No sabíamos que el tono apocalíptico empleado por Robert Hugh Benson en Señor del mundo guardaba también un guiño para el mundo del deporte moderno. Si de algo advierte el autor inglés en su distopía de ficción es de la persecución religiosa revestida de tolerancia que estaría por venir. Hoy vemos que es la moneda con la que paga el mundialismo.
Ahora le ha tocado a Brasil, que sufre ‘el caso Neymar’ y que nada tiene que ver con cuestiones estrictamente futbolísticas. Ni siquiera con problemas fiscales o uno de esos escándalos a los que hoy acostumbran las estrellas del balompié. Qué va.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl ‘caso Neymar’ es mucho más grave que eso para los jerarcas del deporte mundial: el futbolista tuvo la ocurrencia de colocarse una cinta alrededor de la cabeza con la leyenda «100% Jesús» tras ganar la medalla de Oro en la final de los Juegos Olímpicos de fútbol.
Un mal ejemplo, un mensaje inaceptable para un mundo, el del deporte, hace ya tiempo en manos del dinero y genuflexo ante sus grandes patrocinadores. Mucho cuidado con ofender a quienes financian la cosa. Sobre todo -o exclusivamente, para ser más exactos- cuando quien hace uso de la libertad de expresión es de fe cristiana.
La venganza se sirve en frío
Por eso no parece muy creíble reducirlo todo a aquello de «nada personal, sólo negocios» para justificar que el Comité Olímpico Internacional trasladara una queja a la delegación brasileña en los Juegos de Río de Janeiro. Los mismos juegos, sí, en los que el COI admitió que las deportistas de países musulmanes compitieran con hijab. Por ejemplo, en disciplinas como voley playa.
La censura del COI al mensaje cristiano contrasta con su comportamiento cuando está en juego la medalla del multiculturalismo: entonces se cambian las normas si es menester
Algo parecido ya sucede en el fútbol. Desde hace dos años la FIFA, máximo organismo mundial, dio luz verde a la demanda de jugadores y jugadoras musulmanes y sijs de usar velos y turbantes durante los partidos. Y es que cuando lo que está en juego es colgarse la medalla del multiculturalismo, entonces se cambian las normas si es menester, y a otra cosa.
Por eso el mismo director ejecutivo del COI, Christoph Dubi, actuó con la rapidez del lacayo que cree haber ofendido al amo y recordó a la delegación brasileña que hay cosas que no se pueden hacer. Además con Neymar llueve sobre mojado, porque ya mostró la cinta en otros triunfos deportivos.
Por ejemplo, tras proclamarse campeón de la Champions League con el Barcelona en 2015 en Berlín. Meses más tarde, en la gala del Balón de Oro, la FIFA emitió un vídeo en el que aparecía el jugador brasileño celebrando el título con la misma cinta en el pelo de «100% Jesús». La venganza se sirve en frío, así que una orden de arriba obligó a retocar la imagen para borrar tan ofensivo mensaje.