Estamos en momentos políticos raros, tensos y agitados en todo el mundo, pero especialmente en España. Parece que la actualidad política se impone siempre a todo, las barrabasadas que vemos, las tonterías de unos y las salidas de tono de otros… pero el otro día fue el Día de la Madre y eso, para mí, supera en importancia y relevancia todo lo demás.
Y no sólo porque sea bonito, porque sea quizá lo más bonito, sino porque nada implica mayor responsabilidad, a la vez que es el mayor privilegio.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraSer madre es tener en tus manos un alma y un corazón para darle forma. Y por eso es el trabajo más exigente porque bien sabemos que las palabras no sirven, hace falta el ejemplo. Tienes que ser tú la primera en generosidad, en serenidad, en alegría, en tesón, en no criticar, en no mentir, en no perder los nervios o la paciencia. Tienes que ser la primera en dejar a un lado el móvil, en leer cada día, en rezar, en reír y jugar cuando toca hacerlo.
No hay nada que inspire más ternura, más cariño que las madres y las abuelas
Y gracias a ellos y por ellos, das forma también a tu corazón y tu alma. Por eso ser madre es un privilegio y una responsabilidad.
El Día de la Madre en casa empieza con desayuno especial, típico desayuno preparado por padre e hijos, con mantel, zumo, bollos o churros… y entonces vienen los regalitos: dibujos, poesías, manualidades de todo tipo que, en mi caso, guardamos en una estantería especial donde vamos renovando los que se pochan con los años. A mí me gusta celebrar el Día de la Madre haciendo una excursión en bici, así que después de los regalos, toca montar bicis en el coche, preparar bocadillos y ponerse en marcha.
Es un día muy especial, es un día grande. Y si miras un poco en las rede sociales ese día, ves que es un día grande en todas las casas. Y es que no hay nada que inspire más ternura, más cariño que las madres y las abuelas.
Y, sin embargo, llevamos una temporada en la que, de una manera u otra, se quiere echar por tierra la grandeza y belleza de la maternidad. Se insiste por activa y por pasiva en la carga que supone, el cansancio, la tensión, la pérdida de libertad que implica… tratando de desmotivar a los jóvenes con mentiras o medias verdades manipuladas y crear, así, una sociedad de personas solitarias. Hay toda una corriente mundial anti-niños a nivel social y también político. Y, por triste que sea, toca reivindicar la maternidad y no sólo celebrarla.
Que Dios les perdone.