El misionero chileno, padre Rodrigo Miranda, durante una conferencia sobre cristianos perseguidos / S.O.S Cristianos en Siria
El misionero chileno, padre Rodrigo Miranda, durante una conferencia sobre cristianos perseguidos / S.O.S Cristianos en Siria

A pesar de que desde 1981 la Asamblea General de la ONU aprobó una declaración contra la discriminación por motivos de religión o creencias, «en la práctica, las acciones de la ONU -y sus inacciones- han infringido o impedido» el ejercicio de la libertad religiosa.

La Declaración suscrita entonces, no sólo protege el derecho a la manifestación de las creencias y al culto, sino también «el derecho de los padres de organizar su vida familiar en torno a los principios de su propia religión, incluso a través de la educación de sus hijos».

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Así lo subraya el informe The UN’s failure to promote and Protect Religious Freedom (El fracaso de la ONU en la promoción y la protección de la libertad religiosa) elaborado por Meghan Grizzle Fischer, miembro del equipo de expertos en defensa de los derechos humanos en foros internacionales de ADF International.

Dicho informe investiga cómo los diferentes organismos de la ONU han errado a la hora de ayudar a aquellos que más sufren para ejercer su libertad religiosa, en especial los cristianos y otras minorías azotadas por los terroristas de Estado Islámico en países como Siria e Irak.

El Consejo de Seguridad de la ONU dedicó una reunión a crímenes del Estado Islámico contra 30 personas LGTBI, pero ninguna al genocidio de los cristianos y otras minorías religiosas

1.- No ha reconocido el genocidio del Estado Islámico

En 2005, más de 150 jefes de Estado y de Gobierno apoyaron la una declaración, ratificada posteriormente por la Asamblea General, según la cual la comunidad internacional «a través de las Naciones Unidas tiene la responsabilidad (…) de ayudar a la protección de las poblaciones frente al genocidio, los crímenes de guerra, la limpieza étnica y los crímenes contra la humanidad».

Sin embargo, desde 2014 el Estado Islámico ha matado a más de 110.000 personas en Irak y Siria pero, pese ha haber aprobado resoluciones sobre estas atrocidades, la ONU «no ha identificado de forma específica la persecución contra los cristianos en ninguna resolución» aunque sí lo haya hecho ante la prensa «lo que no tiene el mismo peso», subraya el informe.

El arzobispo de Kirkuk (segundo por la izquierda) visita las casa de estudiantes invadidas por Estado Islámico /Facebook
El arzobispo de Kirkuk (segundo por la izquierda) visita las casa de estudiantes invadidas por Estado Islámico /Facebook

Megan Grizzle pone de relieve el doble rasero aplicado por Naciones Unidas en este campo, dado que el Consejo de Seguridad dedicó una reunión especial en 2015 los crímenes del Estado Islámico contra unas 30 personas LGTBI mientras que no convocó ningún encuentro a tratar la persecución religiosa a manos de los terroristas del ISIS.

ADF International pide a este respecto que se reconozca el genocidiio, que el Consejo de Seguridad lleve ante la corte Penal Internacional la situación de Siria e Irak así como que establezca comisiones de expertos que la analicen, entre otras medidas.

China y Arabia Saudí son dos buenos ejemplos de cómo la ONU ha puesto al zorro a cuidar el gallinero de la libertad religiosa

2.- El Consejo de los Derechos Humanos: el zorro en el gallinero

En 2006, el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU sustituyó a la antigua Comisión de Derechos Humanos que «era inefectiva debido a la politización y su composición» plena de estados que que eran «violadores de los derechos humanos» que usaban el organismo para evitar ser criticados.

En realidad, la composición no ha variado tanto. Según denuncia el informe, 13 de sus 47 miembros aparecen en la ‘World Watch List 2017’, en la que se reflejan las 50 naciones en las que «los cristianos son más perseguidos».

Entre 2006 y 2015, el Consejo de los Derechos Humanos «ha aprobado 15 resoluciones contra Siria, 12 contra Myanmar (antigua Birmania), 8 contra corea del Norte y 5 contra Irán». En el mismo periodo, condenó en 61 ocasiones políticas del Estado de Israel.

Este consejo supervisa igualmente el Examen Periodico Universal que deben pasar todos los estados miembros, pero su mecanismo «permite a los estados presentarse como campeones de los derechos humanos mientras mantienen la violación de los derechos humanos, incluida la libertad religiosa». 

Familiares de los cristianos asesinados en Lahore (Pakistán) el Domingo de Resurrección / EFE
Familiares de los cristianos asesinados en Lahore (Pakistán) el Domingo de Resurrección / EFE

3.- Ineficacia de otros organismos sobre libertad religiosa

Alliance Defending Freedom aborda también el problema de la inoperancia de una serie de organismos de las Naciones Unidas cuyos estatutos establecen de forma explícita que deberían «fomentar la libertad religiosa». Entre ellos están la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y el Comité de los Derechos Humanos.

Respecto a la primera, según denuncia el informe, es imposible encontrar una sola referencia en su lista de publicaciones relacionada con la libertad religiosa. Esta oficina cuenta con 1.000 trabajadores repartidos entre Ginebra, Nueva York y 13 oficinas regionales en todo el mundo.

El Comité de Derechos Humanos está encargado de revisar los asuntos sobre la materia que se producen en diferentes países, pero este proceso «no ha tenido éxito en la mejora de la protección de la libertad religiosa», señala Grizzle.

Los organismos de la ONU «cuyos mandatos no incluyen la libertad religiosa» son los más nocivos para la protección de este derecho fundamental

4.- Las Naciones Unidas «socavan» la libertad religiosa

Más allá de la inoperancia de los organismos específicos sobre derechos humanos, o que se haya mirado hacia otro lado en el caso del genocidio de las minorías de Siria e Irak a manos del Estado Islámico, las Naciones Unidas «socavan activamente» la libertad religiosa.

Según el informe de ADF International, los organismos de la ONU «cuyos mandatos no incluyen la libertad religiosa» son los más nocivos para la protección de este derecho fundamental a través del «menosprecio del derecho a la objeción de conciencia en el campo sanitario».

A pesar de que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos reconoce el derecho a la libertad de conciencia y que la objeción de conciencia en el ámbito de la salud es reconocida «la ONU ha fallado en su promoción». No sólo eso.

Las Naciones Unidas combaten el libre ejercicio de la objeción de conciencia a través de diferentes instrumentos como la Convención para la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) o la Convención de los Derechos del Niño.

También a través de actuaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA) o la Organización Mundial de la Salud.

Uno de los ejemplos más descarados de este tipo de ataques a la libertad religiosa lo portagonizó el Comité de los Derechos del Niño cuando en 2014 pretendió que la Iglesia católica modificara el Código de Derecho Canónico en lo relativo a sus enseñanzas y disposiciones relacionadas con el aborto y la contracepción.

 

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