Se ha pasado la vida viviendo del cuento (de la independencia vasca) y de la violencia, e insultando a todos del rey abajo (llamó “responsable de los torturadores” a D. Juan Carlos).
Quiere blanquearse y tener coche oficial, un individuo cuyo curriculum no está lleno de masters y/o trabajos honrados, sino de violencia. “No tiene biografía, tiene historial delictivo” ha dicho una de sus víctimas, el embajador Javier Rupérez.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraY no se le ocurre nada mejor que insultarnos. Recopilemos.
1. El insulto de la falsa compasión. Otegi dice ahora «entender a aquellos que sufrieron la violencia armada de ETA y un buen día les llamaron para decirles por teléfono que un ser querido había fallecido». Pura estrategia de quien está en pre-campaña electoral, pero no ha condenado los atentados de ETA, ni ha pedido perdón a las víctimas, a esas que les llamaron una vez por teléfono para decir que un ser querido había fallecido, como Montse Salvá, la madre del guardia civil Diego Salvá, asesinado en Mallorca en 2009.
¡Qué cosas!: sale de prisión, dispuesto a conquistar el poder y, de pronto, dice “entender” a las víctimas.
Pero hace años, no “entendió” a los familiares de Miguel Ángel Blanco, porque no condenó su terrible secuestro y ejecución; y menos aún “entendió” a los familiares del periodista José Luis López de Lacalle, porque llegó a justificar su asesinato a manos de ETA al decir que «determinados profesionales» de prensa «plantean una estrategia informativa de manipulación y de guerra en el conflicto entre Euskal Herria y el Estado».
2. El insulto de la paz.- Desde hace tiempo, Otegi –al que un tonto útil llamó “hombre de paz” – va con la rama de olivo en el pico, no por convicción, sino por estrategia. Ya que lo que buscan los abertzales es la independencia de Euzkadi, unas veces con la metralleta y otras con la negociación. Ahora toca la negociación. Y en esas está el líder abertzale.
Si fuera sincero su arrepentimiento, se retiraría de la vida pública como han hecho otros etarras
Pero que no nos insulte haciéndose pasar por Martin Luther King o Gandhi y sus homilías sobre la no-violencia.
Porque ahí está su historial de killer: su conexión con un comando etarra que voló una gasolinera, robó vehículos a mano armada y asaltó el Gobierno militar de San Sebastián. Así como los secuestros del director de Michelín en Vitoria, Luis Abaitua, y del entonces secretario general de UCD, Javier Rupérez, cargo del que, no obstante, fue absuelto.
Si realmente estuviera por la paz, y fuera sincero su arrepentimiento, lo que tendría que hacer es pedir perdón a las víctimas y retirarse para siempre de la vida pública, como han hecho otros etarras.
Pero no presumir ahora de estadista. Se le ve demasiado el plumero, incluso en el lenguaje. Fíjense: “en la cárcel he tenido mucho tiempo para pensar cómo luchar contra el enemigo», aseguró, «¡así que se preparen!». ¿Enemigo?, ¿Qué se preparen? ¿No estábamos en una democracia? Entonces, ¿por qué recurre a términos bélicos?
3. El insulto del New York Times– Para la prensa anglosajona, con The NY Times a la cabeza, los etarras han tenido siempre consideración de separatistas en lugar de lo que son: revientanucas, y los han presentado como románticos guerrilleros que luchaban por su libertad, como si fueran los granjeros de las Trece colonias defendiendo su independencia ante los casacas rojas de Inglaterra.
Los 800 españoles asesinados por ETA no han servido para curar el daltonismo y NYT persiste en su error al confundir todo el rato a Otegi con Gerry Adams. Tanto, que va y le hace una entrevista, cuando está a punto de salir de prisión, y hasta le pregunta por su futuro político. Y él, encantado, dice que sí, que aspira a ser lehendakari. Y el NYT lo toma en serio y hasta reproduce sus palabras: «Más pronto que tarde usaremos el derecho a la autodeterminación para transformarnos en un nuevo Estado de Europa».
Intenten ustedes, honrados lectores que pagan sus impuestos y se levantan todos los días a las siete para sacar adelante a su familia, que les haga una entrevista el NY Times para que les pregunten lo que piensan de política.
4. El insulto de la comparación con Nelson Mandela.
Desde el momento en que uno coge una pistola y va por ahí poniendo bombas, se convierte en un sujeto al que hay que encerrar, y no cuela ni el cuento independentista ni las razones políticas. Suena a viejo truco para librarse de la trena.
Pero es lo que nos han vendido los etarras (y lo que han comprado los gobiernos entrando en su juego). Lo cual es un agravio comparativo para el pobre delincuente común, que carecía de coartada política.
Ese juego ha hecho mucho daño a la democracia y explica que ahora salga Otegi insultando la memoria de los 800 muertos por ETA, al compararse con Nelson Mandela.
Entérese señor Otegi. Usted no es un luchador por la libertad sino un delincuente que ha cumplido su condena y lo que tiene que hacer es irse a su casa, sin hacer ruido, con discreción y humildad, y procurando no dejarse ver demasiado.
¿Qué pensará Ortega Lara cuando oye decir a Otegi que es un preso político?
Pero, en lugar de eso, ha salido de prisión y ha dicho: “Estas cámaras acreditan que hay presos políticos en el Estado español “¿Qué pensará de esas palabras Ortega Lara, que se pudrió en un zulo durante 532 días con sus noches?
5. El insulto del lehendakari.- Es verdad que Otegi no tiene sencillo el camino a presidir el Gobierno vasco. En primer lugar, porque está inhabilitado para ser cargo público, aunque él se aferra las imprecisiones de la sentencia inhabilitadora que no especifica a qué cargo se refiere. Quizá por la vía de los hechos pueda presentarse como candidato.
Y en segundo lugar, porque mientras Otegi estaba en prisión llegó Podemos y se convirtió en la segunda fuerza de Euskadi, barriendo a la izquierda abertzale, que perdió 100.000 votos. Quizá por eso, el proetarra (un poco a la desesperada) ha hecho un guiño a los podemitas, con vistas a formar un Frente Popular a la vasca, ante las elecciones autonómicas. Lo tiene crudo.
Pero al margen de la dificultad, su intento de blanquearse ahora demuestra que quiere cambiar la celda de recluso por la moqueta del despacho de lehendakari. El secuestrador… Sobran los comentarios.
6. El insulto de la independencia. La prueba de que Otegi no ha renunciado a los objetivos de ETA de toda la vida es que sigue reclamando la independencia del País Vasco. “Es el único camino”.
Lo de segundo frente que dice Otegi suena al frente ruso de la II Guerra Mundial
Y, otra vez el lenguaje belicista, quiere “abrir un segundo frente al Estado” como el planteado en Cataluña. Lo de segundo frente suena al frente ruso de la II Guerra Mundial. Pero cuando los nazis fueron juzgados en Nüremberg, se acabó para siempre la mandanga del III Reich y los pocos que se libraron de la horca o de envejecer en Spandau, desaparecieron del mapa y nunca jamás se les ocurrió volver a mentar la bicha.
Otegi no, sigue con el cuento de la independencia, a pesar de tanto dolor y tanta muerte. Riéndose de las casi mil víctimas del horror abertzale, e insultando a la inteligencia de 46 millones de españoles.