La politología contemporánea acuñó en los años sesenta, y de manos del jurista alemán Kirchheimer, el término catch-all o atrapatodo, para definir aquellas formaciones políticas que buscaban mayorías sociales lo suficientemente amplias como para aglutinar en torno a ellas un sector del electorado tal, que les aupase a los gobiernos.
Para conseguirlo, era necesario despojarse de las posiciones más extremas y dirigirse al centro, donde se pretendía alcanzar a esa imprescindible masa de votantes.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPodemos en general, y su marca catalana en particular, parece haber oído campanas, aunque sigue sin saber muy bien dónde, y con su habitual lucidez oscurecida por las largas noches preinvernales, se han querido sumar al carro atrapatodo.
Pero como fuera de la izquierda rancia, trasnochada y radical, se asfixian como peces sin agua, han querido versionar la teoría, y cambiar el viraje hacia la moderación por un componente de actualidad.
Un rollito progre, lúdico y callejero, capaz de calentar a los círculos morados estos días de frío.
Y allá que se han puesto, a ver qué atrapan, lanzando las redes sin orden ni concierto, por comprobar la veracidad de aquello de que “a río revuelto, ganancia de pescadores”.
Con motivo en la devolución, por cumplimiento de una sentencia, de los bienes que se habían sustraído al monasterio oscense de Villanueva de Sijena, los periodistas pedían a la Portavoz de Podemos en el Congreso, Irene Montero, su valoración.
Después de emular a cualquier literato de nuestro Siglo de Oro, diciendo que «nosotros pensamos que esos bienes tendrían que estar donde deben estar” (sic), por fin concluyó que “son bienes que estaban en Aragón y que son propiedad, o deberían serlo, de Aragón, y que pensamos que deberían estar ahí«.
Echenique quiso salirse por la tangente criticando al gobierno aragonés y al catalán, a partes iguales
A pesar de sus serias dificultades expositivas, creímos entender que Podemos estaba de acuerdo con la reposición del patrimonio expoliado.
Sin embargo, poco antes, su compañero de partido, Pablo Echenique -secretario de Organización de la formación morada y exsecretario general de Aragón-, no fue capaz de hacer una declaración contundente al respecto, y quiso salirse por la tangente criticando al gobierno aragonés y al catalán, a partes iguales, a ver si el centro ese del que había oído hablar consistía en no pronunciarse sobre un hecho, sino en criticar a los sujetos litigantes, y salía indemne.
La trenza de los círculos la remataba el candidato de Catalunya en Comú-Podem, Xavier Domènech (el mismo que ha rellenado sus listas con secesionistas, cuando dice que no está a favor de la independencia), criticando la actuación policial que escoltó el patrimonio robado hasta su lugar de origen, sosteniendo que éste debía permanecer en Lérida.
De tanto intentar abarcar, con este asunto, parece que van a apretar poco.
Circos regionales aparte, quizás la quintaesencia de lo que en Podemos se ha entendido como un atrapatodo, nos lo ponía de manifiesto la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en el programa de Jorge Javier Vázquez, Sábado Deluxe, descubriéndose a sí misma, para toda España, como una auténtica atrapatodo:
Una mujer, hoy madre, pero que en su día mantuvo una larga relación con una chica italiana. Total, que echando cuentas, bisexual.
No sé si de tanto dar vueltas sobre sí mismos en torno a sus alambres entrelazados, los podemitas van tan mareados que ya no saben si son bilaterales, equidistantes, bisexuales, o todo a la vez, y en vez de redes lanzan cañas a ver si algún confuso pez pica, y eso que se llevan.
Así se entendería su obcecada obsesión de sacar el texto de su ley de no discriminación LGTBIetc, y poder instruir al mundo sobre lo que llaman género fluido. Nadie dirá que no predican con el ejemplo.
Colau no podía permitir que el único que estuviese usando su orientación sexual fuese el candidato del PSC, Miquel Iceta, más empeñado en que los catalanes se enteren de sus apetencias carnales que del proyecto que tiene para su tierra, como si la tensión social, la división, la fuga de empresas, el crecimiento del desempleo o las facturas impagadas de la Administración regional fuesen a solucionarse entre sábanas y perfumes.
Podemos sólo pueden intentar ser los más progres de todos los progres, y sacar el carnet de la extrema corrección política
Aprovechó la regidora barcelonesa que el Pisuerga pasa por Valladolid, o el Ebro por Cataluña, para ablandar los corazones de los telespectadores con la narración de sus dos intentos de violación.
Al final, la cosa se quedó en que un hombre la miró, pero sin tragedia no hay novela.
Más allá de las anécdotas personales de esta señora y los cotilleos de pasillo, la entrevista revela que en Podemos andan preocupados. Incapaces de encontrar su hueco, que allí lleva ocupado desde hace tiempo, y que no pueden ser los más independentistas (porque a eso es difícil ganarle a ERC), ni los más anarquistas (que ya se lo han pedido las CUP), sólo pueden intentar ser los más progres de todos los progres, y sacar el carnet de la extrema corrección política, que es, en el fondo, lo que representan.
Por eso lanzaron a los medios a su figura más deslumbrante en Cataluña y, sea verdad o no, ella puso en juego las dos únicas cartas que les quedaban a los morados: la ideología de género y el hembrismo supremacista.
Colau ya está exenta de ser constitucionalista o independentista, y a nadie le importa si respeta y defiende la legalidad vigente o al golpismo. Se ha presentado como mujer, bisexual, y agredida por un hombre. No necesita más.
Ha hecho un revuelto de sensiblería e instintos primarios con el que esperan evitar la muerte, por aplastamiento, de su partido.
En campaña electoral, un político no da puntada sin hilo, y sería ingenuo pensar que ella ha hecho estas declaraciones, en esa cadena y en ese horario, sin más intención que la de desnudar su alma.
Es difícil entender que haya quiénes pretenden rascar votos con sus intimidades de alcoba. Pero más duro es que haya quienes están dispuestos a votarles precisamente por eso. Quizás, al final, sea esta la nueva versión del atrapatodo. La Colau, desde luego, lo intenta.