La rendición de Pedralbes: ¿Cómo no-actuar frente al Golpe de Estado en Cataluña?

    Seguramente, la carencia de la democracia interna “real” dentro de los partidos políticos degenera su organización interna, promocionando a los personajes más mediocres y perversos al Parlamento y el Gobierno de España, al igual que ocurre en el ámbito regional y local.

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    Un joven con una estelada ante un agente durante la concentración que miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) llevan a cabo en los exteriores de la Estación de Sants de Barcelona/EFE
    Un joven con una estelada ante un agente durante la concentración que miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) llevan a cabo en los exteriores de la Estación de Sants de Barcelona/EFE

    España es una nación histórica con grandes héroes, pero también con grandes villanos. Quizás una de las mayores traiciones políticas a la nación histórica, España, se esté produciendo en estos momentos, debido a la perversa alianza de los partidos de izquierda (PSOE y Podemos) con los independentistas, conformando un nuevo Frente Popular como el que en su día condujo España hacia una Guerra Civil.

    Ahí radica la extrema importancia de que se alcance una gran alianza constitucionalista (Partido Popular, Ciudadanos y Vox) que defienda la soberanía del pueblo español, la indisoluble unidad de España, la vigencia de la Constitución Española de 1978, la aplicación estricta del Código Penal y la Monarquía parlamentaria que conforman un marco institucional de éxito durante 40 años de democracia y que está siendo tensionado solamente por las ansias desmesuradas de poder de perversas oligarquías regionales.

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    La Rendición de Pedralbes

    El Gobierno del socialista Pedro Sánchez ha escenificado lo que puede denominarse la Rendición de Pedralbes negociando lo innegociable con los partidos independentistas que dieron un golpe de Estado el 1 de octubre de 2017 y pactando «una respuesta democrática» al «conflicto» con Cataluña junto con los perversos personajes como el xenófobo Quim Torra.

    Los grupos violentos de CDR (Comités de Defensa de la República), al igual que hacían los «camisas pardas» en la Alemania nazi o los «fascios» en la Italia fascista o los bolcheviques en la Rusia comunista o los bolivarianos en el caos de la Venezuela castrista , intentan hacerse con el control violento de las calles: agrediendo a ciudadanos de bien, bloqueando las vías de comunicación e impidiendo el normal desarrollo de las instituciones en la región de Cataluña (ver datos aquí y aquí), durante la celebración del Consejo de Ministros de 21 de diciembre de 2018 en la “Lonja del Mar” de Barcelona.

    Desde luego, los incidentes violentos que se produzcan no son espontáneos, sino que son debido a una planificación y una dirección política que, en su caso, deberán investigar las fuerzas y cuerpos de seguridad y la Fiscalía General del Estado para depurar las posibles responsabilidades penales.

    En España funcionan las personas, las familias y las empresas, obteniendo grandes éxitos a nivel internacional en todos los ámbitos. La prueba más palpable de ello es el desarrollo sociocultural y económico en los 40 años de democracia y los altos estándares de calidad de vida alcanzados como fruto de un esfuerzo colectivo de convivencia pacífica y en libertad.

    La degeneración de la democracia: utopías y demagogia

    Sin embargo, España padece un grave problema de élites políticas. Las naciones necesitan que, en la medida de lo posible, haya renovación y lleguen a los puestos de «decision makers», aquellas personas que acrediten mérito y capacidad intelectuales y valores morales, para poder afrontar con inteligencia y honestidad las «coyunturas críticas» como la que atraviesa la región de Cataluña debido a su secuestro político por oligarquías de perversos que intentan maximizar su dinero y poder guiando hacia una utopía de imposible realización y que conducen algunas regiones hacia la división, la ruptura, el enfrentamiento y, en última ratio, la guerra.

    Decía Aristóteles en su obra Política que la democracia degenera en la forma política de la demagogia. El bien y el mal existen. La democracia degenera cuando en los partidos políticos prevalecen las personalidades psicopáticas, es decir, cuando prevalece una mayoría de perversos guiados por las tramas de intereses y corrupción que se imponen por encima del bien común y el interés general, yendo abiertamente en contra del marco institucional que permite nuestra convivencia pacífica y en libertad.

    Seguramente, la carencia de la democracia interna “real” dentro de los partidos políticos degenera su organización interna, promocionando a los personajes más mediocres y perversos al Parlamento y el Gobierno de España, al igual que ocurre en el ámbito regional y local.

    Por estos motivos que expongo, entiendo que será esencial que los ciudadanos voten con gran inteligencia y absoluta responsabilidad en las próximas elecciones de mayo 2019 para que se produzca una renovación profunda de las instituciones democráticas de España, orientada en el sentido de lograr que lleguen personas con nivel moral e intelectual y que, con honestidad, ejemplaridad y coraje, defiendan el marco institucional democrático formado por la Constitución, el Código Penal y el resto del ordenamiento jurídico que permiten defender la nación histórica, España, que es lo que, realmente, garantiza nuestra convivencia.

