Pedro Pablo Kuczynski (PPK) renunció a la presidencia del Perú involucrado en el escándalo Odebrecht (mega causa de corrupción nacida en Brasil y que abarca a todos los países de Iberoamérica), impotente frente a la recesión económica y con medio país en su contra por la incompetencia manifiesta de su gobierno.
Con ese panorama, todos los peruanos deseaban fuertemente un giro de 180º en la conducción del Perú. Pero el recién nombrado presidente Martín Vizcarra (el siguiente en la línea de sucesión institucional) acaba de presentar un Gabinete de Ministros que fue una tremenda decepción para el país: prácticamente todos son exviceministros y otros funcionarios de gobiernos anteriores, especialmente del renunciante PPK y de Ollanta Humala, preso por corrupción. “Más de lo mismo” es la frase que inunda las calles peruanas con desazón y rabia.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraY en este río revuelto de la política nacional los ‘pescadores’ que aparentemente quieren tomar ventaja son los promotores de la ideología de género. Hay que recordar que miles de padres marcharon varias veces por las calles con el ya legendario lema #ConMisHijosNoTeMetas, en protesta por el adoctrinamiento de género que quería impulsar PPK en las escuelas.
«Hace un año Pessah fue viceministra dentro de una lamentable gestión que priorizaba la atención a ‘personas trans’ mientras los hospitales estaban en completo abandono y los niños morían de dengue en varias ciudades importantes»
Se esperaba que Vizcarra rompiera con ese pasivo del gobierno. La buena noticia en el tema de igualdad es que el gabinete incluye cinco mujeres. Pero al ver los curricula de las cinco ministras se acabaron las buenas nuevas: todas ellas tienen maestrías con mención en Género o han participado en iniciativas de la agenda de género en el pasado. El Perú quería más mujeres en el gabinete… ¡pero no estas mujeres!
Este ha sido un gesto político que no ha pasado desapercibido para quienes están preocupados por el peligro de la revolución cultural que representa el género. Lo malo es que algo similar ha ocurrido con distintos sectores del quehacer nacional. El futuro no es prometedor para nadie, excepto para los deseos de un grupo de progresistas “de salón”, que en el país andino, tan dado a los neologismos precisos y adornados, se los conoce como “izquierda caviar”.
Un adelanto de lo que muy probablemente ocurrirá en los próximos meses ha sido el escándalo que acompañó a la designación de la ministra de Salud, Silvia Pessah. El mismo día y horas antes de asumir el cargo, el presidente Vizcarra ya recibía cartas de total y rotundo rechazo del Colegio Médico del Perú, del Cuerpo Médico del Ministerio de Salud, del Sindicato de Trabajadores del Ministerio de Salud entre otros gremios del sector.
En los precisos instantes que “prometía” cumplir sus funciones (no juramentó y pidió retirar el crucifijo y la Biblia, algo todavía poco usual en este país), el cuerpo médico protestaba en las puertas del edificio del Ministerio de Salud. Cuando en una entrevista de TV le preguntaron a Sandra Esparza, presidenta del cuerpo médico, si le darían un período de tregua a Pessah, ésta respondió: «Vamos a hacer un plantón día tras día hasta que tomen una decisión de recapacitar y nombrar a una persona que tenga las cualidades para sacar el país a flote». Poco que agregar.
Hace un año Pessah fue viceministra dentro de una lamentable gestión que priorizaba la atención a “personas trans” mientras los hospitales estaban en completo abandono y los niños morían de dengue en varias ciudades importantes, inundadas por el Fenómeno del Niño Costero.
Pessah tiene una larga y clara trayectoria a favor de la despenalización del aborto como miembro del Centro Flora Tristán, uno de los grupos feministas de género más radicales del país. Su ideologización la llevó a participar en la desobediencia de la sentencia del Tribunal Constitucional que indicaba que no podía repartirse las píldoras de la Anticoncepción Oral de Emergencia, entre otras muchas decisiones lamentables.
Ineficiencia e ideologización son una combinación combustible en un país ya desesperado por una creciente inestabilidad política y económica
Pessah y sus cuatro compañeras ministras han pasado a conocerse en las redes sociales como las #MinistrasDeGénero. Hagamos un breve repaso de los antecedentes de este grupo tan poco popular.
Patricia Balbuena Palacios, ministra de Cultura, es magister en Políticas Sociales con Mención en Género, Población y Desarrollo. Fue funcionaria de gobierno de PPK como Directora del Programa Nacional CunaMás y también del gobierno de Humala como Viceministra de Interculturalidad (en el Ministerio de Cultura).
Por otro lado, mientras muchas encuestas muestran que la población quiere un Ministerio de la Familia en reemplazo del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Vizcarra no solo cambia el enfoque sino que nombra como ministra de la Mujer a Ana María Mendieta, abogada con Maestría en Derecho Constitucional y diploma en derechos humanos de género, Mendieta fue funcionaria del gobierno de Humala como viceministra. En ambos casos articuló todas las acciones posibles para introducir la ideología de género en la vida pública peruana.
Liliana La Rosa Huertas, ministra de Desarrollo e Inclusión Social, es graduada del Programa de entrenamiento en Salud Internacional en la Organización Panamericana de la Salud – OPS, Washington D.C, con énfasis en Políticas de Salud, Género, Promoción y Protección Social en adolescentes y juventudes. Fue directora de dos entidades públicas durante el gobierno de Humala. Militó en partidos y ONGs de izquierda radical.
Fabiola Muñoz Dodero, ministra del Ambiente, magister en Política Social con Mención en Género, Población y Desarrollo. Fue funcionaria del gobierno de Humala y mantenida por el gobierno de PPK hasta octubre del 2016.
La continuidad pro género es inocultable. Cambiar todo… para que nada cambie. Ineficiencia e ideologización son una combinación combustible en un país ya desesperado por una creciente inestabilidad política y económica. Luego del estupor inicial y ante las primeras señales de un continuismo tan grosero no tardarán mucho en llegar las protestas en todos los niveles de la vida pública.
El río revuelto está servido, pero es seguro que el pueblo peruano no permitirá que los “pescadores” de siempre hagan su agosto. Serán tiempos de gran inestabilidad y no se puede descartar nada, ni siquiera la convocatoria próxima a elecciones generales. Habrá que estar atentos.