Pedro Sánchez, Arnaldo Otegi y Pablo Iglesias.
Pedro Sánchez, Arnaldo Otegi y Pablo Iglesias.

Cuando creías que no se puede gobernar peor aparece Sánchez con un conejo bajo su chistera. La última es acordar con Otegui una siguiente prórroga del estado de alarma a cambio de derogar íntegramente la reforma laboral del PP. Lo hizo el mismo día que Ciudadanos le regalaba un flotador avalando su prórroga. Una tradición, una más, a los naranjitos que a pesar de que ‘les mean, dicen que llueve’… Es increíble la capacidad de suicidio de algunos.

Pero es que ni siquiera su gabinete ni el PSOE había sido informado. El asunto se decidió en ‘maitines’… Deslealtad interna mayúscula. Por eso Calviño salta calificando el acuerdo de “absurdo y contraproducente”. Algo así como: “oye, presidente, tengo que salir al mercado a emitir deuda, a que nos den dinero para pagar todo esto a cambio de parecer creíbles. ¿Te parece que es razonable que salga al mercado con estas ocurrencias?”

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Los barones del PSOE también están escandalizados. No es que Sánchez sea elegido presidente con el apoyo de los proetarras, es que pacta con ellos por razones de supervivencia política. O sea, ata su futuro a las exigencias de los amigos de los matones. ¡Escándalo! Y también debilidad. Por eso Page se ofrece ya a dialogar con otras fuerzas políticas. Estaba en el banquillo y ya está calentando por la banda…

Sánchez puede aguantar toda la legislatura. Probablemente lo haga. Pero no podrá gobernar como le gustaría. El coronavirus ha dinamitado su programa de gobierno

Por supuesto, la patronal ha explotado. Garamendi ha conseguido el apoyo unánime para levantarse de la mesa de diálogo social. ¿Qué vamos a dialogar si lo importante lo pactan por detrás con los proetarras? El presidente de la CEOE censura que el presidente “trafique” con el mercado laboral para sus fines políticos y califica el giro de “irresponsabilidad mayúscula de consecuencias incalculables”.

¡Bingo! El presidente hizo línea. Con un solo gesto soliviantó a sus posibles aliados, dividió a su gobierno, encendió a sus barones y rompió el diálogo social. Éramos pocos con la pandemia y parió la abuela…

¿Y ahora qué?, ¿cómo desfacemos el entuerto? La misma noche del miércoles llega un desmentido-clarificación-agua en el vino. Que no. Que la derogación de la reforma laboral no será íntegra sino parcial. Pero Iglesias exige el cumplimiento íntegro de lo pactado y Otegui recuerda el adagio latino: los pactos son para cumplirlos. ¿Cómo se hará el círculo cuadrado? Iván Redondo trabaja en el cuadrado…

¿Qué es lo que hay detrás de todo este lío? Sánchez puede aguantar toda la legislatura. Probablemente lo haga. Pero no podrá gobernar como le gustaría. El coronavirus ha dinamitado su programa de gobierno. Su mala gestión de la crisis le deja menos margen todavía. Aunque el comisario de Economía diga que no es momento de austeridad, es seguro que habrá recortes y condicionalidad. Si Zapatero hizo el ‘zapatazo’ con una caída del 4% del PIB, imagínense con un derrumbe del 10%.

Iglesias debe decidir si acompaña al presidente en esta travesía en el desierto u opta por la virginidad (política) incendiando las calles. Ciudadanos debe decidir si quiere ser esa “oposición útil” a pesar de la evidente deslealtad de ‘Fraudillo’. ERC debe elegir entre legislatura agotada o darle oxígeno al “nación de naciones” a ver si araña algo. Y el PP debe decidir si deja que el gobierno se cueza en su salsa aunque España se desangre o apoya al presidente a pesar de su obsesión por la geometría variable.

Y por supuesto, Sánchez debe decidir si quiere pasar a la historia como peor presidente que Zapatero u opta por sentido de Estado, renuncia a sus ensoñaciones y busca apoyos razonables para la reconstrucción. Todo este terremoto es el que se está viviendo estos días. Y la piedra angular es un tal Sánchez que todavía no sabe qué quiere ser de mayor.

El anzuelo del pescador

Comercio y hostelería avisan. O se abre el país ya o hay un millón y medio de empleos en el alero. Turismo también avisa: se irán a otros destinos. Sánchez sigue buscando un flotador.

La izquierda pierde la calle. Las caceroladas de toda España y los intentos ‘antifascistas’ de evitarlas, evidencian que la izquierda ha perdido la calle.

Guardia Civil, a por Fernando Simón. ¿Por qué suspendió un congreso religioso tres días antes del 8M?, se preguntan en la Benemérita. Correcto. Aunque el Dr. Simón no era y es sino el mamporrero de Sánchez.

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