Andrea Fernández, diputada del PSOE
Andrea Fernández, diputada del PSOE

Los franquistas eran unos canallas sin remisión, a diferencia de los etarras como Arnaldo Otegui y sus camaradas, que nos han hecho el favor de dejar de pegar tiros para aliarse con el ‘Gobierno de pogreso’. La maldad de los franquistas era tan profunda, tan inextinguible, tan oscura que se transmite a sus hijos y nietos y hasta a quienes estudian su régimen sin el permiso de los ‘historiadores de choque’ estilo Preston y Viñas.

Sólo hay una excepción. Los padres de Cristina Almeida, de José Bono, de Fernández Bermejo, de Juan Luis Cebrián, de Manuel Chaves, de José Antonio Griñán, de Lluís Llach, de Joaquín Sabina y de similares que llevan casi cuarenta años chupando de la ubre, eran, en palabras de sus hijos, unas bellísimas personas que jamás sacaron la pistola ni dieron bofetadas ni hicieron beber aceite de ricino a sus víctimas ni robaron a nadie ni se aprovecharon de sus correajes.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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El fascista es siempre el otro, el que no es de izquierdas o separatista, el que tiene memoria que no es histórica, el que se niega a someterse a lo políticamente correcto.

El franquismo era odioso, pero los padres franquistas de Almeida, Bono y Llach eran personas encantadoras

Lo mismo ocurre con las acusaciones de machista maltratador. Los padres, los hermanos, los tíos, los abuelos, los compañeros y los jefes de quienes tienen la superioridad moral de su parte son un encanto. Los homicidas son los otros.

Hace unos días, la socialista leonesa Andrea Fernández Benéitez, nacida en 1992 y diputada desde mayo de 2019, mandó un tuit en el que sin encomendarse a Dios, aunque quizás sí al diablo, escribió:

“1 de cada 3 hombres en España pagan (sic) por violar a una mujer.”

Sin añadir nada más, ningún enlace a un estudio, ni siquiera a esas farsas que elabora esa máquina de trolas que es el Ministerio de Igualdad de Irene Montero, el último de los cuales aseguraba que una de cada dos mujeres españolas había padecido “algún tipo de violencia machista”.

El PSOE ya tiene militantes condenados por gastarse dinero público en prostitución y cocaína

Para derrocar a la clase moralmente superior no basta ya con encogerse de hombros o reírse de sus ocurrencias. Después de tantas décadas deberíamos saber que esas conductas no funcionan.

Si Andrea Fernández está convencida de que un tercio de los varones españoles es violador (o putero) tiene la obligación de explicarnos quiénes son. Porque seguro que conoce a algunos. Se ha demostrado en sede judicial que varios dirigentes del PSOE andaluz se gastaban dinero público destinado a los parados en burdeles y cocaína.

De los 120 diputados socialistas, 61 son varones. Hay, según las cuentas de Fernández, 20 diputados violadores en el Congreso. En el Consejo de Ministros se sientan 12 varones; ¿cuáles son los cuatro violadores? Ah, es que no son tantos, dirá algún progresista, porque se han escogido entre personas de altísima calidad moral, preocupados por el avance de los humildes y el triunfo de la justicia. Bueno, pero habrá uno, al menos, ¿no?, ¿o es que la proporción dada por Andrea Fernández es exagerada o, el Gran Arquitecto nos ampare, falsa?

Lo asombroso es que millones de varones voten a un partido que les despoja de derechos y les considera asesinos, machistas y puteros

No. Falsa no puede ser, porque la izquierda y las feministas afirman que no existen denuncias fraudulentas, ¿verdad? Quizás los violadores en el Consejo de Ministros sean los conserjes que llevan los vasos de agua.

Aunque el otro día afirmé la inexistencia del ‘socialista honrado’, el unicornio ha aparecido. Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, se confesó asesino de mujeres. Sin embargo, no sé por qué la Policía no le detuvo y ningún fiscal no solicitó su procesamiento. ¿Es que los socialistas hacen retórica con la sangre del millar de mujeres asesinadas desde 2003? No me lo puedo creer. ¿O es que la Administración es insensible al sufrimiento de las mujeres? Será esto último.

¿De dónde proviene este proyecto de tajar la sociedad entre varones y mujeres? Si la lucha de clases y la lucha de razas son ideas que han causado millones de muertos, la lucha de sexos es, simplemente, suicida.

A falta de propuestas para la clase obrera, o incluso para la clase media, la socialdemocracia y hasta los neocomunistas (Podemos, Syriza, Die Linke, La Francia Insumisa…) prefieren trocear la sociedad en grupitos y elaborar programas para ellos. Políticas para las mujeres, políticas para los binarios, políticas para las ONG, políticas para los jubilados, políticas para los árboles, políticas para los caracoles…

La izquierda europea ha recibido semejante idea por correo de las universidades de Estados Unidos, donde los progres llevan años desmenuzando la sociedad en unidades permanentemente irritadas unas con

otras.

La violencia no tiene género, pero tiene subvención, como prueban los cientos de chiringuitos feministas que existen en España

Un ejemplo. Una senadora de EEUU, la demócrata Mazie Hirono, se dedica a preguntar a los candidatos a juez propuestos por Donald Trump si han cometido actos de abuso sexual. Veremos si prosigue con la costumbre cuando las nominaciones las haga un presidente de su partido, el partido que fundó el Ku Klux Klan.

El feminismo de la nueva ola que ha adoptado la izquierda pone bajo sospecha a los varones y justifica entre los más cínicos la ocupación de de ministerios. Porque la violencia no tiene género, la violencia tiene subvención. Mientras tanto, el Poder sonríe, ante el espectáculo de gente corriendo en busca de una identidad y un certificado de víctima.

La potencia del discurso tan descomunal que la supuesta derecha acepta entrar en un juego diseñado para arrebatarle legitimidad. Pero para mí sigue siendo incomprensible que haya en torno a tres millones de varones españoles que votan al partido socialista que les considera violadores y puteros. ¿Es que no tienen honor?

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