“Hagan algo”. Es el mensaje que más se escucha en el Congreso #WeAreN2016 que se está celebrando en Nueva York. ¿El qué?, le pregunto al padre Douglas Al Bazi, sacerdote caldeo en Erbil (Iraq) “Tenemos que modificar la Constitución; dice que está basada en el Corán”.
– ¿Pero no dice que está basada también en los principios democráticos?, le espeta otro interlocutor en esos siempre sabrosos corrillos de todos los congresos
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahora– Sí, esa es la contradicción: dice Corán y en otra parte principios democráticos.
– ¿Y por qué dice principios democráticos entonces?, insiste el interlocutor.
– Para que te quedes contento, responde el P. Douglas con ese tono irónico y audaz de quien se sabe esperanzado por el Único que puede darla…
Esta es una de las asignaturas pendientes. No puede haber un Iraq pacificado mientras que planee la sombra de la sharia. Por lo mismo, debe desaparecer del DNI la religión.
– En mi DNI dice “no musulmán”, me dice el P. Douglas.
– ¿No musulmán?, ¿por qué no dice cristiano?, le pregunto ingenuo.
– Ellos no pueden decirlo; menos escribirlo.
El resultado final es que los ciudadanos iraquíes se dividen entre musulmanes y no musulmanes. Una diferencia que sólo tiene como fin la discriminación. “Es más, es una de los argumentos que hemos llevado a la comunidad internacional para explicar el genocidio”, me cuenta el P. Douglas.
La reforma constitucional es una de las asignaturas pendientes. Otra, la más importante, será la reconstrucción. Y la tercera, la más difícil, la recuperación de la convivencia.
Desgraciadamente, los ataques del islamismo radical no comenzaron hace dos años con el Estado Islámico, sino mucho antes, denuncia el P. Rodrigo Miranda, misionero chileno en Siria. “No hay una sola condena de las autoridades islámicas”, denuncia el P. Douglas.
“Si ha habido condenas, pero probablemente no lo sinceras que serían deseables”, matiza Mons. Jean Clement Jeanbart, arzobispo de Alepo.
De momento el Congreso #WeAreN2016 está logrando colocar en la agenda el problema del genocidio cristiano. Lamentablemente estaba fuera de la agenda de Naciones Unidas, según me cuenta de las activistas más experimentada en foros internacionales.
El Congreso también ha permitido visibilizar a las víctimas, probablemente en el altavoz más potente que exista actualmente. Ya sólo queda que el cobarde silencio se transforme en actuación responsable. “Y eso empieza poniendo dinero”, dicen los activistas americanos. Siempre tan prácticos…
Por último, el Congreso está sirviendo para ofrecer calor humano a las víctimas. Las cámaras de ABC News devoraban las imágenes de los padres de Kayla Muller recibiendo cariñosos abrazos de monjas, sacerdotes y fieles laicos. “Conocer la valentía de Kayla me dio fuerza a mi”, me dijo Jaqueline Isaac, una activista egipcio-americana comprometida en liberar a las mujeres secuestradas y violadas por el Estado Islámico.
Fraternidad o comunión de los santos. Como Uds. prefieran.