlando ha sido triste protagonista durante las dos últimas semanas. La matanza de 49 personas en una discoteca gay ha dado la vuelta al mundo pero un día antes, el 11 de junio, tras un concierto moría asesinada una de las grandes promesas de la música mundial, Christina Grimmie.
Sin embargo, pese a la conmoción de ambos casos el tratamiento sobre las causas de los crímenes ha sido muy distinto. Mientras que desde un primer momento se ha destacado el carácter homófobo muy por encima del perfil islamista del asesino del pub gay, en el caso de Grimmie el asunto se despachó rápido: era un fan obsesionado con ella.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPero la realidad sobre el asesinato de Christina Grimmie está pasando muy desapercibida, por no decir que prácticamente está siendo ocultada. Y es que la Policía da bastante credibilidad a que esta joven estadounidense pudiera ser víctima de un crimen de odio, en este caso por ser cristiana, estar orgullosa de su condición y propagarlo a los cuatro vientos, algo que no habría gustado a su asesino.
Christina Grimmie tenía tan sólo 22 años, era un auténtico fenómeno en las redes sociales, era muy conocida ya a nivel nacional por su participación en La Voz y había iniciado ya una carrera meteórica.
Era una persona muy creyente y hablaba de Dios constantemente hasta que Kevin Kaimes Loibl (27 años) esperó a que saliera de su concierto en Orlando y mientras firmaba autógrafos la disparó a bocajarro. Y cuando el hermano de Grimmie intentó reducirle, el asesino decidió quitarse la vida.
¿Qué ha llegado a la opinión pública? Que un loco obsesionado con la joven decidió emular al asesino de John Lennon. La realidad, ¿cuál es? Que la pista del crimen de odio parece incluso más clara que en el caso del pub gay de Orlando aunque este dato apenas se conozca.
La Policía ha hallado un fuerte componente anticristiano y un posible plan para asesinar a Christina Grimmie al registrar el ordenador y el móvil del asesino
El semanario Santa Monica Observer revela que al registrar el ordenador y el móvil del asesino la Policía ha hallado un fuerte componente anticristiano, y un posible plan para asesinar a Christina Grimmie debido a su fe pública.
Esta falta de información, pese a tratarse del crimen de un personaje relevante, contrasta con el otro crimen producido en Orlando del que se conocen ya todos los detalles e incluso la Policía va a hacer pública la transcripción de toda la conversación telefónica que mantuvo el terrorista con la Policía.
Según la publicación estadounidense, la Policía activó el protocolo de crimen de odio para Grimmie tras examinarlas publicaciones y los correos electrónicos de Loibl en los que se evidenciaba un odio a los cristianos en general y a “una joven cantante cristiana” en particular.
Christina Grimmie, una cristiana orgullosa
Y es que realmente la fe cristiana marcó la vida de esta joven artista. Hasta sus letras hablaban abiertamente de Dios, como en In Christ Alone, Christina cantaba: “Sólo Cristo es mi esperanza. Él es mi luz, mi fuerza, mi canción, mi piedra angular”.
Pero no sólo sus canciones estaban llenas de su fe sino también sus palabras, sus argumentos, es decir, toda su vida. Hasta este punto llegaba su compromiso:
Grimmie: «En América hemos olvidado por completo lo que significa ser ‘seguidores de Cristo’”
“Creo que difícilmente las personas que están cerca de nosotros son capaces de percibir que somos cristianos y en América hemos olvidado por completo lo que significa ser ‘seguidores de Cristo’”.
Además, razonaba lo que significa ser cristiano: “Debemos recordar que la fe cristiana es la única religión en el mundo que no se centra en un conjunto de reglas, sino en una relación personal. Mientras que otras religiones dicen ‘haz esto’, ‘obedece a’ con el fin de encontrar la verdad y la luz, Jesús simplemente dice: ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida’”.
Su funeral, un reflejo de su vida
Su funeral fue un reflejo de cómo vivió y su familia habló abiertamente de la fe de Christina. En el emotivo acto, su madre Tina dijo: “La última vez que vi a Christina fue en mi cumpleaños, 25 de mayo, un día antes de que tuviéramos una charla de madre e hija. [Mi esposo] Bud, Christina, Marc y yo fuimos al restaurante Cheesecake Factory y le dije que la quería, que siempre pusiera a Dios primero”.
Por su parte, su padre agregaba durante el funeral: “Esta multitud nos ha bendecido con su presencia más allá que las palabras. Hay un agujero gigante en mi corazón y sé que nunca dejaré de sentirlo, pero Dios me ha enseñado que él es mucho más grande que cualquier agujero. Yo creo eso”.