El Papa Francisco intervino este jueves ante el Comité de Bioética de Italia y pidió a la ciencia que sirva a la persona, “con especial atención y cuidado a los más vulnerables y desfavorecidos, que encuentran difícil oír su voz, a los que todavía no pueden o a los que ya no pueden hacer que se escuche”.
Ante los ataques que sufren estos colectivos desfavorecidos, el Pontífice fue aún más claro. “Es el reto de contrastar la cultura del descarte que tiene muchas expresiones, entre las cuales está la de tratar a los embriones humanos como material de descarte, al igual que a los ancianos y a las personas que se acercan a la muerte”.
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Suscríbete ahoraDe este modo, indicó a los científicos que “la bioética nació para confrontar, a través de un esfuerzo crítico, las razones y las condiciones derivadas de la dignidad de la persona humana con los progresos de las ciencias y las tecnologías de la biología y la medicina, que a su ritmo acelerado, corren el riesgo de perder cualquier referencia que no sea la utilidad y el beneficio”.
Protección desde la concepción hasta la muerte natural
Por ello, pidió que exista por parte de estos profesionales “un esfuerzo cada vez mayor hacia la confrontación internacional, en vista de una posible y deseable, aunque compleja, »armonización de las normas y reglas de las actividades biológicas y médicas que reconozcan los valores y los derechos fundamentales».
Francisco se refirió posteriormente a que el Comité se ha ocupado en varias ocasiones del respeto a la integridad del ser humano y a la protección de la salud desde la concepción hasta la muerte natural, teniendo en cuenta a la persona en su singularidad, siempre como un fin y nunca sólo como un medio.
»Este principio ético -subrayó- es también fundamental por cuanto concierne a las aplicaciones biotecnológicas en el campo médico, que nunca pueden ser utilizadas de una manera que menoscabe la dignidad humana, ni tampoco obedecer únicamente a fines industriales y comerciales».
