«Me pregunto si el fenómeno creciente de la confusión en la orientación sexual de muchos chicos adolescentes no se debe a que en la cultura occidental la figura del padre estaría simbólicamente ausente, desviada, desvanecida, hasta la virilidad estaría cuestionada».
Por hacer esta observación, Xavier Novell, obispo de Solsona, ha sido acusado por cargos de la Generalitat y del Observatorio contra la LGTBfobia de “fomentar el odio”.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEugeni Rodríguez, director del Observatorio contra la LGTBfobia en Cataluña, ha llegado a decir que «cuestionar las familias LGTB fomenta el discurso de odio contra el colectivo».
Y el columnista Salvador Sostres ha reaccionado en el programa de Carlos Herrera (COPE) apoyando al prelado catalán y criticando el linchamiento al que le han sometido.
El periodista expresa su respeto por los homosexuales y por las preferencias sexuales de cada cual, pero considera que no se debe ceder “ por miedo y por buenismo, ante el totalitarismo del feminismo y de la ideología de género, como si ser hombre o mujer fuera una construcción artificiosa y fascista”
Por su interés reproducimos el texto leído por Sostres en el programa de Herrera:
“Insólito linchamiento al obispo de Solsona por haber dicho que la homosexualidad puede tener su origen en el hecho de que en la cultura occidental la virilidad y figura del padre están difuminadas.
La propaganda gay puede decir lo que quiera pero cualquier debate que se pretenda desde la defensa de la familia es homófobo y fascista.
No tenemos un problema con los homosexuales. Tenemos un problema con la libertad, del mismo modo que el feminismo no es una manera de defender a las mujeres, sino un modo de vivir de sus problemas.
“Decir hoy en España que (…) los roles diferenciados del hombre y de la mujer, y naturalmente del padre y de la madre, son fundamentales para la correcta maduración de nuestros hijos, (…)se considera un atentado poco menos que racista”
Tenemos un problema con la libertad. Decir hoy en España que la familia es el eje vertebrador de la sociedad y que los roles diferenciados del hombre y de la mujer, y naturalmente del padre y de la madre, son fundamentales para la correcta maduración de nuestros hijos, que es lo que el obispo de Solsona ha escrito en su carta semanal, se considera un atentado poco menos que racista, cuando lo cierto es que si nos dedicáramos todos a entrar por la puerta de atrás la Humanidad se extinguiría en dos días.
Yo nunca me he metido ni pienso hacerlo con las preferencias sexuales de cada cual, todas igual de respetables.
Pero tenemos un problema con la libertad y otro problema con la cobardía. Con la cobardía de acabar siempre cediendo, por miedo y por buenismo, ante el totalitarismo del feminismo y de la ideología de género, como si ser hombre o mujer fuera una construcción artificiosa y fascista.
Ya está bien, por el amor de Dios, ya está bien. Basta ya de disculparnos por ser el salvoconducto de nuestra especie.
Somos hombres y mujeres, niños y niñas. Familias de padres, madres e hijos como estructura superior a cualquier otra estructura.
Y si nuestra primera familia tuvo que esconderse en un portal para huir de los asesinos que ya en aquella época nos perseguían, nosotros hemos aprendido con los años a resistir a plena luz del día, en el corazón de la libertad y de la alegría, proclamando el don del amor y la plenitud transcendente de la vida.