El viernes 6 de julio, un hombre de 88 años degolló a su esposa, de 84 y enferma de Alzheimer, en Langreo (Asturias). A continuación, el hombre se suicidó lanzándose a la calle desde una azotea.
El anciano dejó una nota pidiendo perdón a sus hijos. Según algunos vecinos, el hombre estaba muy desanimado a causa de la enfermedad degenerativa de su esposa. Uno de sus hijos declaró: “Rechazo de forma rotunda que éste sea un caso de violencia machista; de hecho, nunca le faltó el respeto a mi madre en todo el tiempo que estuvieron juntos”. La Policía Nacional ha descartado también que se tratase de un crimen por la llamada “violencia machista” y ha apuntado a lo que ha calificado como un homicidio por compasión. Según El Comercio, los vecinos han destacado que los fallecidos eran un matrimonio modélico y nunca habían tenido discusiones.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraA pesar de los hechos, ese mismo día el Gobierno de Asturias (PSOE) la Delegación del Gobierno (PSOE) y el Ayuntamiento de Langreo (IU) convocaron una concentración de “condena”, calificando el homicidio como “violencia de género” y animando a los ciudadanos a mostrar su rechazo a la “violencia contra las mujeres”. Es decir, que a pesar de lo que han señalado tanto un hijo de los fallecidos como la propia Policía Nacional, según los políticos el anciano mató a su esposa por ser mujer. Esta calificación responde a la tendencia que se está imponiendo entre nuestra clase política, bajo la influencia del feminismo de género: con independencia de los hechos, se prejuzgan los crímenes desde una óptica ideológica, según la cual cada vez que un hombre mata a una mujer, lo hace no por celos, por depresión, por ira o por cualquier otro móvil, sino por odio a las mujeres.
El Gobierno de Asturias, la Delegación del Gobierno y el Ayuntamiento de Siero -los tres en manos el PSOE- no han emitido condenas del crimen ni han convocado ninguna concentración de repulsa
Una mujer mata a su novio asestándole treinta puñaladas
Este martes 17 de julio, una mujer de 28 años mató a su novio, de 58, asestándole treinta puñaladas en la localidad asturiana de Siero. Tras el crimen, la mujer llamó a su madre para decirle: “Mamá, se acabó, ya lo maté, si no es para mí no es para nadie”. La madre de la homicida cree que el crimen estuvo motivado por los celos. La presunta homicida ya tenía antecedentes por agresión a una mujer a la que intentó robar el bolso, y también fue detenida por la quema de contenedores. Según El Comercio, conocidos de la mujer han señalado que era “bastante violenta, con un fuerte carácter y muy celosa”. La mujer ya ha sido detenida por la Policía Nacional.
Gobierno de Asturias, Delegación del Gobierno y Ayuntamiento se callan
A diferencia de lo ocurrido el 6 de julio -recordemos que las instituciones asturianas convocaron una concentración de condena el mismo día que se produjo el crimen-, esta vez el Gobierno de Asturias, la Delegación del Gobierno y el Ayuntamiento de Siero -los tres en manos el PSOE- no han emitido condenas del crimen ni han convocado ninguna concentración de repulsa, a pesar de haber pasado ya dos días. La Federación Socialista Asturiana del PSOE, que condenó el crimen de Langreo el mismo día, no ha dedicado ni un tuiteo al crimen de Siero.
En este caso no se han hecho juicios previos sobre el móvil del crimen, tal vez porque el asesinato de un hombre a manos de una mujer no encaja en los cánones ideológicos del feminismo izquierdista, que sostiene las muy cuestionables tesis de que los hombres oprimen a las mujeres y de que la violencia doméstica consiste en que los hombres matan a las mujeres por ser mujeres, en una especie de conspiración para exterminar al sexo femenino.
Al final, el valor de la vida humana queda subordinado a esa odiosa ideología que ha robado el nombre del feminismo, un movimiento que surgió para lograr igualdad ante la ley e igualdad de oportunidades, no para alimentar el odio contra los hombres.
* Publicado originalmente en Contando Estrelas.