Instalados en la caverna: a propósito de “Calle Cloverfield 10” y “La habitación”

    Vivimos instalados en la duda y el relativismo, un dilema cartesiano que aviva el sentido de la sospecha, nos engañan y manipulan, pensamos angustiados, y esta idea tan actual está siendo explotada con ingenio por el cine y la televisión, para contar historias que atrapan.

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    Película 'La habitación'.

    J.J. Abrams es uno de los cineastas de moda. Por supuesto su reciente logro de reavivar la saga Star Wars gracias a El despertar de la fuerza, y ello sin el concurso de su creador, George Lucas, le ha valido la admiración general, pues ha logrado contentar a fans nostálgicos y a las nuevas generaciones. Antes había hecho lo propio con Star Trek. Y antes, mucho antes, creó algunas de las series televisivas más impactantes de los últimos años, son excelentes Alias, Perdidos y Fringe.

    Precisamente en las series citadas juega con un concepto con el que el público conecta: la inseguridad, la falta de certezas, cierto sentido de orfandad. En Alias, la protagonista Sidney Bristow creía trabajar para una agencia supersecreta de la CIA, pero no, descubría que sin saberlo estaba al servicio del enemigo, aunque por suerte “los buenos” se lo hacían ver, y así comenzaba a actuar de espía encubierta, aunque con el sufrimiento de no poder desvelar a sus compañeros el engaño en que estaban atrapados. Con Perdidos no dejaban de surgir enigmas, a veces uno dudaba si los personajes accidentados en un avion y atrapados en una isla estaban vivos o bien en una especie de purgatorio. Y en Fringe, la existencia de dos mundos alternativos –en uno las Torres Gemelas siguen en pie–, también descolocaba bastante.

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

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    La idea de matar el tiempo resolviendo puzzles tiene su subtexto, nunca se sabe la imagen final que se va a componer, o si falta alguna pieza

    Ahora se estrena Calle Cloverfield 10, una producción de J.J. Abrams que ha sido desarrollada en el mayor de los secretos. Una mujer que huye de un tipo maltratador, viaja de noche por carreteras oscuras, ha habido un apagón. Sufre un accidente, y se encuentra con un tipo que la tiene encerrada en su sótano, un verdadero búnker, y que afirma que algo muy gordo ha pasado fuera, un ataque nuclear o una invasión alienígena, como mínimo. No pueden salir fuera, de ninguna de las maneras. ¿Es un chiflado, un paranoico? ¿O hay algo de verdad, fuera la radioactividad es un peligro tangible? La protagonista no sabe si convive con su salvador o con su carcelero, y con un tercer personaje en discordia/concordia, según toque, discurre la trama, sembrando dudas en el espectador, las mismas del personaje principal. La idea de matar el tiempo resolviendo puzzles tiene su subtexto, nunca se sabe la imagen final que se va a componer, o si falta alguna pieza.

    El nino no conoce otra realidad que la que le ofrecen las cuatro paredes donde está encerrado

    Es curioso pero esta idea también subyace en una de las películas más originales de las estrenadas en 2016, y que ha estado nominada al Oscar. Me refiero a La habitación, donde una madre y su pequeño hijo Jack están encerrados en la habitación del título. A medida que transcurre la película, nos damos cuenta de que el nino no conoce otra realidad que la que le ofrecen las cuatro paredes donde está encerrado, ha nacido y vivido siempre allí.

    Trasunto del platónico mito de la caverna, él sólo ha podido vislumbrar ciertas sombras del mundo, la dosificada educación que le ha ofrecido la madre, ajustada a las circunstancias de las visitas de un misterioso personaje, el cielo que se ve por una claraboya y los personajillos que se mueven en la pantalla de un televisor. Como en ese relato mítico, tan sugerente, hay sombras deformes que no se ajustan a la verdad que hay fuera, y la madre ha tenido que medir los tiempos, decidir cuál es el momento para actuar e iniciar a su chaval en la realidad de un mundo que tiene, además de amor, tintes oscuros.

    En cualquier caso, la clave de los títulos citados es que, como asegura la frase promocional de Expediente X, “la verdad está ahí fuera”. Sólo hay que atreverse a descubrirla, y a vivir en consecuencia.

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    Zaragozano, ingeniero de telecomunicación, crítico de cine. Director de decine21.com. Ha dirigido las revistas Cinerama, Estrenos y DeVíDeo. Autor de numerosas críticas, entrevistas y ensayos relacionados con el Séptimo Arte, ha publicado un buen puñado de libros de cine, entre los que destacan "Escritores de cine" y "En busca de William Wyler".