El acuerdo firmado por el Vaticano y el Gobierno Chino en 2018 tenía como objetivo la unificación de la Iglesia Católica Clandestina y la Iglesia Católica Patriótica China. Recuperar una relación que se había roto desde 1951 no era una tarea fácil, pero ambas partes hicieron un esfuerzo para conseguirlo… al menos en teoría.
El papel todo lo aguanta, sin embargo la realidad es mucho más compleja. Como en toda relación esto tiene que ver con las expectativas que tiene cada uno. Por su parte la Santa Sede (con toda su buena intención) quiere velar por los fieles que han permanecido ocultos y han sido perseguidos, para que puedan libremente vivir en comunidad con Roma. Por otra parte, Pekín pretende unificar a los fieles clandestinos y registrados, así como evitar cualquier injerencia de un gobierno extranjero.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahora¿Le suena a conflicto de intereses? ¿Se fía de un régimen comunista totalitario? ¿Sabe cuáles han sido los gestos del gobierno Chino desde la firma de este acuerdo en septiembre de 2018? Voy por partes.
1.- Registro de católicos
Una vez firmado el tratado, el Gobierno Chino pidió a los católicos que han sido perseguidos desde 1951 que se registren en las oficinas gubernamentales. Algo así como ‘pase usted y formalice que le ha visto la cara al régimen’.
En la provincia de Henan el gobierno ha establecido la Base de datos de creyentes, donde se registra e investiga exhaustivamente a las personas religiosas, lugares de culto y su vinculación con instituciones gubernamentales, militares, empresas estatales, escuelas y hospitales.
“Alrededor de las 8 de la tarde del 21 de abril, más de 100 creyentes asistían a la misa de la noche de Pascua en el lugar de reunión de la iglesia en el edificio de apartamentos de Dongcheng. La policía llegó y dispersó a los creyentes”
2.- Persecución
En la ciudad de Fuzhou, las comunidades católica clandestinas se preparaban la celebración de la pascua de Resurrección. No pudieron celebrarlo porque las autoridades cargaron contra ellos. La revista online Bitter Winter recoge las siguientes declaraciones de un creyente católico de Fuzhou: “Alrededor de las 8 de la tarde del 21 de abril, más de 100 creyentes asistían a la misa de la noche de Pascua en el lugar de reunión de la iglesia en el edificio de apartamentos de Dongcheng. La policía llegó y dispersó a los creyentes”.
3.- Acoso
La unificación que pretende el gobierno chino es muy difícil de implementar, más cuando una vez firmado el tratado, continúan acosando y persiguiendo a los católicos que no se niegan a registrar o ponerse bajo el control de la Iglesia Católica Patriótica de China.
El padre Peter Joseph Fan Xueyan, fue nombrado obispo de la diócesis de Baoding el 12 de abril de 1951, convirtiéndose en uno de los últimos obispos chinos ordenados por el Vaticano antes de que China cortara los lazos.
El 16 de abril de 1992, la policía dejó el cuerpo congelado del obispo en una bolsa de plástico afuera de la casa de sus familiares
Posteriormente fue obispo clandestino de la diócesis católica de Tianjin. Fue consagrado secretamente en 1982, pero fue detenido dos años después y puesto bajo arresto domiciliario. Gracias a la presión internacional fue liberado, pero periódicamente el gobierno lo ‘guardaba’ un par de veces al año. Finalmente en 1991 se le puso bajo arresto domiciliario en Jizhou, alejado de su diócesis.
El 16 de abril de 1992, la Policía dejó el cuerpo congelado del obispo en una bolsa de plástico afuera de la casa de sus familiares. Las autoridades afirmaron que murió tres días antes de una neumonía. Se descubrió que su cuerpo tenía huesos rotos y otras lesiones que podrían haber resultado de la tortura.
Los feligreses le recuerdan como un hombre ejemplar que permaneció firme en la fe y predicó con su vida. El día del aniversario de su muerte, acudían a su tumba para orar y rememorarlo. En 2001 el gobierno destruyó la tumba, desde entonces mantiene una férrea vigilancia en el pueblo en el aniversario de su muerte. Este año en la entrada al cementerio instalaron un puesto de control para prohibir el acceso a quienes quieran visitar al “disidente”.
Las muestras de buena voluntad del Régimen Comunista Chino dejan mucho que desear.