No llevan ni una semana en la Moncloa y van apareciendo cadáveres en los armarios del Gabinete del Dr. Sanchezstein, ése que dijo: “No queremos imputados en nuestras listas”.
Primero fue Máxim Huerta, por defraudar a Hacienda; luego, el ministro de Agricultura Luis Planas, por consentir robos de agua cuando era consejero de la Junta; pende, además, una denuncia sobre María Jesús Montero, ministra de Hacienda, por «prevaricación continuada en la realización de nombramientos ilegales» en la Sanidad andaluza; y sobre Teresa Ribera por el informe de impacto medioambiental que autorizó como secretaria de Estado de Cambio Climático, en tiempos de Zapatero.
Por no hablar de la ministra Carmen Montón que -cuando era consejera en la Comunidad Valenciana- enchufó a 23 amigos y familiares, entre ellos su marido que tuvo que dimitir a los tres días.
Y hasta el ministro Guirao que ha sustituido a Huerta, debería dimitir, como apunta irónicamente Arcadi Espada por afirmar que los animales tienen derecho a la vida; lo cual no es de recibo en nadie con dos dedos de frente (los animales no tienen derechos por la sencilla razón de que no son personas) y menos aún en el responsable de Cultura, que tiene a su cargo la protección de la fiesta de los toros.
Ni siquiera se libra el propio Pedro el Guapo, por falsear su currículum: no tiene un máster en el IESE ni fue jefe de gabinete en Naciones Unidas.
¿Para esto ha servido la moción de censura?, ¿para un cambio de guardia de dos partidos corruptos: el PP por el PSOE?
¿Para esto ha servido la moción de censura?, ¿para un cambio de guardia de dos partidos corruptos: el PP por el PSOE?
¿Qué hacer? que diría Lenin. Nosotros el pueblo, que diría la Constitución de EE.UU., tenemos dos opciones:
- Pedir que dimitan todos los corruptos de todos los partidos y poner el contador a cero. Fiat lux, pereat mundi. Seísmo, azufre caído del cielo y no dejar pasar ni una a esa panda de mentirosos, arrogantes y prepotentes.
- Dejarlo todo como está y echarles mediante el voto en las próximas elecciones.
La opción A es la que le pide al cuerpo a muchos españoles, que se sienten estafados y humillados, porque a ellos Hacienda o Tráfico no les deja pasar ni una y les saca la piel a tiras. Y luego ves a Huerta y te subes por las paredes.
Pero no sé si es plan un rosario de dimisiones, en todos los partidos, en todos los ayuntamientos, en todas las comunidades autónomas… el cuento de nunca acabar.
Además, habría que tener en cuenta que hay diversos grados. No es lo mismo el siseo de unas cremas (Cifuentes) que el robo organizado de los ERE (Griñán y Chaves). No se puede pedir que coja la puerta Carmen Calvo por tener en su historial frases como “el dinero público no es de nadie” o confundir el latín (“dixit”: “dijo”) con los dibujos animados (los simpáticos roedores “Pixie y Dixie”) . Lo único que demuestra el repertorio es que la señora Calvo no es Lord Byron precisamente.
¿Cuál es la raya roja que no se debería traspasar? La impunidad: que ningún malversador o prevaricador se salga con la suya.
El problema es que según este criterio, no se salva ni un sólo partido, porque en todos sin excepción hay irregularidades y prevaricaciones.
Les pongo un ejemplo en un tema sensible. Todos malversan y todos prevarican al haber firmado el Pacto de Estado de la violencia de género. Ya que se basa en una mentira más grande que una casa: que la violencia tiene género; y en un disparate jurídico: la presunción de culpabilidad del varón por el mero hecho de serlo. Y sobre tamaña injusticia los partidos se reparten un botín de 200 millones de euros. ¿No les choca a ustedes que los partidos lleven décadas sin ponerse de acuerdo para un Pacto de Estado de Educación y que en cero coma se hayan compinchado para el de la Violencia de Género?
Tampoco se salva ninguno en escándalos de corrupción.. Unos más (como el PSOE) y otros menos como Ciudadanos. Claro que este último apenas ha tocado poder (y presupuesto); y los socialistas llevan en el ajo 40 años.
El PP está pringado, cierto, y es justo que Rajoy se haya ido; pero el PSOE es el inventor de la corrupción a gran escala (desde el caso Juan Guerra hasta los ERE, pasando por Filesa, Ibercorp, Fondos Reservados etc.). Lo del PSOE ya no es una corrupción, es una costra, una segunda naturaleza, como la Mafia era consustancial con los Gobiernos que se sucedían en Italia desde la posguerra a Berlusconi.
¿Para qué se creen que Felipe González politizó la Justicia en cuanto pisó la Moncloa e hizo que el Fiscal General fuera del Gobierno y no del Estado?
Es verdad que luego hay muchos parlamentarios, concejales, diputados, militantes de partidos que van de buena fe, que están limpios y quieren hacer las cosas bien; y es injusto meterlos en el mismo saco. Muy cierto. La pregunta es si con su inacción no están siendo cómplices indirectos de un establishment corrupto hasta la médula.
Queda la opción B) Las urnas. ¿No éramos los ciudadanos los protagonistas de la democracia?, ¿no éramos los que teníamos la última palabra? ¿Entonces?
¡Ya estás otra vez hablando de Vox! me espetan mis amables detractores
El problema es encontrar alternativas. Dónde buscar cuando todas las manzanas tienen gusanos. En la película Los intocables, de Brian de Palma, el poli veterano (Sean Connery) aconseja a Eliott Ness (Kevin Costner) que deje de mirar en el cesto y vaya a buscarlas directamente al árbol.
El cesto es el Parlamento: una gusanera. Habrá que mirar fuera.
«¡Ya estás otra vez hablando de Vox!» me espetan mis amables detractores. «¿No es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer?» me dicen los votantes del PP temerosos de que el apoyo a Vox (al que las encuestas ya le dan dos escaños en el Congreso), beneficie a la izquierda, como si ésta no estuviera ya acampada con armas y bagajes en el establishment político.
Nada de eso. Me limito humildemente a responder a una pregunta: ¿alguien sabe si queda algún intocable en la política española?. Punto.
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