Jorge Serrano Limón lleva casi 40 años ayudando a mujeres en riesgo de aborto y salvando vidas humanas. Calcula que a lo largo de estos años ha podido facilitar la venida al mundo de unos 260.000 seres humanos, con la colaboración de miles de voluntarios distribuidos por todo México.
Nacido en la Ciudad de México en 1953, los últimos 14 años ha sido objeto de una descalificación continua debido denuncias ahora comprobadas como inconsistentes, que le acusaban de haberse lucrado por el desvío de fondos federales dirigidos a la ayuda a mujeres en riesgo de aborto.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraA lo largo de todo este calvario, Serrano confiesa a Actuall que, además de los tres días que pasó en la cárcel, le han pesado las acusaciones de llevar una doble moral, aunque no demasiado. Justo a él, que considera su trabajo como un apostolado y que contesta a las preguntas de Actuall muy de mañana en México, a la salida de la misa diaria.
Fundador y tesorero de Provida en México desde 1978, se hizo cargo del desarrollo de la plataforma como presidente en 1987, hasta completar hoy una red de 64 centros de ayuda a la mujer embarazada distribuidos por todo el país.
A sus 65 años, ofrece su primera entrevista para un medio español, pocos días después de que la Justicia por fin le haya eximido de toda culpa.
¿Tuvo siempre confianza en que la Justicia le iba a acabar dando la razón frente a las acusaciones de malversación de fondos públicos y de lucro ilegal?
Siempre, porque no hay nada. No hay un solo desvío. Ni un solo centavo en mi cuenta. Todo se aplicó como se tenía que aplicar. Yo no tenía esa duda, aunque sé que mucha gente, sobre todo los grupos proaborto, querían verme en la cárcel. Sin embargo, no había nada, no tenían de dónde. Siempre tuve la confianza de que todo iba a salir bien.
Pero hubo errores contables de importancia menor ¿no?
Sí, así es, los había. Pero salimos bien, gracias a Dios. Yo respondí a todos los llamados que me fueron haciendo: judiciales, legales, etc. Fui a todo.
¿Cómo ha soportado la presión social y mediática en todos estos años?
La presión social… Hubo muchas descalificaciones en los medios de comunicación, muchísimas… Pero no es lo que me preocupa. Yo seguía en el rescate de vidas del aborto desde hace 38 años y seguimos haciéndolo. Este es mi trabajo, mi apostolado. Y yo sigo en eso.
“Lo más difícil fueron los tres días en la cárcel, pero la Gracia del Señor me sacó adelante”
¿Hubo alguna acusación que le doliera de forma especial?
Acusaciones hubo muchísimas… (piensa un momento). Hablaban de doble moral, de que era una persona que defendía unos principios, pero que tenía una doble vida. Pero no me hizo nada, no me preocupa.
¿Alguna le pareció hasta ridícula? Lo digo por el asunto de aquellos tangas que dieron lugar al nombre del ‘Tangagate’.
El periódico Reforma, a ocho columnas dijo: “Provida usa dinero estatal para la compra de tangas”. Nosotros, cuando recibimos dinero del gobierno, teníamos dinero para ayudar a las mujeres en medicamentos, ropa y despensa hasta 2.000 pesos (87,7 euros).
Entonces, a una mujer que iba abortar y que no tenía alimento ni ropa, fue al mercado de Mixcalcos y se gastó 620 pesos, lo equivalente a 30 dólares. Compró un pantalón, una blusa, tres tangas por 35 pesos ¡dolar y medio, tres tangas! Nos dió la factura, se la pagamos y se la mandamos a la Secretaría de Salud, justificando todos los gastos que habíamos hecho.
Los grupos proaborto vieron esa factura, se la dieron al periódico Reforma que lo saca en primera plana y causa un escándalo terrible, que es lo que detona todo.
¿Qué fue lo más duro de estos años?
Lo más difícil fueron los tres días en la cárcel. Es terrible la violencia que hay dentro, la degeneración, cómo se trata como animales a las personas… todo terrible. Eso fue para mí muy fuerte, muy pesado. Pero la Gracia del Señor me sacó adelante.
Algunos presos se le acercaron pidiendo consuelo y acompañamiento. ¿Cómo fue?
A algunos les leía el Evangelio, a otros les compraba alguna torta, algún chocolate…Algunos me escuchaban, otros no. Tuve oportunidad de hablar con mucha gente, de rezar el Rosario, de hablarles de las parábolas, sobre todo la del hijo pródigo. Alguno me escuchó, alguno estaba muerto en vida y me decía: “Me has dado vida”. En fin… Para mí fue una experiencia muy rica, porque puede vivir a Cristo allá adentro.
“Mucha gente me decía: déjalo, no te metas más, ya no tiene sentido. Algunos incluso me decían: ‘Mejor vete del país’”
¿Llegó a conciliar el sueño esos tres días?
No. Fue muy duro. A mí no me tocaron, pero veía cómo golpeaban a unos y otros. Era muy duro. No podía dormir aunque quería. Tampoco la comida… un asco, ¡una cosa asquerosa! Muy sucio. Sin embargo, cuando me pudieron pasar dinero, compré una torta, un jugo y un refresco, que es todo lo que comí en tres días.
¿Sabía en ese momento si su estancia en la cárcel iba a ser corta?
Yo pensaba que iba a estar al menos seis meses, hasta que se llevara a cabo el juicio. Sin embargo, mi esposa consiguió propiedades prestadas para dejarlas como garantía. Por eso salí.
Su mujer y su familia han sido su apoyo más grande en estos años, ¿verdad?
Mi esposa y mis hijos siempre han estado conmigo. Siempre, siempre, siempre. Le doy gracias a Dios. Mi esposa siempre ha estado al pie del cañón. Y gracias a Dios y a ellos pude salir adelante de todo.
¿En alguna ocasión le han sugerido que, al meterse en la boca del lobo contra el negocio del aborto antes o después se encontraría con el lobo?
Mucha gente me decía: «Déjalo, no te metas más, ya no tiene sentido». Algunos incluso me decían: “Mejor vete del país”… Pero la satisfacción que me da nuestro Señor cuando se rescata una mamá que quiere abortar y rompe su ficha de aborto… ¡híjole, es algo maravilloso, increíble!
“Tenemos una crisis política terrible, totalmente terrible. Se han aliado los partidos de derecha y de izquierda, uno no sabe por quién votar”
¿Es lo que más le enorgullece de su trabajo en Provida estos años?
Eso es lo que más me enorgullece. El rescate de vidas, salvar a mamás del aborto. En estos 38 años, a través de los 64 centros de ayuda se han rescatado cerca de 260.000 vidas del aborto.
Ante las elecciones presidenciales, ¿cómo ve las alianzas electorales a contranatura entre partidarios y detractores del aborto? ¿Dificulta esto al votante para quien la causa provida tiene peso en su decisión?
Eso está terrible. Los partidos que legalizaron el aborto se están aliando con los partidos a favor de la vida. Tenemos una crisis política terrible, totalmente terrible. Se han aliado los partidos de derecha y de izquierda, uno no sabe por quién votar. Hay que irse al candidato.
¿La movilización ciudadana tiene fuerza suficiente para influir a pesar de estas alianzas y que se dé alguna política de corte provida?
Va a influir a favor de la familia y de la vida. Los partidos no van a moverse de cómo están, pero sí pueden mover al electorado.