    Necesitamos que reaccionen las personas de bien y se movilicen pacíficamente. Algunos vemos venir por el horizonte una ola gigante de populismo revolucionario o, si se prefiere, un Tsunami político que de la mano del nuevo Frente Popular (PSOE, Podemos e independentistas) que intentar involucionar España hacia una República comunista e independentista con varias micro naciones coexistiendo no se sabe muy bien cómo. Sin embargo, gran parte de la población sigue sin darse cuenta de que sus familias, sus trabajos y sus propiedades están siendo acechados por las utópicas propuestas de comunistas e independentistas que pueden hacer fracasar el país.

    Cómo No-Actuar frente a un Golpe de Estado

    Estamos observando con cierta ansiedad cómo no se debe actuar frente al Golpe de Estado permanente en Cataluña. Cuando no se actúa para apresar, juzgar de acuerdo a la ley y, en su caso, condenar a los violentos, cuando se prefiere negociar con los violentos, cuando se prefiere pactar con las personas que, de modo expreso o tácito, dirigen a los grupos violentos de CDR, no se solucionan los problemas del país, sino que se da una patada hacia delante a los mismo en contra de la soberanía del pueblo español.

    En el libro Why Nations Fail (2012), los economistas Daron Acemoglu y James A. Robinson distinguen entre élites inclusivas y oligarquías extractivas para explicar cómo el marco institucional de un país evoluciona hacia una sociedad más inclusiva, abierta y libre o, por el contrario, involuciona hacia una sociedad más extractiva, cerrada y coercitiva.

    Mantengo ciertas discrepancias con estos autores respecto de los ejemplos históricos que emplean para explicar las coyunturas críticas de los países. Echo en falta que no recuerden con mayor estima el dominio de los mares y océanos por el Imperio Español durante los siglos XVI, XVII y XVIII. También echo en falta que no expliquen en detalle las grandes derrotas que infligió España a la Pérfida Albión (Inglaterra) como, por ejemplo, la derrota inglesa en la Contra Armada en el año 1589 o en la Batalla de Cartagena de Indias en el año 1741.

    Sin embargo, aciertan plenamente al distinguir entre élites inclusivas y oligarquías extractivas. Desde mi perspectiva, la única solución para que los países tengan éxito es que ciudadanos aprendan a exigir y a seleccionar a las personas con más mérito, capacidad y honradez, para dotar las mejores condiciones para el desarrollo de una nación histórica como España.

    Cómo Actuar frente a un Golpe de Estado

    En su día, analicé en detalle cómo se debe actuar ante el Golpe de Estado en Cataluña aquí y aquí. Porque, sin duda, lo que debemos tener muy claro es que el 1 de octubre de 2017 se dio un golpe de Estado en Cataluña por parte de oligarquías extractivas, dado que las autoridades de la región autónoma decidieron vulnerar el marco institucional vigente y firmar la proclamación de una República Independiente en Cataluña para proteger sus redes de corrupción.

    El golpe de Estado sigue vigente porque se hizo una aplicación extremadamente “light” (suave) del artículo 155 CE, que debería de activarse de un modo permanente para lograr devolver los derechos y libertades individuales a todos los ciudadanos de Cataluña, durante un mínimo de cuatro años, recuperando las competencias de seguridad, educación y medios de comunicación para la Administración General del Estado. Se debe de aplicar el marco institucional vigente de modo que no quede sin derechos más de la mitad de la población con personas discriminadas, silenciadas y agredidas por los partidos independentistas que, sin duda, deberían ser ilegalizados aplicando los artículos 9, 10 y 11 de la Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de partidos Políticos.

    Afortunadamente, tenemos un jefe del Estado, su majestad el Rey Felipe VI, que ejerce su labor de jefe de Estado con profesionalidad, sabe estar a la altura de las circunstancias históricas, responde con discursos contundentes y es respaldado por el pueblo español con multitudinarias manifestaciones en las principales ciudades de España y, de un modo especial, en Madrid y en Barcelona.

    Ante la coyuntura crítica en Cataluña, debemos tener clarísimo que la derrota del independentismo se producirá con una actuación con proporcionalidad, pero también con firmeza frente a la violencia de los CDR en las calles y de sus jefes sediciosos en las instituciones.

    Sin duda, los ciudadanos debemos elegir correctamente a las élites inclusivas para que nos representen con inteligencia y honradez defendiendo la nación histórica España, con la unión de todos los constitucionalistas y con la aplicación estricta de la Constitución y Código Penal.

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