A la izquierda, Jeanette Montecino durante su embarazo. A la derecha, junto a su hija Isabella / Fotos de SalvarEl1
A la izquierda, Jeanette Montecino durante su embarazo. A la derecha, junto a su hija Isabella / Fotos de SalvarEl1

Una ejemplo de superación y de vida. Así es la historia de Jeanette Montecino, una mujer de 34 años que en 2015 vivió un hecho que no olvidará jamás. Pese a todos los pronósticos, Jeanette tuvo un hijo en el que muchos no tenían esperanzas.

Tal y como cuenta la protagonista al portal SalvarEl1, en junio de 2015, se quedó embarazada. Como es habitual visitó a su médico y se hizo exámenes. Hasta ahí todo normal.

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Cuando se encontraba de cuatro meses, a finales del mes de octubre, se levantó al baño y «sentía como algo salía de mis piernas». Una vez miró, vio cómo había «algo mucoso de color rosado». Cuando llegó a urgencias se cumplieron los malos presagios.

«Chiquilla se te rompió la bolsa, mira tu bebé no tiene líquido, tu embarazo es inviable», le dijo el doctor de urgencias

El doctor le comunicó a Jeannete las malas noticias: «Chiquilla se te rompió la bolsa, mira tu bebé no tiene líquido, tu embarazo es inviable y hay que interrumpirlo porque corres peligro de infectarte y morir».

«¿Por qué tenía que interrumpirlo si mi bebé aún tenía latidos?», se preguntó la joven. Al día siguiente fue a ver a su médico de confianza, el cual ratificó la mala noticia. Su embarazo habría finalizado «de haber estado esta ley mata ninos», pero no fue así.

A partir de ese momento, Jeanette estuvo tres meses ingresada en el hospital. Contrario a lo que pensaban todos los médicos, su bebé seguía con vida.

«Vamos hijita, demuéstrales que se equivocan», le decía la madre a la pequeña

«Los médicos se sorprendían cada día ya que ellos solo esperaban que mi bebé se rindiera. Pero mi corazón luchaba junto al de mi pequeña bebé», declara Jeanette.

En ese momento, tal y como relata la protagonista, se hace visible la conexión madre-hija. «Le decía: Vamos hijita, demuéstrales que se equivocan, que no eres una cifra, que no eres un feto, eres mi bebé que tiene corazón y lates dentro de mí porque eres vida«.

Un nacimiento lleno de vida

Esa conexión, una lucha constante e insaciable y mucho amor, hicieron posible que Isabella naciera contra todo pronóstico.

La pequeña nació con hipoplasia pulmonar. Uno de sus pulmones era más pequeño que el otro, generado por la falta de líquido amniótico. Siete horas después venir al mundo, falleció debido a estos problemas.

Once meses después del nacimiento, Jeanette tiene claro que no se arrepiente de nada y, pese al lógico dolor que siente, tiene «la clara convicción de que hicimos lo correcto».

«La vida de nuestra hija no dependía de los médicos ni de mí. Dependía solo de Dios y de ella. Ella fue quien determinó hasta cuando quiso luchar», asegura la madre.

«Somos una familia Pro-Vida»

Si hay algo que Jeanette y su familia han sacado en claro de todo esto, es que defienden la vida. «Mi hija fue vida y con eso nos quedamos. Toda esperanza y sacrificio que hubo de por medio para verla nacer, tenerla en nuestros brazos, besarla y decirle lo mucho que la amamos valió la pena».

A lo que añade, «y sobre todo la alegría de poder compartir nuestra historia y decir: Somos una familia Pro-Vida».

Jeanette forma junto a su pareja una familia numerosa. «Tenemos tres hijos, sí, porque Isabella nació viva, y aunque no la tenemos físicamente con nosotros, ella vive en nuestros corazones para toda la eternidad«, finaliza esta madre valiente para el portal SavalEl1.

Una historia de amor y de superación. Una historia de vida. Una nueva demostración de que pase lo que pase, el mejor camino es la vida, porque, a veces, ocurren milagros.

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