Steven W. Mosher es todo lo que detestan los promotores del aborto y del control natal. Para empezar tiene 8 hijos que ya lo hicieron repetidamente abuelo. También es director de Population Research Institute, organización dedicada a desmontar el mito de la sobrepoblación y todos sus reciclajes como “salud reproductiva”, o más recientemente “cambio climático”, Greta Thunberg incluida.

Ha denunciado los abusos a los derechos humanos en los programas de control natal en todo el mundo, principalmente los de la política de un solo hijo en China donde fue testigo presencial. Y por si fuera poco, estas denuncias han provocado que Estados Unidos recorte fondos calculados en alrededor de 900 millones de dólares al Fondo de Naciones Unidas para Actividades en Población y a varias ONGs.   

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Mosher me contaba que, como toda persona pública, recibe una buena cuota de cartas hostiles por correo. “La mayoría de éstas van justo donde pertenecen, al archivador cilíndrico en el suelo junto a mi escritorio que el encargado de limpieza recoge todos los días. Pero de vez en cuando aparece una que llama mi atención, como el certificado de reconocimiento que recibí recientemente de un antiguo colega mío de Stanford”, mostrándome una especie de diploma con una sonrisa socarrona.

El reconocimiento sarcástico lleva por título: “Calamidad para la Progenie”, condenándolo como vergüenza de la ciudadanía mundial y de sus propios descendientes. ¿Cuál se supone que es su crimen?: Alentar a que se añadan millones a la población mundial. Y claro, su reprensible ignorancia de la “ciencia” del cambio climático. Pues con ello Mosher estaría condenando a todo el planeta y a cada uno de sus habitantes a «un Descalabro Social, Económico y Ambiental, Fenómenos Meteorológicos Extremos, Inundaciones Masivas en el Medio Oeste, Aumento en el Nivel de los Océanos, Temporadas de Tornados y Huracanes Nunca Antes Vistos» (sic).

“Pero eso no  fue todo”, añadió Mosher. “Como se quedó sin espacio en el Certificado, adjuntó tres páginas más donde despotricaba sobre cómo estaba traicionando a mis nietos. Entre otras cosas, afirmaba que el mundo está añadiendo 87 millones de personas al año, que mil millones de personas no tienen acceso a agua potable limpia, que los recursos energéticos son finitos, y que las reservas minerales definitivamente se agotarán”.

“Así está el nivel de formación académica en Stanford en estos días” y me pasó unas notas que explican cómo todo este asunto es en realidad un fanatismo pseudo-científico completa, absoluta y fundamentalmente equivocado en cada uno de sus puntos.

“Cambio Climático”

“Mi histérico colega (siguiendo el ejemplo de todos los candidatos demócratas a la presidencia de EEUU) aparentemente cree que las temperaturas globales están llegando al punto de ebullición. Pero la mejor evidencia, publicada recientemente en el Asia-Pacific Journal of Atmospheric Sciences, muestra una tasa de calentamiento de sólo 0,095º C por década durante los últimos 38 años. Una décima parte de un grado cada diez años es aproximadamente la mitad de la tasa prevista por los modelos informáticos en los que se basan el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas y varios organismos gubernamentales en sus predicciones de la catástrofe climática”.

“¿Por qué es eso significativo? Porque sugiere que alguien está jugando con los modelos que son la única base para las predicciones de la temperatura futura. Y lo hacen con la intención de sugerir que el calentamiento será mucho más dramático de lo que en realidad es. Pasa cuando las cuestiones científicas están muy politizadas, y así ha sido con todas las cuestiones relativas a la causa, el alcance y la amenaza del calentamiento global”.

Al escuchar a mi histérico colega, uno parece experimentar los últimos días del Planeta Krypton. Pero la evidencia científica simplemente no lo corrobora

“ … Un descalabro social, económico y ambiental” 

 “Mi colega hace eco de la representante demócrata del estado de Nueva York, Alexandra Ocasio Cortez, al indicar que ‘el fin del mundo está cerca’. Pero en cada indicador disponible, desde la esperanza de vida al nacer hasta el consumo calórico, los seres humanos están mejor que nunca en la historia humana. Durante los últimos 250 años más o menos, el nivel de vida ha mejorado tanto que la persona promedio en el planeta ahora vive más, come mejor y disfruta de mejores viviendas que la nobleza europea en la Edad Media. ¿Qué habría dado el Rey Enrique VIII de Inglaterra por un refrigerador, por una dosis de penicilina o mucho más por un smartphone?

“Vivimos en la mejor época de bienestar para la humanidad, no en la peor”.

“… fenómenos meteorológicos extremos, inundaciones masivas en el medio oeste, aumento en el nivel de los océanos, temporadas de tornados y huracanes nunca antes vistos”

“Al escuchar a mi histérico colega, uno parece experimentar los últimos días del Planeta Krypton. Pero la evidencia científica simplemente no lo corrobora. Tomemos el tema de los huracanes, por ejemplo. Incluso el Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC) se vio obligado a admitir en 2012 que: ´Hay poca confianza (low confidence) en los aumentos observados a largo plazo (es decir, 40 años o más) de la actividad de los ciclones tropicales (es decir, intensidad, frecuencia, duración), después de tener en cuenta los cambios anteriores en sus potencialidades observadas´”.

«´Low confidence´ es la expresión científica en inglés para decir ´No hay evidencia´».

