La esclavitud del siglo XXI es la trata de personas
La esclavitud del siglo XXI es la trata de personas/Liberata.org

La trata de seres humanos es un negocio criminal que se desenvuelve en medio de un sistema económico donde siempre se enriquecen los mismos. Sus víctimas, los de siempre, mujeres, ninos y ninas que viven en condiciones de pobreza y marginación.

El 90% de los casos de trata sexual y la explotación laboral se debe a la inmigración irregular y a la pobreza extrema.

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Para luchar contra esto nace Liberata, una puesta en marcha por un grupo de mujeres españolas comprometidas. No son profesionales, pero de manera voluntaria se han organizado para “asumir la responsabilidad de conocer, denunciar y afrontar las causas de las nuevas formas de esclavitud”, según explica una de sus impulsoras, María Teresa Compte, profesora de Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad de Salamanca.

En la presentación del proyecto las cinco mujeres involucradas han explicado su lucha por un mundo sin esclavos.

Mónica Prieto, una de las voluntarias, ha afirmado que realmente la sociedad está insensibilizada con este aspecto. “Los tenemos al lado, las vemos por las calles y nadie dice nada, puede que nosotras no seamos profesionales, pero tenemos pasión y esperanza para actuar”.

 «Nadie ha nacido para ser esclavo, no somos objetos de usar y tirar»

Liberata afirma que la trata de personas es un problema sistémico que corrompe a instituciones políticas, económicas y judiciales y que se arraiga gracias al empobrecimiento de millones de personas. “Tenemos que luchar para devolverle la dignidad a las personas, nadie ha nacido para ser esclavo, no somos objetos de usar y tirar”, afirma Prieto.

Desde la asociación defienden que el tráfico y la trata de personas, explotación laboral, explotación sexual y prostitución son formas de mercado de seres humanos, la mayoría son inmigrantes irregulares y uno de los modos de neutralizar el peligro es comprometerse activamente desde la sociedad para demandar cambios en la política de actuación.

“Los clientes son sus maridos, sus hijos, sus padres”

La argentina Alicia Peressutti amiga del Papa Francisco activista contra la trata de personas y fundadora de la asociación Vínculos en Red, ha querido ayudar a Liberata a empezar esta iniciativa. “Este proyecto puede aportar muchísimo a España, porque es un tema muy difícil de abordar y necesitamos la unión entre países para poner fin a esta lacra”, afirma Peressutti.

“Primero se esclavizó a los negros, más tarde a los blancos y ahora se esclaviza a todo el mundo”

Peressutti asegura que nuestro mundo está edificado a base de la esclavitud. “Primero se esclavizó a los negros, más tarde a los blancos y ahora se esclaviza a todo el mundo”.

La esclavitud de siglo XXI está compuesta por la inmigración irregular. “Una mujer obligada a trabajar en un burdel tiene la probabilidad de vivir cinco o seis años y cuando muere, nadie se entera porque habrá otra chica que la sustituya”.

Peressutti condena a los clientes, “los consumidores en el 99% de los casos son hombres; padres, maridos o hijos son quienes deshumanizan a alguien, les utilizan como un objeto y luego les dejan tirados”.

La culpa es del Estado, no por implicación sino por omisión. El Estado debe asistir a las víctimas

Para poder acabar con esta situación, la activista argentina propone su solución. “La esclavitud es un problema de lesa humanidad y la culpa es del Estado, no por implicación sino por omisión. El Estado debe asistir a las víctimas”, afirma.

Pero asegura que la asistencia “no debe de salir del dinero de los contribuyentes, sino de la incautación de las propias mafias, el Estado debe perseguir y condenar a estas mafias para poder rehabilitar a las víctimas y para eso se necesitan leyes de asistencia”.

Apoyo de la Conferencia Episcopal

El sacerdote jesuita y secretario de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, José Luis Pinilla durante la presentación, ha recalcado la labor del Papa Francisco en este tipo de conflictos. “Tenemos la suerte de tener un Papa emigrante, que conoce el dolor de emigrar a otro país, y en su doctrina incorpora la denuncia de los más desfavorecidos”.

El sacerdote jesuita asegura que el fenómeno de la trata es muy complejo porque abarca muchas dimensiones. Culpa a Europa de “mezquina porque si diera una salida honesta a las personas inmigrantes antes de que las mafias les adujeran, el problema de la trata de personas se reduciría”.

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