Ya la tenemos aquí. Después de meses consultando con eso que llaman el colectivo Trans, el Ministerio de Igualdad ha hecho público el borrador de Ley Trans, que no viene a ser otra cosa que la proposición de ley integral de transexualidad que Podemos presentó en el congreso en el 2018 y que no pudo tramitarse porque aquella legislatura no dio para mucho más.
Esta vez la han llamado Ley para la Igualdad Real y Efectiva para las Personas Trans. Un nombre que no es más que puro marketing político porque lo que pretende regular esta ley es otra cosa muy distinta: un pretendido derecho a la autodeterminación sexual.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraAlgo que supone un paso más allá de la Ideología de Género. Porque ya no se trata de decir que en el transexual hay una diferencia entre el sexo biológico y el sexo sentido. Para los redactores de este borrador de ley, que bebe directamente de la teoría Queer, desarrollada en las universidades americanas por “pensadoras” (o pensadores, porque me cuesta acertar con el género gramatical) como Judith Butler o la burgalesa/burgalés (depende del día) Paul B. Preciado se trata de otra cosa.
Para estos profesores de filosofía, que no filósofos, los seres humanos no nos dividimos, como el resto de animales hacen, en machos y hembras. En el caso humano el sexo no es una realidad binaria, sino un continuum, lo cuál significa que todos nos situamos en un punto entre la masculinidad y la feminidad. Y además, esa situación es fluida, por lo que cambia a lo largo de nuestra vida, todas las veces que queremos autodeterminarnos.
Los biólogos están todos equivocados. Los que tienen razón son esos profesores de filosofía. Aunque, por supuesto, sus elucubraciones no se basan en el método científico. Sus escritos, unos tostones impresionantes con ridículas pretensiones de ser grandes obras de la filosofía universal, no recogen evidencia alguna que justifique sus delirantes afirmaciones.
El borrador de Irene Monero sigue a pie juntillas la delirante teoría Queer
Porque sus investigaciones no se basan en el método científico. Sus afirmaciones, en términos rusellianos, no son falsables. Es decir, no pueden ser sujetas a verificación por otro investigador antes de ser consideradas conocimiento definitivo.
Lo más sorprendente de todo es que en una sociedad como la nuestra, que lleva ya cuatro siglos de revolución científica, paparruchas como estas no solo no sean severamente criticadas por la comunidad científica, sino que van a conformar nuestras leyes.
Porque el borrador de Irene Monero sigue a pie juntillas la delirante teoría Queer. En el borrador de la Ley leemos afirmaciones sorprendentes como que una persona trans es “toda aquella persona cuya identidad de género no se corresponde con el sexo asignado al nacer”. Como si el sexo “se asignase” de forma discrecional por los médicos o por los padres.
Quizá usted sea de los que piensen que este tipo de leyes no son más que una mamarrachada de una nueva izquierda pijo-progre cada vez más enloquecida. Y que quizá lo mejor sea no entrar al trapo y dejarles que se entretengan con esta Ley.
Si usted piensa así, se equivoca. Si se aprueba la Ley Trans muchas personas van a ser perjudicadas.
Se verán perjudicadas las mujeres, que serán, literalmente borradas del mapa. Cualquier hombre podrá adquirir registralmente el sexo femenino sin necesidad de informe médico o psicológico, sin tener que operarse los órganos sexuales, modificar su aspecto externo ni adoptar nombre femenino. Estos hombres declarados mujeres tendrán derecho a participar en categorías femeninas en todos los deportes, incluyendo el deporte profesional.
Si cometen un delito, podrán ingresar en una cárcel de mujeres. La Ley prescribe que la Administración velará por su seguridad, pero no dice nada de la seguridad de las pobres reclusas que ser verán obligadas a compartir celda y sufrirán el riesgo de ser violadas por una “mujer con pene” (sic).
Esa pulsión violenta que según Manuela Carmena tenemos los hombres, queda eliminada por una simple inscripción en el Registro Civil
Pero es que, además, todas las medidas de acción positiva que durante estos años se han implementado para garantizar que la igualdad de hombres y mujeres sean efectivas, se vienen abajo con esta Ley. Como muestra un botón: cualquier hombre auto declarado mujer, podrá ocupar los puestos que la ley electoral reserva a las mujeres.
Por no hablar de las leyes que tratan de proteger a las mujeres de la violencia machista. Un maltratador que se autodetermine mujer no sufrirá los rigores de la Ley Integral de Violencia de Género. Y es que, al parecer, esa pulsión violenta que según Manuela Carmena tenemos los hombres, queda eliminada por una simple inscripción en el Registro Civil.
Cualquier crítica a los fundamentos ideológicos de esta Ley será considera una “actitud, conducta o discurso de rechazo, repudio, prejuicio, discriminación o intolerancia hacia las personas trans por el hecho serlo”
Los niños también serán los grandes perjudicados por esta Ley, porque podrán ser sometidos a tratamientos hormonales desde antes de los doce años e incluso ser mutilados de por vida, sin necesidad de un informe médico que avale la existencia de una disforia de género. El que ejercerá en ese caso el derecho a la autodeterminación sexual del menor será el que ostente su guarda legal.
Pero no acaba así la cosa. Si su hijo de ocho años queda impresionado por la magia de Frozen y empieza a decir que quiere vestirse de princesa y que le llamen Elsa, usted tendrá que hacer lo que diga el niño. Porque la oposición al proceso de autodeterminación sexual de un menor será considerada situación de riesgo y el Estado le podrá quitar la patria potestad de su hijo. Y se nombrará un defensor judicial, que podrá autorizar que el niño sea hormonado y mutilado genitalmente aún en contra del parecer de sus padres.
Todos los colegios, ya sean públicos o privados, con independencia de su ideario, tendrán que acceder a las peticiones de cambio de sexo de los alumnos, no pudiendo limitar su acceso a las instalaciones (sí, incluye vestuarios) que correspondan al sexo autodeterminado. Y, por supuesto, en todos los colegios se impartirá formación sobre los principios de la Ley Trans. Es decir, se obligará a que todos nuestros niños sean formados en la teoría Queer, con independencia de cuáles sean las creencias religiosas y morales de sus progenitores.
Y no olvidemos, que cualquier crítica a los fundamentos ideológicos de esta Ley será considera una “actitud, conducta o discurso de rechazo, repudio, prejuicio, discriminación o intolerancia hacia las personas trans por el hecho serlo”. El que se atreva a realizarla será considerado reo del terrible crimen de transfobia.
Tenemos que parar esta Ley. Por nuestras mujeres, por nuestros niños y por nuestra Libertad.