Los padres de Tafida Raqeeb luchan para que los médicos no le retiren el soporte vital.
Los padres de Tafida Raqeeb luchan para que los médicos no le retiren el soporte vital.

Cerca de 180.000 personas de todo el mundo ya han suscrito la petición alojada en la plataforma CitizenGO para que las autoridades sanitarias y judiciales del Reino Unido no conviertan el caso de Tafida Raqeeb en nuevo caso Alfie Evans o Charlie Gard.

Al igual que en los casos de Evans y Gard, las autoridades están apostando, contra el criterio de los padres, por desactivar los soportes médicos necesarios a Tafida Raqeeb impidiendo que otros médicos, en este caso en Italia, la atiendan.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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En concreto, dos especialistas del hospital infantil Gaslini en Génova, han examinado las circunstancias médicas de Tafida y han confirmado que están preparados para ofrecer un tratamiento y que no es conforme a la correcta práctica médica desactivar las medidas de soporte vital.

El pasado lunes, la madre de Tafida confirmaba que el uso del ventilador por parte de Tafida es mínimo, dado que es capaz de respirar por sí sola, aunque necesita apoyo mientras sus pulmones se fortalecen día a día.

Del mismo modo, ha asegurado que se están detectando signos de actividad cerebral mientras se le ha negado de forma sistemática la práctica de una traqueotomía que permitiría la retirada del ventilador y la aplicación de un tubo para la alimentación mientras la pequeña recupera el reflejo de deglución.

La responsable de la campaña de CitizenGO en el Reino Unido, Caroline Craddok señala que «aunque Tafida es descrita como ‘enferma terminal’ por el hospital y los medios de masas, este no es el caso».

Lo que le ha sucedido a Tafida es una hemorragia cerebral crítica causada por la ruptura de algunos vasos sanguíneos y que «no volverá a ocurrir cuando la crisis haya terminado», prosigue Craddok.

Algunos especialistas cerebrales consultados por la familia sostienen que lo que necesita Tafida es precisamente tiempo, alrededor de un año, para que se restablezcan las conexiones neuronales que se han visto interrumpidas.

«Una vez más, el amor de una familia por su hijo se mantiene en contra de ellos. Una vez más, el Servicio Nacional de Salud y la profesión médica del Reino Unido están jugando a ser Dios. Una vez más, un tribunal está decidiendo si vale la pena vivir o no la vida de un niño o si está en su ‘mejor interés’ morir. Una vez más, el mundo mira con horror», explica Craddok.

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