La hermana María Guadalupe Rodrigo lleva trabajando 18 años como misionera en Oriente Medio.
Desde enero de 2011, sirve en Siria dedicando su tiempo a las víctimas directas de la guerra y ayudando a los refugiados a encontrar un lugar seguro para vivir.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEn una reciente intervención durante un congreso en México, la religiosa relató que había elegido Siria para «descansar» después de estar 12 años trabajando en Egipto. Pero no fue descanso lo que encontró. «Fui para unos meses, pero justo se desencadenó la guerra. No encontré lo que iba a buscar, pero Dios sabía que no era descanso lo que necesitaba», describió.
«La gente se ha acostumbrado a las bombas»
La hermana Guadalupe relata cómo empezó la guerra: «Recuerdo que cuando empezó en 2011 fue de un día para el otro, nos cogió a todos por sorpresa de repente ya había aviones y tanques por la ciudad, había toque de queda, no podíamos salir. No dormía nada, había mucho miedo, nadie sabíamos cuanto iba a durar. Las semanas se hicieron meses, y luego años».
«Vivíamos con bombardeos, ataques, tiroteos y cañonazos diarios, en cuatro años no hubo un solo día de silencio», recuerda la hermana.
Pero la misionera lamenta decir que es a lo que se han acostumbrado desde entonces: «Me cuesta decirlo, la gente se ha acostumbrado y ya dormimos oyendo de todo. Incluso con oír las bombas ya puedes calcular más o menos a cuanta distancia están y así vives. Sabes cuando preocuparte y esconderte o cuando dejarlo pasar».
«No te puedes llamar misionera si cuando ves problemas te vuelves a casa. Aún si eso significa dar la vida, me quedaré en Siria»
La hermana menciona que uno de los peores días cayeron 3 misiles a 50 metros de donde vive y murieron 400 personas. «Es una desgracia pero desde ese mismo día la gente que venía a la iglesia se duplicó, incluso entre familias musulmanas», señala.
Desde la Iglesia les permitieron cambiar de destino si querían, pero ella tenía claro que no se marchaba: «No te puedes llamar misionera si cuando ves problemas te vuelves a casa. Aún si eso significa dar la vida, me quedaré en Siria».
La persecución a los cristianos es continua y diaria
La persecución de los cristianos en Siria es horrible, según relata la hermana. «En Aleppo hay millones de personas que están viviendo en los colegios, hospitales, conventos o mezquitas. En invierno hay cero grados, los ninos mueren de frio. No tenemos electricidad, y agua solo una vez por semana». Asegura que la ciudad se sitió no se podía salir ni entraba nada de comida.
Eso son las necesidades materiales que sufren las poblaciones cristiana y musulmana que está en contra de los terroristas. Pero también hay que hablar de la persecución religiosa; secuestros, decapitaciones, gente a la que se le pone la ametralladora en la cabeza para que reniegue de su fe, es parte del día a día.
«Violan a las mujeres, a los hombres los acribillan; si hay ninos, o los entierran vivos o los adiestran como guerrilleros»
Lo más cotidiano que pasa es que cuando hay un autobús lleno de cristianos los terroristas les bajan, ponen a un lado a las mujeres y otro a los hombres. Allí mismo violan a las mujeres y se las llevan para venderlas, a los hombres los acribillan allí mismo y, si hay ninos, o bien los entierran vivos o se los llevan para adiestrarlos como guerrilleros.
«Occidente está ciego»
La misionera critica el modo en que Occidente informa sobre la guerra: «El mundo no sabe nada de lo que pasa, parece mentira que estemos en el siglo XXI. El periódico saca una foto de un nino muerto y el mundo se escandaliza, pero hay millones de ninos que han muerto en Siria en manos de los terroristas y nadie dice nada».
«Occidente esta ciego», asegura. Cada día desde hace años se descuartiza a los cristianos, se les pone en bolsas de basura con el letreros: «No tocar, es cristiano». La misionera compara las «penalidades» que tienen que sufrir los cristianos en Occidente con lo que tienen que sufrir ellos: «Allí se quejan porque el Gobierno prohíbe esto o lo otro, pero aquí la gente muere y sufre por su fe y lo hacen si quejarse».
En los países musulmanes afirma que las misioneras y los cristianos se tatúan en la piel la cruz para mantenerse firme, pero en cambio, en Occidente los cristianos se esconden, «les da vergüenza decir que van a misa o no se santiguan si hay gente porque no queda ‘cool'».
«Tenemos que vivir nuestra fe sin miedo a manifestarnos y darnos cuenta de lo que de verdad es importante el único miedo que tenemos que tener es perder la gracia de Dios por los pecados que cometemos», ruega la hermana.
Nueva campaña de Ayuda a la Iglesia Necesitada
La hermana Guadalupe estará la semana que viene en Madrid para poner rostro a una nueva campaña de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, ‘Una Iglesia de campaña con los refugiados en origen’, que pretende atender a los 60 millones de desplazados y refugiados de Siria.
Según datos de Naciones Unidas, actualmente Siria encabeza la lista de países que produce más refugiados. Muchos de ellos han emprendido el viaje hacia otros países, pero la gran mayoría son desplazados internos.
El mismo caso se repite en otros lugares como República Centroafricana, Sudán del Sur, Líbano, Nigeria o Ucrania.
La fundación ha destinado ya más de 11 millones de euros en el último año a proyectos de atención humanitaria.