Por si necesitáramos confirmación de que Podemos es una especie de parodia exagerada de todo lo que es odioso, violento, feo y anómalo, los alegre chicos de morado han tardado cero coma en hacer piña en torno a uno de los cada vez más frecuentes renglones torcidos de la modernidad, un tal Ramón Vera, al que describen como «una joven que ha visto destrozada su vocación docente por un chiste en Twitter».
El personaje escribe sus gracietas en Twitter bajo el pseudónimo ‘Cassandra’ que, insiste, es su ‘verdadero’ nombre ahora.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraComo la ley es ahora muy de seguir la corriente a las caprichosas humoradas de los descontentos de género, me vería forzada a llamarla así, si no fuera porque, con ese generoso impulso que es como una segunda naturaleza en esta gente, no se hubiera apresurado a colgar su cuenta de PayPal en redes sociales para solicitar fondos a los corazones sensibles de las redes sociales, y para que no haya problemas -que con las cosas de dinero rara vez juegan-, lo ha hecho a nombre de Ramón Vera. Le sigo, pues, en esto, con la conciencia ciudadana tranquila.
Digo que pide dinero, primero dijo que para las costas del juicio, pero al hacerse público que no hay tales costas que pagar, puso carita de pena y rectifico: era más bien porque se quedaba sin la posibilidad de ejercer su pasión profesional, la docencia.
Claro que Ramón ha tenido mucho tiempo, durante su largo anonimato, para explayarse a gusto en las redes, e Internet no olvida, por mucho que se haya dedicado como loco a borrar tuits.
¿Qué padres, después de leer “cuantos más ninos más asco me dan”, no correrían a dejar el futuro de sus hijos en manos de este amigo de los ninos?
Por algunos de estos sabemos cuánto odia a los ninos. Lo ha dicho así, con esas palabras y muchas otras: «Cuanto más ninos más asco me dan».
¿No sienten vibrando en esas palabras una arrebatadora vocación docente que ahora la manipulada y fascista justicia española quiere segar de cuajo? ¿Qué padres, después de leer estos comentarios, no correrían a dejar el futuro de sus hijos en manos de este amigo de los ninos?
Pero no quiero ser injusta, y estoy con los defensores de Ramón en que no se puede condenar ‘por un tuit’. Y es cierto que el odio que expresa contra los ninos este proyecto de docente no es en absoluto significativo, porque lo raro es encontrar algo o alguien que no odie.
Son tan numerosos los tuits de ‘Cassandra’ explicando cuánto odia a este y aquel, que me pregunto si no habría caso para montar una demanda por discriminación que representara a los escasos personajes públicos a quienes no ha deseado una muerte violenta.
Empezando por el mismo país de cuyas autoridades esperaba obtener la licencia para enseñar -¿odio?- a su chavalería. «#NoTengoProblemasEnAdmitir que odio este asqueroso país de mierda, #AntiEspañolaHastaLaMuerte».
¿Cómo no le iban a querer los podemitas, con la de odios que comparten? «@PutaEspaña, te amo en secreto, nos une el odio a España». Es evidente que Ramón no pertenece a una comunidad autónoma con separatistas en su seno o habría sacado la banderita. Pero no, parece un caso prístino de autoodio.
A Cristina Cifuentes también le deseó en su momento la muerte, y no lo destacamos porque sea original en eso la presidente de la Comunidad de Madrid, sino porque lo hacía mientras Cifuentes se debatía justamente entre la vida y la muerte tras un grave accidente: «Esperemos que Cristina Cifuentes muera antes de las doce, será un puntazo que muera en el aniversario del pioletazo de otra rata». Realmente, Podemos se busca a sus héroes que ni con lupa y un candil.
¿Qué sonido te molesta más? — Los gritos de niños pequeños, lo mataría a todos aggg http://t.co/qfKx7QBu
— Cassandra Vera (@kira_95) August 7, 2012
Al torero José Tomás le dedicó una serie obsesiva de tuits deseándole «una muerte larga y dolorosa». Un amor. «Todos somos Cassandra», claro que sí, y esto es el infierno.
Pero no quiero arruinarles el día, y seguir con las «sonrisas» de esta «máquina de amor» acabarían por amargarme a mí misma, que soy un cascabel, y a hacerme desesperar de que el género humano tenga la menor posibilidad de sobrevivir a este siglo.
Repasar su TL es adentrarse en un deprimente submundo de bilis desparramada y odio irrendento, del que solo se salvan los personajes más repulsivos de la historia universal: «Admiro a Stalin, pero no fue perfecto». Vaya, ni Stalin se salva del todo. ¿Qué podría haber hecho malo el Padrecito de los Pueblos?
Así las cosas, una tiene que dar credibilidad al personaje cuando dice: «El día que muera que la ciencia estudie mi cerebro. Estoy muy mal de la cabeza».
Ni que lo jures, Ramón. Aunque tengo para mí que traería más cuenta estudiar tu corazón, porque el trastorno que evidencias va más por esa víscera.
Conste que este no pretende ser un artículo justificando o apoyando su condena. No es mi tema, sin más.
Podemos no tiene ninguna política seria, ni medidas que mantenga contra viento y marea y es partidario de soltar a los etarras de aquí y de mantener los presos políticos en Venezuela
Me interesa más el hecho de que exista un partido político con millones de votantes el que haga de personajes que expresan tantos deseos de muerte y violencia sus héroes y mártires. No puede ser cálculo electoralista, porque no concibo que agrupación alguna quiera acercarse ni con un palo a una persona que se dedica a destilar odio durante años y a ninguna actividad productiva. Asociarse con ‘Cassandra’ no puede dar un solo voto, y debería frustrar los de cualquier persona mínimamente cuerda o empática.
La única alternativa es que son los suyos, y por lo que sabemos y hemos leído de este partido partidario de soltar a los etarras de aquí y de mantener los presos políticos en Venezuela, se trata una cuestión de evidente afinidad.
Podemos no tiene ninguna política seria, ni medidas que mantenga contra viento y marea, solo ese amasijo de rencor, resentimiento, odio multidireccional que leemos en el Twitter de ‘Cassandra’. Podemos es Ramón, es Bódalo, es Alfon.