Eduardo Fernández Martos
El bus de HazteOir.org / Día 6: La religión del fuego
El fenómeno feminista ha sido oficialmente fagocitado por la izquierda. En España, el gobierno ha enterrado la universalidad y transversalidad del movimiento colocando a la cabeza de la manifestación del #8M a sus más ilustres miembros y a sus consortes. El resto de fuerzas políticas no ha comparecido.
El bus de HazteOir.org / Día 5: La cúspide del iceberg
No sucumbirá el Titanic feminista por topar con el autobús de HazteOír en las ciudades de España, sino por colisionar con la sociedad que lo apoya. No somos el ariete de una toma de conciencia social que no deja de crecer, sino su causa. El autobús es solo la parte visible de la corriente que nos conduce.
El bus de HazteOir.org / Día 4: El autobús arde en las fallas de Valencia
Bajo la suela del poder político, el autobús de HazteOír fue ayer secuestrado en Valencia. Brazo armado del alcalde, la policía municipal retuvo y condujo el autobús a sus dependencias por la fuerza, sin presentar escrito o acta alguna a los responsables de la campaña.
El bus de HazteOir.org / Día 3: el sueño de la República
A las seis de la mañana salimos para Barcelona; a las doce de la noche llegábamos a Valencia. De una a otra hora nos deslizamos entre un lúdico amanecer en la planicie y el verdadero amanecer que la mitad de los catalanes parecen querer para su tierra.
El bus de HazteOir.org / Día 2: Los hijos de Julio Camba
Si el autobús no fue a la montaña, la montaña bajó al autobús. El día en que íbamos a pasear nuestro mensaje por Madrid, hubimos de emplearlo en atender a los medios nacionales e internacionales que se abalanzaron sobre el lema y la caricatura que paseábamos rotulada en nuestra guagua.
El bus de HazteOir.org / Día 1: el olor del miedo
La estrella del momento estaba siendo nuestro Hitler rotulado con maquillaje femenino, un Hitler coqueto pero temible. Los transeúntes nos señalaban con el dedo y en los semáforos todas las razas se arremolinaban para fotografiarse frente a nuestro lema.
El emperador de Waterloo
Nunca gozó Sánchez “El Breve” de mayor gloria que cuando de noche y a traición fue depuesto del mando de su partido por las huestes de Díaz ante los ojos atónitos de los españoles. Apoyado en sus leales en Asturias comenzó entonces una reconquista que ha arrastrado a los suyos.