La Asociación Juvenil San Eulogio ha convocado para el domingo 10 de junio de 2018 una manifestación que tiene por objeto protestar al término de la misa parroquial principal después de que el párroco haya decidido que sus actividades no pueden seguir en los locales parroquiales.
Pese a que los convocantes aseguran que la decisión «ha sido tomada de forma unilateral», el Arzobispado de Madrid, a través de su vicaría IV, ha emitido un reciente comunicado en el que se expone que desde desde el curso pasado se han mantenido conversaciones con los responsables de la asociación «insistiendo en la necesidad de regularizar el uso de los locales» y armonizar sus actividades «con el resto de actividades parroquiales».
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl presbítero Enrique Cabrera fue nombrado párroco de San Eulogio en 11 de julio de 2017, y a lo largo de este año ha tomado la decisión de «comenzar un proyecto pastoral integral desde la fe con niños y adolescentes» que necesita disponer de los locales parroquiales, de lo que se deduce que las actividades de la asociación no se ajustaban a estos parámetros aunque la parroquia «valora positivamente la labor realizada» hasta el momento.
Según el Arzobispado, los responsables de la asociación rechazaron acogerse a ninguna de las vías de colaboración que ofrecía el párroco
Tal y como indica el comunicado del Arzobispado de Madrid, la Asociación Juvenil San Eulogio, que llevaba 30 años aprovechando la cesión de los locales parroquiales para el desarrollo de sus actividades, ha rechazado hasta tres posibilidades de mantener la colaboración:
1.- Firma de un convenio de colaboración y uso armonizado de locales.
2.- Integración de la asociación en el proyecto pastoral de como un grupo parroquial más y dentro del organigrama general de las actividades pastorales de la parroquia.
3.- Utilización de los antiguos locales de la parroquia para ejercicio de las actividades de la asociación juvenil dentro de un nuevo convenio.
Estas tres posibilidades estaban supeditadas a que las actividades de la asociación tengan en cuenta «la vida y necesidades de la parroquia» cuyas actividades pastorales propias «no pueden ser intereferidas, mermadas, ni impedidas».
«La vida parroquial nos obliga a armonizar las diversas necesidades pastorales que hemos de mantener para ser fieles a nuestra misión», subrayan.
Según el Arzobispado, los responsables de la asociación rechazaron acogerse a ninguna de las vías de colaboración que ofrecía el párroco, por lo que el pasado 24 de abril se cerró la negociación con el compromiso de la asociación de abandonarlos el 31 de diciembre de este año.
La asociación critica por un lado la decisión por «unilateral», pero reconoce en flagrante contradicción que ha mantenido negociaciones con el párroco
Pese a que la asociación contaba con ocho largos meses para realizar de forma planificada el traslado a una nueva sede, pronto comenzaron las acusaciones contra el párroco y la vicaría IV del Arzobispado de Madrid.
En diferentes mensajes difundidos a lo largo de las últimas semanas, así como en la convocatoria oficial de la manifestación se asegura que tanto el párroco como el vicario, Juan Carlos Merino, «consideran que, en el momento actual, los objetivos de nuestra Asociación y la labor que realizamos no tienen cabida dentro de los locales parroquiales».
La asociación expone en el cartel de la manifestación, contra la versión del Arzobispado, que la decisión se ha tomado «de forma unilateral» y por ello ha mostrado su «disconformidad con el trato recibido por los actuales responsables parroquiales».
Sin embargo, en otra publicación titulada ‘Para todas las personas que se preguntan ¿qué ha pasado?’ la asociación reconoce que no ha habido tal unilateralidad, sino una negociación de convenios que no llega a buen puerto, en la que incluso se les llegó a ofrecer laopción de convertirse en «asociación católica, dándonos de alta como tal y otrogando el control de nuestra estructura a la autoridad parroquial».
Tal y como ha anunciado recientemente la asociación, la búsqueda de un nuevo local no ha sido un problema, dado que el Ayuntamiento de Madrid, a través de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo les ha cedido la utilización de un espacio.
Dicho organismo está presidido por Marta Higueras, primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid, delegada del Área de Gobierno de Equidad, Derechos Sociales y Empleo y miembro de Podemos. Es conocida su militancia en el activismo LGTBI.
Apoyo a los «curas rojos» de San Carlos Borromeo
Pese a que toda la información oficial sobre la Asociación se refiere de forma genérica a una organización que «favorece la convivencia entre los niños, niñas y adolescentes, fomentando el respeto a las libertades y opiniones de los demás», no es difícil hacerse una idea de sus inclinaciones políticas.
La asociación juvenil San Eulogio aparece entre los firmantes de una campaña de apoyo a la antigua parroquia (hoy centro pastoral) de San Carlos Borromeo, la llamada de los «curas rojos» durante el proceso de enfrentamiento e insubordinación que mantuvieron con el entonces arzobispo Antonio María Rouco Varela.
La asociación se unía así a organizaciones nada equívocas en sus planteamientos ideológico-religiosos como la Asociación de Teólogos Juan XXIII, partidaria de la llamada teología de la liberación; el grupo abortista autodenominado Católicas por el Derecho a Decidir de España, entidad ajena a la estructura y doctrina de la Iglesia católica; la casa okupa feminista ‘La Karakola’; la «organización revolucionaria de la clase trabajadora» Corriente Roja; Ecologistas en Acción; Izquierda Unida; o la Unión de Juventudes Comunistas de España.
Enrique Cabrera, un párroco políticamente incorrecto
Enrique Cabrera nació en una familia profundamente comunista. Valga como muestra que su padre fue condenado a muerte en 1942, aunque postriormente le fue conmutada primero por cadena perpetua, para ser liberado tiempo después.
«En mi infancia fui acostumbrado a ir de manifa en manifa, de mitin en mitin y de fiesta del partido en fiesta del partido», ha reconocido el propio sacerdote. Ya en la adolescencia se declaraba «comunista» y «ateo furibundo» y frecuentaba ambientes del rock heavy.
Comenzó a realizar pequeños robos y su odio a la Iglesia se acrecentó hasta el punto de insultar a los sacerdotes con los que se cruzaba por la calle y abroncar a su padre por bautizarle.
Tras el encuentro con un amigo converso a los 20 años, se fue acercando a la fe hasta que ingresó en el seminario a los 25 años. En el libro ‘Alzaré la copa de la salvación‘ editado por la Delegación de Pastoral Vocacional de la Archidiócesis de Madrid, el propio Cabrera explica esta transición: «Fue la rendición más alegre y gozosa de mi vida».
Desde su ordenación el 2 de mayo de 1998 fue destinado a una parroquia en Las Rozas primero, para ser nombrado párroco en Collado Villalba un tiempo después. Allí y fue señalado pr medios de comunicación como la cadena ‘SER’ o ‘El Plural’ por explicar a sus feligreses la doctrina católica sobre la dignidad del cuerpo humano y tildar de «bricolaje anatómico imposible» las operaciones de modificación de órganos sexuales. Entonces, los grupos municipales de Podemos, PSOE e Izquierda Unida presentaron en el pleno de Collado Villalba una moción en la que se le tildaba de «homófobo».