“ … la población mundial está aumentando en 87 millones por año”

“Típica exageración por parte de los pesimistas. El mundo en realidad agregó 81 millones de personas en 2019. Las cifras de población mundial también pueden estar un poco infladas. Hay algunas pruebas de que China, por ejemplo, ha sobrestimado su población en unos 100 millones de personas”.

“El hecho más importante es que las tasas de fecundidad están disminuyendo en todo el mundo, incluso en los Estados Unidos, que durante mucho tiempo tuvieron las tasas de natalidad más altas del mundo desarrollado”.

 “Actualmente muchos países están literalmente agonizando, llenando más ataúdes que cunas y muchos más lo seguirán pronto. Incluso la populosa China tiene un pie en la tumba, demográficamente hablando, a medida que su envejecida población está comenzando a morir. La población del mundo entero comenzará a disminuir poco después de mediados de siglo».

“… 1,000 millones de personas no tienen acceso a agua limpia y potable”

“Otra burda exageración más. Según la Organización Mundial de la Salud, desde 1990 unos 2.600 millones de personas han tenido acceso a una fuente de agua potable ´mejorada´, es decir, diseñada con protección contra la contaminación. Para 2015, el número de personas que todavía bebían agua de fuentes no protegidas se había reducido a 663 millones, y ese número se ha reducido en los años siguientes a medida que se viene reduciendo la pobreza mundial”.

 “Al mismo tiempo, nos estamos volviendo mucho más eficientes en lo que respecta al uso del agua, especialmente en la agricultura. Esto a su vez deja más agua disponible para las necesidades humanas básicas”.

“Es muy elocuente lo que mi colega de Stanford no está diciendo. No está hablando de hambruna porque casi nadie muere de hambre. No habla de mortalidad infantil porque cada vez mueren menos niños en la infancia. Y no está hablando de enfermedades porque plagas como la malaria, la polio y las enfermedades cardíacas están disminuyendo”.

“… los recursos energéticos son finitos”

“Los combustibles fósiles son teóricamente finitos, aunque con cada año que pasa seguimos descubriendo nuevas reservas y más formas de extraerlo de las existentes”.

“Otras fuentes de energía, sin embargo, no son finitas. Y no hay ninguna duda al respecto. Los ambientalistas constantemente nos acosan sobre la necesidad de usar la energía eólica y solar. Dejando a un lado las dificultades de capturar tales formas difusas de energía, ¿piensan acaso que el viento dejará de soplar o el sol dejará de brillar? ¿Y qué pasa con la cantidad de energía virtualmente infinita que puede ser generada por energía nuclear limpia a partir de la fisión o, algún día muy pronto, de la fusión?”

“Mi colega de Stanford no puede tener la razón en ambos sentidos. O los recursos energéticos son finitos o no lo son. Y no lo son”.

“… las reservas minerales definitivamente se agotarán”

 “Esta afirmación definitivamente tuvo una fecha de expiración que ha caducado hace buen tiempo. Debe sus orígenes a un libro llamado ´Los límites al crecimiento´, publicado hace casi 50 años, que afirmaba que el mundo se quedaría sin plata, zinc, cobre, mercurio y bueno, casi todo, para el año 2000. El ecologista de Stanford Paul Ehrlich y otros argumentaron que los programas radicales de control poblacional eran la única respuesta”.

 “Mi amigo Julian Simon no estaba de acuerdo, argumentando que si se produjera escasez de cualquier metal, el ingenio humano encontraría sustitutos como ha sucedido a lo largo de la historia. Después de todo, observó, la Edad de Piedra no terminó por falta de piedras. Simon le hizo una apuesta a Ehrlich públicamente. En 1980, le pidió que eligiera cinco metales y le apostó que costarían menos, y no más, en 1990. Los precios cayeron a lo largo de la década como Simon había anticipado y le ganó la apuesta. Ehrlich le pagó pero no sin despedirse de Simon diciendo: ´Lo único que nunca se agotarán son los imbéciles´”.

“Cualquiera pueda darse cuenta quién finalmente fue el imbécil en esta ecuación, dado que 30 años después, ninguno de los metales escogidos por Erlich se acabó ni subió significativamente de precio”.   

 “Otro hecho feliz pero no mencionado viene del científico del MIT Andrew McAfee, cuyo libro ´More from Less´ documenta cómo estamos usando menos agua, menos tierra y menos metal para producir más alimentos y más bienes. En otras palabras, el futuro promete ser más verde y abundante sin negar a la gente el derecho a conducir sus propios coches, poseer y calentar sus propios hogares, o tener tantos hijos como quieran”.

“De hecho, el maniático anti-gente que me escribió tiene las cosas exactamente al revés. Nuestro problema a largo plazo no va a ser demasiada gente, sino muy poca gente. Esa es la verdadera ´Progenie Calamity´ (Calamidad para Nuestros Descendientes) y está ocurriendo justo delante de nuestros propios ojos”.

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Director de la Oficina para América Latina del Population Research Institute con dedicación a tiempo completo al desarrollo de herramientas de participación política en la división RELEASE, www.releas-e.com Consultor de organizaciones en 18 países de América y España. Coautor del libro 'Análisis de Escenario con Mentalidad de Ajedrecista' (2012) y 'Que no decidan por ti. Hacer política en la era de la posverdad' (2018). Co-editor de Pandemonium www.proyecto-pandemonium.org