El trabajo del doctor Rekers ofrece datos de numerosos estudios en los que se demuestra la necesidad de que los ninos crezcan junto a un padre y a una madre. Estos son los seis argumentos que utiliza para oponerse a la adopción por parte de parejas homosexuales.
Tienen más estrés que los hijos de heterosexuales:
El doctor Rekers afirma que la estructura y forma de vida de una pareja homosexual expone a los ninos adoptados a niveles de estrés mucho mayores que los que experimentaría con una pareja heterosexual. Los informes médicos revelan que las parejas homosexuales tienen más problemas psicológicos y de adicción a las drogas, aumentando el estrés en los pequeños.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraRekers se hace eco de un estudio realizado en 2003 en Reino Unido. La muestra era de 2.000 personas y se aseguraba que el 70% de los homosexuales y bisexuales tenían un problema mental, frente al 30% de los heterosexuales.
Además, el informe Russell and Joyner de 2001 también alertaba de que la tasa de suicidio es el doble entre jovenes homosexuales que entre heterosexuales.
Carecen del modelo de padre y madre:
Del mismo modo, Rekers indica que la estructura de una unión homosexual hace que el nino carezca de los beneficios que ofrecen las heterosexuales. En particular, incide en que la pareja homosexual no puede aportar el modelo familiar de padre y madre necesario para el desarrollo psicológico de los hijos.
El neuropsiquiatra pone varios ejemplos para explicar la importancia de la estructura familiar. Habla de que un matrimonio recién casado en el que ambos tienen 18 años nunca es declarado apto para adoptar pese a tener gran vitalidad. Lo mismo ocurre con un matrimonio de 90 años, en el que pese a su experiencia tampoco podrán adoptar.
Por ello, Rekers indica que la inherente estructura de una unión homosexual les hace no ser idóneos para la adopción, pese a las capacidades individuales que tengan.
Tienen problemas de desarrollo social y psicosexual:
El informe deja muy claro que únicamente un padre y una madre pueden satisfacer todas las necesidades de un nino adoptado. Por ejemplo, el padre que juega con su hijo tendrá como consecuencia que éste sea menos agresivo en la escuela. Además, afirma que la cercanía padre-hijo provoca que la influencia de los amigos para que consuman drogas sea mucho menor en hijos con este vínculo.
También cita otros estudios que muestran que las ninas que crecían sin la figura de su padre por fallecimiento eran tímidas en el trato con adolescentes de su edad mientras que las chicas cuyo padre se marchó por divorcio fueron muy activas sexualmente durante su juventud.
Como conclusión, Rekers asegura que el nino necesita la identificación con el padre y el papel complementario de la madre para tener un desarrollo emocional, social y psicosexual normal pues entre el padre, la madre y los hijos se influyen mutuamente.
En los ninos adoptados esta necesidad es mucho mayor puesto que han sufrido previamente la ausencia de esta interacción entre los padres.
Sus hogares son más inestables:
El autor del informe cita estudios que aseguran que las uniones homosexuales tienen una duración media de 18 meses, lo que no garantiza la estabilidad necesaria para el bienestar del menor. Además, las parejas homosexuales tienen una media de tres veces más contactos sexuales que las heterosexuales.
Rekers analiza también el informe de Marie Tomeo sobre abusos a menores elaborado en 2001, en el que aparece que el 46% de los gays habían sido abusados siendo menores frente al 7% de los varones heterosexuales.
Obtienen peores resultados académicos
Igualmente, hace mención al sociólogo Sotirios Sarantakos, que realizó un estudio en 1996 en el que comparó a 174 grupos de chicos que a su vez estaban divididos en tres grupos según si sus padres estuvieran casados, cohabitaran o fueran homosexuales.
Los resultados que destaca Rekers de este estudio son los siguientes: en lenguaje, matemáticas y ciencias sociales los mejores resultados fueron para los hijos de padres casados, seguidos de los que cohabitaban mientras que cerraban la clasificación los hijos de homosexuales. Lo mismo ocurrió en la práctica de deportes y sociabilidad.
Tienen más problemas para relacionarse
De este modo, los hijos de padres homosexuales se mostraron más tímidos e inseguros a la hora de trabajar en equipo así como miedosos a la hora de hablar de su familia. Además, existía una dificultad para relacionarse con un compañero que tuviera un sexo diferente al de sus padres adoptantes. En cuanto a la identidad sexual, los hijos de padres gays tendieron a conductas más propios de ninos que de ninas de su edad.