Yo también he leído la avalancha de críticas y descalificaciones al presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump. Como ya he puesto por escrito mi opinión sobre Trump, meses antes de la sorpresa que le ha aupado a la Casa Blanca, no es necesario que la reitere.
No obstante, como parece que Trump es una hecatombe, la síntesis de todo lo perverso que en el mundo pueda existir, uno no puede dejar de preguntarse por los millones de estadounidenses que le han respaldado. ¿Estarán todos chalados? ¿Serán todos un hatajo de malvados racistas sedientos de venganza?
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraComo hoy en día la información es de fácil acceso, me he entretenido en investigar un poco sobre algunas de las cuestiones que han rodeado las elecciones y sobre algunas de las propuestas más polémicas de Trump. Y lo que he encontrado no acaba de cuadrar con lo que nos están explicando.
Obama, ese presidente amado por la gente
La imagen que nos venden de Obama y de su presidencia es casi la de un reino mágico en el que la tierra mana leche y miel. Los índices de popularidad de Obama son altos, es cierto, pero también lo son los de rechazo en un país cada vez más polarizado. En cualquier caso, la elección de Trump supone un golpe para Obama, un rechazo de su legado. ¿Sorpresa absoluta? No tanto.
En el primer mandato de Obama los demócratas contaban con 60 senadores; ahora tienen sólo 48. En el Congreso, los demócratas han pasado de 233 a 192: en ambos casos el “efecto Obama” ha consistido en perder la mayoría. Y si nos fijamos en los gobernadores, cuando Obama es elegido presidente por primera vez los demócratas gobernaban en 29 estados, mientras que hoy sólo cuentan con 15 gobernadores.
Ha llegado el momento de dejar de lado narrativas mitológicas para pasar a explicar con datos objetivos lo que ha supuesto la presidencia de Obama
Es una evidencia: durante los años de presidencia de Obama el pueblo estadounidense ha ido retirando su apoyo al Partido Demócrata. Tanto que en 2017 los republicanos pueden llegar a controlar 34 estados, algo que no sucedía desde 1922, bajo la presidencia de Warren Harding, cuyo lema era, ¿se lo imaginan? America First. Curiosamente similar al de Trump.
A lo mejor ha llegado el momento de dejar de lado narrativas mitológicas para pasar a explicar con datos objetivos lo que ha supuesto la presidencia de Obama (por ejemplo, aumento desbocado del déficit, 11 millones de estadounidenses abandonando el mercado laboral y una caída de la renta media de los hogares en todos los segmentos).
La construcción del muro se inició en 1994, en el gobierno de Bill Clinton, bajo el programa de lucha contra la inmigración ilegal conocido como Operación Guardián
¡El muro ya existe!
Es probablemente una de las medidas que mayor indignación levantan, tanta como para señalar que quien lo promueve no puede ser cristiano. Y sin embargo, tras los lamentos y el rasgarse las vestiduras de rigor, les animo a hacer una sencilla operación: tecleen en google “Muro fronterizo Estados Unidos-México”.
Entren en el primer link que aparece, el de Wikipedia, y leerán lo siguiente: “El muro fronterizo Estados Unidos – México (en inglés: Mexico–United States barrier) es una valla de seguridad construida por Estados Unidos en su frontera con México. Su objetivo es impedir la entrada de inmigrantes ilegales, procedentes de la frontera de México hacia territorio estadounidense. Su construcción se inició en 1994, en el gobierno de Bill Clinton, bajo el programa de lucha contra la inmigración ilegal conocido como Operación Guardián”.
¿Qué el muro ya existe? ¿Que lo construyó Bill Clinton? Pues la verdad, nadie nos había avisado.
Por cierto, la misma Hillary Clinton votó, junto a otros 25 senadores demócratas, a favor de la propuesta de ampliación del muro (en la actualidad cuenta con 595 kilómetros de extensión más 800 kilómetros de barreras para impedir el paso de automóviles), el Secure Fence Act del 2006, que acabó siendo ley con la firma del entonces presidente George W. Bush.
Ah! Una última sorpresa: entre los senadores que se unieron a Hillary para votar a favor de ampliar el muro estaba un tal Barack Obama. Pero ya saben, el muro es una idea de Trump.
En los primeros seis años de presidencia Obama, del 2008 al 2014, el bondadoso premio Nobel de la Paz expulsó a 2.786.865 inmigrantes
Vamos a expulsar inmigrantes clandestinos
¿Lo veis? No le basta con el muro, ¡Trump quiere empezar con deportaciones en masa! En realidad la propuesta de Donald Trump consiste en expulsar del país a aproximadamente 3 millones de inmigrantes clandestinos que han cometido delitos. Algo que suena bastante razonable: vienen a tu país saltándose las leyes y luego delinquen; lo normal es que si los pillas, los devuelvas a su país de origen.
Pero bueno, más allá de lo que opinemos al respecto, lo de Trump sería en cualquier caso lo contrario a las políticas del buen samaritano de Obama, una especie de fraile franciscano que acoge a todo el mundo con los brazos abiertos y una sonrisa en la boca. ¿Seguro?
Pues si vamos a la web de Homeland Security nos enteramos que en los primeros seis años de presidencia Obama, del 2008 al 2014, el bondadoso premio Nobel de la Paz expulsó a 2.786.865 inmigrantes. Nos faltan los dos últimos años, pero ya se ve que quizás no hay tanta diferencia entre lo que Trump propone y lo que Obama ha hecho.
El presidente del sindicato más potente de la automoción: «Tengo muchas ganas de encontrarme con Trump»
Los sindicatos están con los demócratas
Era una de las pocas certezas que existían hasta ahora y casi todo el mundo lo dio por descontado. Pero lo que está ocurriendo en los sindicatos nos ayuda a entender que quizás los estadounidenses ni están completamente locos ni son unos racistas, xenófobos y otras lindezas por el estilo.
En mi investigación por la web me topo con esta noticia, en mi opinión muy significativa, y que no he encontrado en los medios españoles. El sindicato más potente de la automoción, la Union Auto Workers (UAW), en boca de su presidente Dennis Williams, acaba de proclamar que “tengo muchas ganas de encontrarme con Trump, hay grandes oportunidades para la industria automovilística”.
Y esto en boca de un poderoso jefe sindical, antaño una de las bases más sólidas de apoyo a los demócratas. No sé si los planes económicos de Trump darán resultado, pero no se puede negar que muchos estadounidenses con empleo en la industria han votado racionalmente.
La factura de la OTAN
Y un último dato: un presidente de los Estados Unidos acaba de recordarles, en tono de velada amenaza, a sus aliados de la OTAN que si no destinan el 2% de sus PIB a Defensa, tal y como es su obligación en virtud de su pertenencia a la alianza atlántica, no podrán contar con el paraguas protector del ejército estadounidense. No ha sido Trump, sino el aún presidente de los Estados Unidos Barack Obama.
Pues ya lo ven, no hay como entretenerse un rato verificando la información en internet para llevarse unas cuantas sorpresas. Y entender mejor lo que ha ocurrido en Estados Unidos. Y constatar que los medios mainstream ni se han enterado ni parece que estén por la labor de abandonar sus orejeras ideológicas.