Monseñor Xavier Novell ha roto su silencio tras los ataques recibidos por parte del lobby LGTB y la Generalitat por un artículo en la hoja diocesana en la que se limitaba a preguntarse la siguiente obviedad:
si “el fenómeno creciente de la confusión en la orientación sexual” de muchos adolescentes no será debido al hecho de que “en la cultura occidental, la figura del padre estaría simbólicamente ausente, desviada, desvanecida. Incluso la virilidad parecería cuestionada”.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl Observatorio de la Homofobia (dependiente del Gobierno catalán) tildó esa observación de homófoba y por incitar al odio.
Además, el obispo tuvo que salir escoltado de una parroquia de Tárrega al sufrir un agresivo escrache por parte de decenas de miembros del lobby LGTB, que le insultaron y la abuchearon.
El prelado catalán ha precisado en una nota que hará pública el domingo 11 de junio, que son “falsas las acusaciones de homofobia”, que no buscaba ofender a nadie y que pide disculpas a los padres que se hayan sentido dolidos.
Porque -como dice la Iglesia- “toda persona es digna de respeto sea cual sea su raza, nacionalidad, religión y tendencia sexual”. Y cita las palabras del Papa Francisco en la Amoris Laetitia.
El obispo dice que seguirá “presentando sin miedo la visión cristiana sobre la persona y las consecuencias morales que se derivan”
Pero a la vez, defiende el derecho de la Iglesia a enseñar la doctrina católica: “No dejaré de defender el derecho de los pastores de la Iglesia a enseñar la doctrina católica”.
Sobre la base de la libertad de expresión y la libertad religiosa.
Y que, por lo tanto, seguirá “presentando sin miedo la visión cristiana sobre la persona y las consecuencias morales que se derivan”.
Reproducimos la nota completa de monseñor Novell:
Mi glosa del pasado día 21 de mayo ha suscitado una serie de comunicados, reprobaciones y manifestaciones contrarias a mis palabras. Muchos me han pedido que rectificara el contenido de mi escrito. Al mismo tiempo, muchos fieles me han animado a mantenerme firme contra esta persecución.
No he hablado hasta ahora porque no veo nada que rectificar ni me han atemorizado las amenazas políticas.
Motiva esta nota la inquietud de conciencia por si alguien se ha sentido herido o culpabilizado por mis palabras y la insistencia de algunos a considerar mi silencio perjudicial para la convivencia social y para la Iglesia.
En esta nota, que será publicada en la Hoja Diocesana del domingo 11 de junio, y que ahora divulgo, me siento con la libertad y la responsabilidad de afirmar que:
1.- No he buscado ofender a nadie, pero pido disculpas a los padres y madres que se hayan sentido dolidos. He recibido llamadas y cartas de algunos de ellos y lamento que se hayan sentido juzgados por mi pregunta.
Asimismo he agradecido a aquellos que han entendido de forma correcta que yo no vinculaba ni exclusiva ni directamente la homosexualidad y la ausencia de la figura paterna.
No me cuesta reconocer que hubiera sido un acierto añadir lo que el Santo Padre dice en Amoris Laetitia 250: «Con los Padres Sinodales, he tomado en consideración la situación de las familias que viven la experiencia de tener en su seno personas con tendencias homosexuales, una experiencia nada fácil ni para los padres ni para sus hijos «.
“No he discriminado a nadie ni he lesionado ningún derecho personal”
2.- No he discriminado a nadie ni he lesionado ningún derecho personal. Son falsas las acusaciones de homofobia que me han dirigido. Estoy absolutamente convencido, como dice la Iglesia, de que toda persona es digna de respeto sea cual sea su raza, nacionalidad, religión y tendencia sexual.
Hago mío también lo que sigue diciendo el papa Francisco en Amoris Laetitia 250: «Por ello, deseamos ante todo reiterar que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, debe ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar «todo signo de discriminación injusta», y particularmente cualquier forma de agresión y violencia».
3.- No es mi intención mantener un conflicto abierto con los partidarios de la ideología de género, pero no dejaré de defender el derecho de los pastores de la Iglesia a enseñar la doctrina católica, amparados en la libertad de expresión y la libertad religiosa.
Por eso, que nadie dude que continuaré presentando sin miedo la visión cristiana sobre la persona y las consecuencias morales que se derivan.
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