El periodismo solipsista

    Con esta perspectiva de que lo que importa no es la realidad sino el mejor camino para cambiarla, no es de extrañar que los hombres y mujeres de progreso no sepan ya qué hacer con el devenir de la sociedad.

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    Los periodistas de Propublica incluyen en sus piezas una declaración de conflictos de intereses. /Pixabay

    La izquierda ha pasado del materialismo a sostener que la materia humana es inconsistente, irreal incluso, y que la mirada ha de posarse sobre las palabras. Éstas modelan la realidad; la conforman y modifican.

    He de reconocer que no acabo de entender cómo se ha producido este cambio, tan radical. Quizás sea la influencia de la escuela de Fránkfurt, que incidió en la importancia del discurso, y en la necesidad de criticar la sociedad, siempre que la sociedad, claro, sea capitalista. Quizás sea la adoración, en las facultades de Sociología, por el dios menor de la semiótica. Quizás sea simplemente que la realidad desmiente abrumadora y minuciosamente todo lo que dicen de ella y, como venganza, niegan que exista.

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    Una carrera para lidiar con lo que acaece, con el mundo de Wittgensteins, para llegar a la revelación, por un sumo sacerdote, de que el periodismo es un ejercicio solipsista

    Ah, que no me cree. Diario El País. Artículo El honor francés en Córcega. Autora, Natacha Polony. Dice: “Cualquier periodista sabe —o debería saber— que los hechos no existen”. Lo cual es extraordinario. Una carrera para lidiar con lo que acaece, con el mundo de Wittgenstein, para llegar a la revelación, por un sumo sacerdote, de que el periodismo es un ejercicio solipsista.

    Si lo que ocurre es ilusorio, ¿con qué podrá trabajar el pobre periodista? Con lo que tiene más a mano: “Lo que existe es el relato de esos hechos, las palabras empleadas y los matices, que, a veces, están cargados de ideología”. Extraordinario de nuevo. Porque lo que ocurre no es real, pero el relato sobre él, sí. Este contrasentido se resuelve porque para el sumo sacerdote lo único que importa es cambiar lo que acaece, y el modo de hacerlo es infiltrando los retratos de una ideología “transformadora”.

    Con esta perspectiva de que lo que importa no es la realidad sino el mejor camino para cambiarla, no es de extrañar que los hombres y mujeres de progreso no sepan ya qué hacer

    Con esta perspectiva de que lo que importa no es la realidad sino el mejor camino para cambiarla, no es de extrañar que los hombres y mujeres de progreso no sepan ya qué hacer con el devenir de la sociedad. El honor francés en Córcega, pongo por caso. Polony niega que haya una comunidad corsa, sino francesa, y luego dice que ésta está menos acomplejada que los franceses de la metrópolis “porque tienen más presente lo que son”.

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    José Carlos Rodríguez es periodista. Forma parte del equipo de ProducciONE, pero en otra vida ha sido redactor jefe de Internacional de La Gaceta, y ha trabajado en la prensa digital en medios como Factual.es, elimparcial.es y libertaddigital.com. También ha colaborado con el semanario Alba, Expresión Económica, La Ilustración Liberal, La Gaceta de los Negocios o la agencia APIE, entre otros.