Aunque no parece que sea un cónclave, con su correspondiente ‘habemus papam en el pp”, porque sus muchos de sus integrantes no dejan de ser marginales y marginados, la reunión de dirigentes del PP, a sólo tres días de la campaña electoral, es un paso más del aznarismo para minar al marianismo y buscar una alternativa al centro-derecha español.
Este martes, el ala dura del PP se reúne en un hotel de Madrid, bajo los auspicios del Patronato de FAES, la Fundacion que preside Aznar. Los nombres de los convocados son de los más relevante y jugoso en lo que podríamos llamar ala dura del Partido Popular, aunque también están otros miembros del Partido como Javier Arenas o incluso miembros del ala arriolista, como Celia Villalobos.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEstán, además del propio Aznar, Esperanza Aguirre, la lideresa malbaratada tras su (pen)última oportunidad en las elecciones locales de Madrid, al ver como el PSOE permitía a Carmena hacerse con la capital.
Y perdida también, porque desde el Congreso de Valencia de 2008, su línea dura fue laminada, por el arriolismo, cuando el PP adoptó una línea blanda y aséptica, centrada sólo en la economía y olvidando los principios.
Está convocada la Juana de Arco del PP vasco, María San Gil, ‘quemada’ en la hoguera de los maricomplejines y de los pactistas con ETA y su entorno para permitir que los pro-terroristas llegaran a las instituciones.
Más quemados. Aleix Vidal Quadras, víctima de otro pactismo –aunque esta vez el responsable de entregar su cabeza al nacionalismo catalán fue el propio Aznar (nadie es perfecto), cuando el entonces presidente del Gobierno alimentaba a Pujol y al pujolismo a cambio de su apoyo para gobernar-. Desde que fue defenestrado de Cataluña, el PP se hundió electoralmente en aquella comunidad, y Vidal Quadras se convirtió en columnista y tertuliano de lujo, aportando sus perspicaces análisis. Fue uno de los mentores de VOX, la gran alternativa ideológica al PP que no cuajó después de sus batacazos electorales en europeas, locales y generales.
Gallardón ha repetido que se acabó, pero tiene 57 años, aún puede dar mucha guerra
Otra ilustre víctima del marianismo (y/o del sorayismo) es Alberto Ruiz-Gallardón, que también está convocado. Ha repetido por activa y por pasiva que su idilio con la política acabó –después de más de 30 años-, pero nunca se sabe. Tiene 57 años, aún puede dar mucha guerra. Pero tiró la toalla cuando siendo ministro de Justicia con Rajoy no prosperó su reforma de la ley del aborto. Es significativo que en sus primeras declaraciones tras dejar la política activa hechas en exclusiva a Actuall dijera que “la ley del aborto es insostenible”.
Además de estos primeros espadas, ahora en el dique seco o semiseco, participan en la reunión otras viejas glorias del aznarismo, como Ana Palacio, ex ministra de Exteriores; Manuel Pizarro, frustado ministrable de Economía y una de las cabezas mejor amuebladas del mundo del derecho y la empresa; y clásicos del ala liberal del partido como Pilar del Castillo, Cayetana Alvarez de Toledo; veteranos ideólogos como Eugenio Nasarre y algún valor en alza de Génova como el vicesecretario de Comunicación Pablo Casado.
Es verdad que hasta después de las elecciones –según sea el resultado- nada ni nadie se moverá en el PP. Pero en estos últimos meses el mar de fondo ha crecido alentado por un Aznar que ha lanzado varios avisos a Rajoy.
Este, por cierto, le cerró el grifo económico a FAES, el laboratorio de ideas y estrategia de Aznar.
Primero, y al día siguiente de los comicios, pidió un Congreso abierto; después espetó al propio Rajoy que hace falta “nuevos liderazgos (…) a la altura de los desafíos”. Y siempre ha echado en cara al marianismo su carácter errático y carente de talla política: “Hoy no se sabe si el Partido Popular defiende la vida o el aborto, la unidad de España o la presencia de Bildu en las instituciones, las clases medias o la presión fiscal”.
Jóvenes cachorros, como los de Floridablanca, toman posiciones y otean el panorama sin dejar de lanzar puyas al marianismo
Reivindicación a la que se ha sumado a lo largo de estos 100 días sin gobierno el grupo liberal-conservador Red Floridablanca y varios conspicuos populares como Jaime Ignacio del Burgo, Alberto Garres o Cayetana Álvarez de Toledo que creen que el marianismo ha llegado a su fin.
Vistos desde el bastión amurallado de Génova, parecen la voz que clama en el desierto. Pero no hay blindaje que resista el temblor de tierra de un resultado adverso en las urnas (escenario poco probable) o la desgracia de no tener mayoría suficiente para formar gobierno (mucho más probable). Y eso podría precipitar muchas cosas en el seno del PP.
De momento, los jovenes cachorros toman posiciones y se dedican a otear el panorama, sin dejar de lanzar sus críticas al marianismo que, según ellos, parece haber secuestrado los valores esenciales del centro-derecha, como recuerda una y otra vez Isabel Benjumea (Red Floridablanca): “El PP es autoritario de arriba abajo pero se puede cambiar”.