Con 92 votos a favor se aprobó en Francia una nueva ley contra la violencia sexual y de género. Ésta aborda por una parte, el acoso sexual a las mujeres y su penalización y por otra, una serie de medidas que pretendían proteger a los menores de edad víctimas de violaciones. En esta segunda, en vez de fortalecer la protección a los niños, lo que han conseguido es una legislación ambigua que abre la puerta a la pedofilia.
Le legislación propuesta y liderada por la Ministra de Igualdad de Género, Marelen Schiappa, contempla penalizar:
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahora-Las miradas, comentarios sexistas o sexuales (sobre el aspecto físico y/o la ropa) que ofendan la dignidad de la mujeres y que sean «degradantes o humillantes o creen una situación intimidatoria hostil u ofensiva».
-Los silbidos.
-Seguir a una mujer en la calle sin que lo quiera.
-Hacer fotos o grabar por debajo de las faldas de las mujeres.
Las multas van desde 90€ hasta 750€ y pueden llegar hasta 3.000€ en caso de reincidencia. Schiappa asegura que una vez que se implemente tendrá un efecto disuasorio.
La ley recién aprobada aún carece del reglamento para su ejecución en la vida real. Autoridades policiales hablaron sobre lo inviable que es su aplicación, ya que para sancionar a quien la infrinja se le debe atrapar en el acto. Por otra parte, se planteó el siguiente dilema ¿cómo puede medir un tercero (la policía) la intensidad e intención acosadora de una mirada?, ¿cuál es la multa correspondiente?, ¿se levantará un acta de denuncia por silbido de 15 segundo de duración con tono acosador?
En lo referente a esta ley tengo opiniones contradictorias. Por una parte, vengo de un país donde el acoso callejero es parte de nuestro día a día, me han tocado por calle, conozco el repertorio de frases guarras nivel avanzado (que no voy a publicar aquí) y he pasado miedo caminando sola al ver que se acerca un hombre que me recorre con la mirada de arriba a abajo.
Así que por una parte, me alegro que haya un gobierno dispuesto a atajar estos comportamientos a «las malas», a través de multas. Por otra parte, me pregunto si realmente esta es la forma de solucionar el problema y cuáles son las consecuencias que traerá.
El hombre (sólo por ser hombre) es el enemigo
Volvemos al postulado inicial del feminismo radical, el hombre es el enemigo, el opresor, el animal indomable; esto no es así. La realidad es que somos distintos y complementarios.
¿Qué creo que vamos a conseguir con leyes como estas? Hombres acusados injustamente, hombres relegados que no quieran ni levantar los ojos para ver a una mujer, el quiebre de la interacción entre hombres y mujeres.
¡Ojo! porque esto aplica para todos y a saber si un piropo puede salir caro. Me refiero por esta regla de tres, si yo fuera hombre… no me atrevería a verbalizar de ningún modo belleza o lo atractiva que es mujer con un “¡Que guapa te ves!, ¡que ojazos!”… a ver si me caen 200€ de multa.
¿Quién viene detrás?
Casi puedo adivinar lo que vendrá. A esta ley contra la violencia de género y de acoso callejero se le añadirá, cualquier tipo de acoso o comentario que pueda ser considerado ofensivo para el colectivo lgtbi etc, etc, etc, por lo tanto cualquier expresión que difiera con sus postulados será posible delito, que vendrá con su sanción correspondiente. ¿Cuánto se apuesta a que es el próximo paso?
Las relaciones humanas se construyen con educación, respeto, empatía, comprensión… y un larga lista de deberes que requiere mucho trabajo.
¿Y si una mirada, seguida de un suspiro de enamoramiento es considerada por la policía especializada (que se pretende desplegar) como un acoso y cae multa? ¡no pasa nada! Como siempre, hay descuento por pronto pago.
No podemos vivir de reglamentos y multas, eso no nos educa como sociedad. Empezamos con esto y el siguiente paso será un programa de vigilancia absoluta de lo que hacemos, como el que ya existe en China «sea un ciudadano excelente o pierda puntos».