El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. /EFE
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. /EFE

Estamos viviendo tiempos no solo de crisis pandémica sino también tiempos que pueden alcanzar el término de trágicos, en un país como el nuestro, donde el presidente, Andrés Manuel López Obrador, gusta de autoproclamar su régimen como la Cuarta Transformación, donde la primera transformación sería la independencia, la segunda la reforma, la tercera la revolución y la cuarta su propio gobierno.

Sin embargo la semana del 19 al 25 de abril más bien nos remite a esos periodos de tiempo que en México se catalogan como trágicos, como los de la Decena Trágica, que fueron los 10 días en los cuales se abortó la democracia mexicana justo en su nacimiento con la presidencia de Madero; la Docena Trágica, que fueron los dos sexenios que desplomaron la economía mexicana e incrementaron el autoritarismo presidencialista, con Luis Echeverría y José Lopez Portillo.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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La cuarta semana trágica es la que acabamos de vivir, la que nos mostró sin lugar a dudas los verdaderos colores del régimen, en la que se dio el anuncio de que entramos en la Fase 3 de la Pandemia, pero que no se dieron los anuncios que la atendieran. De domingo a jueves pudimos ser testigos de días realmente trágicos.

Adicionalmente empujan una ley mordaza que busca prohibir terapias psicológicas y meter 6 años de cárcel a quienes “disminuyan, obstaculicen u obstruyan” la “identidad sexual”

  • El domingo entra la “A” de asesinato, fue el anuncio de que llegamos a más de 100 homicidios por día, el crimen y la muerte campean en el territorio nacional sin que el gobierno lo combata ni lo contenga, son los tiempos más violentos y con más muertes en la historia reciente del país.
  • El lunes llega la “A” de amnistía, la iniciativa del presidente para en vez de liberar recursos para atender la crisis pandémica o corregir la prácticamente nula acción contra el crimen, se procede a liberar delincuentes, con el agravante de revisar el tipo penal de la “A” del aborto, el robo, la sedición… en 180 días y proceder a tratar de imponerla en los estados. Adicionalmente empujan una ley mordaza que busca prohibir terapias psicológicas y meter 6 años de cárcel a quienes “disminuyan, obstaculicen u obstruyan” la “identidad sexual”, un despropósito de talante claramente ideológico y contrario a libertades fundamentales.
  • El martes aparece la doble “A” del asalto a las AFORES (Administradoras de Fondos para el Retiro), con una iniciativa de MORENA que pretende que el gobierno pueda meterle la mano a los ahorros de los mexicanos y ponerlo a disposición del régimen, un robo en despoblado.
  • El miércoles llega la primera “A” de autoritarismo con una iniciativa, también de MORENA, por la cual el ejecutivo podría declarar unilateralmente la suspensión de garantías individuales.
  • El jueves aparece la segunda “A” de autoritarismo con la iniciativa del presidente mismo para la reconducción unilateral del presupuesto de la federación, quitando los contrapesos democráticos y pasando por encima de la constitución.

La cuarta semana trágica muestra el porqué el presidente dijo que la pandemia le viene “como anillo al dedo”, ya que usa la pandemia como pretexto para atentar en contra de la democracia pretendiendo cortar de tajo facultades del poder legislativo, lo cual implica quitar el contrapeso de la representación y regresar a la presidencia imperial. Es pretender hacer de México el país de un solo hombre.

Tal parece que tenemos el peor gobierno para el peor momento:

  • la cuarta transformación no combate ni contiene ni detiene al crimen, sino que ahora lo libera con amnistía.
  • no alienta ni atrae la inversión productiva sino que la auyenta con ilegales pseudo consultas.
  • no mejora la salud ni equipa a quienes intentan atender a la población ante la pandemia del coronavirus.
  • no enfoca el presupuesto para atender la crisis de salud y económica sino que mantiene mega proyectos faraónicos que no desmuestran su utilidad para la nación.

Y ahora pretende pasar por encima de la constitución, borrar la división de poderes y quitar de tajo el contrapeso democrático de la representación, claramente aprovecha la situación de la pandemia para acelerar su agenda. Será clave que los mexicanos nos activemos como diudadanos, la oposición rechace esos intentos autoritarios y que el poder legislativo no claudique en su facultad de representación popular y de hacer contrapeso democtático al poder ejecutivo, ya que el aprovar este tipo de iniciativas significaría una automutilación de su función, facultad y responsabilidad como representación popular.

En México no queremos vivir en el país de un solo hombre, necesitamos división de poderes, pesos y contrapesos democráticos, con transparencia y rendición de cuentas que generen medidas sensatas a través del diálogo y debate público para enfrentar retos como los que ahora tenemos. No queremos un régimen de populismo autoritario donde no se respeten la vida, la familia y las libertades fundamentales. Lo que necesitamos es reapreciar los referentes fundamentales de la sociedad y darnos cuenta cabal que sin Democrcia no hay República.

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