Hermann Tertsch reflexiona este martes sobre lo sucedido en la contundente manifestación de españolidad sucedida en Barcelona elpasado domingo 8 de octubre como respuesta al desafío del la rebelión independentista desarrollada con especial impulso desde el referendum ilegal del 1 de octubre.
Terstch describe en su columna Catarsis y pura felicidad publicado en ABC lo sucedido el domingo en la Ciudad Condal como «una de esas jornadas luminosas que tan escasamente aparecen en los libros que hablan de España», un día que será recordado, en especial por quienes estuvieron presentes, como «el día en que la nación española cumpliño con nuestros mejores sueños«.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl columnista destaca la ausencia de consignas más allá de un sano sentido patriótico: «Sin instrucciones, órdenes ni consignas, sin prisas ni ansiedades, sin miedos ni rencores para desencadenar en armonía, en fiesta y buen humor, lo que pronto fue una inmensa catarsis».
«Policías con lágrimas bajo las gafas, mujeres con la cara bañada, parejas de la mano con los ojos empanados, evocaban en Barcelona el año milagroso en qué cayó hecho trizas el telón de acero de la cárcel de pueblos en Europa oriental»
Una liberación porque «toda España necesitaba de esta experiencia de encontrarse y sentirse tras tantos sinsabores, humillaciones y silencios, siempre en parte impuestos siempre algo voluntarios y cobardes y culpables por tanto».
Hermann Tertsch, rememora que ya había vivido una emoción colectiva similar. Fue «allá por 1989. Desconocidos abrazados en el llanto, policías con lágrimas bajo las gafas, mujeres con la cara bañada, parejas de la mano con los ojos empanados, evocaban en Barcelona el año milagroso en qué cayó hecho trizas el telón de acero de la cárcel de pueblos en Europa oriental».
En definitiva, «para Cataluña y para España entera ha caído un muro de mentiras impuestas por unos y asumidas por la mayoría durante siete lustros».
Tertsch subraya que la manifestación del domingo se realizó «sin histrionismo ni histerismos, sin rabia ni violencia pese a tanta humillación, tanta injusticia y tanto atropello. Alegre al verse a sí misma otra vez ahí, despierta y presente«.
Tertsch espera que «quienes no estén a la altura sean arrastrados al sumidero del mediocre pasado inmediato»
De Felipe VI a 1808
el columnista de ABC considera igualmente que la catársis también se produjo «impulsada por el otro gran momento luminoso de estos tormentosos días: el discurso del Rey Felipe VI. Que demostró que esta vez hay alguien a la altura del reto histórico».
«También -prosigue Tertsch- por la proliferación de manifestaciones en defensa de la Nación que se han extendido por toda la geografía española como expresión de esa voluntad de unidad».
Para Tertsch este movimiento popular entronca con el levantamiento frente al invasor francés a principios del siglo XIX: «Como en 1808, con la nación en peligro, demandan una enmienda general. Esta vez para restablecer la unidad, la dignidad y la probidad en nuestra democracia».
Para concluir, el columnista denuncia que «la clase política, gobierno a la cabeza, intenta frenar estas energías», expresa su deseo de que no puedan concretar esta acción limitante y de que «quienes no estén a la altura sean arrastrados al sumidero del mediocre pasado inmediato».