Kanaka Rekha Nayaka es una superviviente a la violencia contra los cristianos en Mumbai (India) en 2008. Fue testigo de la violenta muerte de su marido quien, al no querer renunciar a su fe cristiana, fue arrastrado con una cadena al cuello y decapitado. Su mujer denuncia que los verdugos de su esposo están hoy en libertad.
De entre todos los testimonios presentados en el Congreso Eucarístico Nacional que se ha celebrado esta semana en India, el de Kanaka tuvo un gran impacto para los fieles que acudieron. Tanto que hasta tres cardenales presentes (Gracias, Toppo y Cleemis) se acercaron a bendecirla. El mismo cardenal de Mumbai expresó que testimonios como este refuerzan la fe de los cristianos y demuestran que Cristo está con ellos. «La cruz es inherente en la vida de cada cristiano», dijo el Cardenal.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraKanaka, esposa de Parikhita Nayak y madre de dos hijos, relató con crudeza el infierno que vivió: «El 25 de agosto de 2008 estaba con mis hijos en casa, cuando de repente, unas 400 personas entraron en mi aldea gritando eslóganes anti-cristianos». La mujer narró cómo rodearon la casa donde su marido se había escondido mientras ella huía al bosque con sus hijos. «Llevaban tridentes, hachas cuchillos y pistolas, habían matado a dos amigos de mi marido, pero él logró escapar y huir al bosque», aseguró.
Después de pasar toda la noche en el bosque, fue a esconderse a casa de su madre Raika. La suya se la habían quemado. Para su sorpresa, su marido también se encontraba allí. Cuando salieron para buscar agua, les volvieron a asaltar.
«Pueden matarme pero jamás seré hindú»
«Enseguida nos rodearon como unas 100 personas armadas, nos insultaron y gritaron; tomaron a mi marido y lo llevaron a un templo cercano y lo ataron a un palo», explicó Kanaka para detallar a continuación cómo pegaron de un modo salvaje a su esposo y le intentaron a obligar a negar de su fe cristiana. Pero él les contestó: «Pueden matarme, pero jamás seré hindú«.
Según el testimonio de Kanaka, imploró que salvaran la vida de su marido pero nadie la escuchó. Pero lo peor estaba por llegar, «le pusieron una cadena al cuello y lo arrastraron al menos un kilómetro, le cortaron las piernas y la cabeza», llora Kanaka. Ella escapó con sus hijos y fue a la comisaría para denunciar a los asesinos de su marido; la policía en un principio no encontró a nadie pero después les detuvieron.
Después de que le hicieran la autopsia, pudo sepultar el cadáver de su marido. Hoy Kanaka condena que los asesinos de su marido hayan quedado en libertad después de siete años. Pero aún así no pierde su fe: «Perdí a mi marido, mi casa, mis bienes pero no he perdido mi fe, Jesús es mi Salvador».
El cardenal Malcom Ranjith, arzobispo de Colombo, durante la misa que cerró el Congreso eucarístico aseguró que la Iglesia de la India es una «iglesia vibrante y activa y el Papa Francisco la ama».