Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOir.org, junto a uno de los autobuses de la asociación censurados. /HO
Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOir.org, junto a uno de los autobuses de la asociación censurados. /HO

Se supone que en este viernes que me encuentro con los lectores de Actuall debería hablar del coronavirus, las causas de su expansión en España (incluidas las responsabilidades políticas) y sus consecuencias. Habrá tiempo de hablar largo y tendido sobre eso.

Pues no voy a hablar yo acerca de lo que todo el mundo habla sin cesar. Y no porque no me preocupe sino porque, al amparo del revuelo político, social, económico y mediático causado por la pandemia, se producen hechos que están pasando desapercibidos y que, a la larga, serán letales para nuestra democracia. Y si no al tiempo.

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Y me refiero a una operación de largo alcance que está en marcha hace tiempo y que no tiene otro propósito que silenciar a los disidentes de los dogmas progres que impone la izquierda y la derecha políticamente correcta. En definitiva, me voy a referir con hechos, no con conjeturas, a la estrategia de acabar con HazteOir.org.

Por ejemplo, el pasado 11 de marzo, en pleno ‘tsunami’ vírico, se dio a conocer la sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional que rechazaba el recurso presentado por el letrado Javier Pérez-Roldán contra la resolución del Ministerio de Interior que revocaba la Utilidad Pública de HazteOir.org. en nombre de HazteOir.org. Como dato curioso, decirles que el alto tribunal había votado el 18 de febrero si aceptaba o no el recurso de HazteOir.org. Sin embargo, hasta el 11 de marzo no se hizo pública la resolución judicial.

Conviene recordar que el único argumento esgrimido por el ministerio que preside Fernando Grande-Marlaska para retirar la Utilidad Pública a HazteOir.org (notificada el 6 de febrero de 2019) fue este: “Haber realizado una polémica campaña que ha tenido una amplia difusión y que, aún estando amparada por la libertad de expresión y no incurrir en ilícito penal, supone una falta de respeto por otras opciones distintas a las defendidas por esta entidad, incurriendo en consecuencia en causa de revocación de la declaración de utilidad pública” (texto completo, aquí). El argumento, como pueden comprobar, no se sostiene pero expresa claramente que al poder, al Gobierno de Pedro Sánchez, no le gusta HazeOir.org.

Están reconocidas como de Utilidad Pública asociaciones como ‘Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), la independentista Òmnium Cultural  o la Fundación Doctor Morín

Pues tras el recurso presentado por el letrado de la entidad que preside Ignacio Arsuaga la Audiencia Nacional ratifica la decisión gubernamental y concluye que, efectivamente, la revocación de Utilidad Pública se ajusta a derecho. Así, la Audiencia Nacional afirma que “la asociación, que se ha beneficiado de dicho reconocimiento jurídico [Utilidad Pública], con la realización de sus actividades se alejan de la participación de actividades de interés general, al sustituir la promoción del interés general por el de la promoción de su interés particular, enervando el fomento de la tolerancia a la hora de afrontar la problemática que deriva de la identidad de género, es decir, la orientación sexual”.

Conviene recordar en este punto que están reconocidas como de Utilidad Pública asociaciones como ‘Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), la independentista Òmnium Cultural  o la Fundación Doctor Morín, cuyo fin es promover la “salud sexual” (recordarán que Morín es un famoso propietario de centros abortistas). Pero HazteOir.org, según el Gobierno de Sánchez y los magistrados de la Audiencia Nacional no es de Utilidad Pública porque sacó a las calles un autobús con el lema «Los niños tienen pene, las niñas tienen vulva”.

Por tanto, poder judicial y poder ejecutivo se han puesto de acuerdo una vez más. Y en este caso para atestar un golpe a una asociación civil registrada en el ministerio del Interior que, simplemente, incomoda a los amigos de lo políticamente correcto porque lanza mensajes que no le gustan ni al PP ni al PSOE ni a Ciudadanos ni a los independentistas.

A la unanimidad política y judicial se ha sumado la interpretación mediática de la sentencia. La práctica totalidad de los medios, incluidos periódicos que se suponían rigurosos (como El Mundo) se lanzaron en tromba a afirmar que, tras la resolución judicial de la Audiencia Nacional, se “acababan las subvenciones a HazteOir.org”. Difícil que se acabe lo que nunca había empezado porque, como ha repetido esta entidad civil desde hace años, no recibe ni un euro del erario público. Aparte de que las subvenciones y la Utilidad Pública no son lo mismo. Por cierto, que a quien si perjudica directamente la revocación de la Utilidad Pública de HazteOir.org es a los miles de ciudadanos a los que se les niega la posibilidad de desgravar las aportaciones que hacen a la asociación.

Y es que los medios de comunicación también se han alineado con los que quieren acabar con HazteOir.org y en lugar de ser un “cuarto poder” y ejercer la crítica contra los poderosos, se convierten en su altavoz. Para eso ha quedado parte del periodismo, qué le vamos a hacer. “Más cornás da el hambre”, que diría el torero. En honor a la verdad, tras conocerse la sentencia de la Audiencia Nacional, sólo un periodista de El País se puso en contacto con esta asociación para recabar su valoración de la resolución judicial. Al resto sólo le interesó decretar, prácticamente, el fin de HazteOir.org. El deseo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias al que probablemente no se opondría el Partido Popular. 

No les vamos a dar esta satisfacción a nuestros gobernantes ni a sus voceros los periodistas del régimen. En primer lugar, porque los letrados que representan a HazteOir.org van a presentar el correspondiente recurso de casación ante el Tribunal Supremo. En segundo lugar, porque la asociación ya ha iniciado la denuncia de los ataques que viene sufriendo desde 2017 por parte de los poderes públicos españoles. 

Ahora juzguen ustedes si estamos o no ante una trama política, judicial y mediática, para hacer desaparecer a HazteOir.org.

Aprovechando el confinamiento al que nos obliga el Gobierno de Pedro Sánchez he releído algunos textos del expresidente de la República Checa Vaclav Havel. Como saben, fue un intelectual que sufrió persecución por ser disidente del régimen totalitario de corte comunista en Checoslovaquia. Entre sus obras, no ha perdido nada de actualidad (yo diría que hasta la ha ganado) ‘El poder de los sin poder’ (editada y reeditada en español por Ediciones Encuentro). 

Pues bien, Vaclav Havel definía la situación de Checoslovaquia en la década de los sesenta y setenta, como una “sociedad post-totalitaria” a la que atribuye estas características: 

  • “La población tenía su mínimo vital de subsistencia asegurado e incluso algunas pequeñas comodidades. Con el estómago lleno, ¿a quién se le iba a ocurrir atacar el sistema?”.
  • “La suma de los egoísmos, las indiferencia y la hipocresía de una sociedad acomodada que no quería problemas es lo que movía el sistema”. 
  • “La sociedad del post totalitarismo no estaba aterrorizada, estaba desmoralizada. Por la pequeña comodidad de su decente mediocridad, estaban dispuestos a tragar con lo que hiciese falta”.

Por si no queda claro a qué tipo de sociedad se estaba refiriendo el intelectual checo, nos ilustra con este ejemplo: “El director de la tienda de verduras ha puesto en el escaparate, entre las cebollas y zanahorias, el eslogan ¡Proletarios de todo el mundo, uníos! ¿Por qué lo ha hecho? Está realmente inflamado con la idea de la unión de los proletarios de todo el mundo? ¿Este fervor es tan encendido que siente la irrefrenable de comunicar a la opinión pública si ideal?”.

No he podido dejar de recordar, al leer este texto de Havel, el fervor de los propietarios de hoteles, bares, restaurantes y comercios del centro de Madrid colocando su banderita LGTBI con motivo de los larguísimos festejos del Orgullo Gay. Ya explica muy bien el politólogo Agustín Laje que la ideología de género es el marxismo del siglo XXI. ¿Entienden ahora el porqué de la persecución orquestada por el poder político a HazteOir.org, con la complicidad de jueces y periodistas?

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