Desde que se conociera la designación de Brett Kavanaugh para el cargo vitalicio de miembro de la Corte Suprema de los EE. UU., las presiones contra el candidato de Donald Trump se han multiplicado.
El motivo, sus posiciones favorables a la defensa de la vida y, por tanto, la posibilidad de que sea revocada la sentencia Roe vontra Wade que legalizó el aborto en los Estados Unidos.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraA punto de celebrarse la votación en el Senado sobre la idoneodad del candidato, una profesora de psicología de California, Christine Blasey Ford, escribió a la senadora demócrata y partidaria del aborto Diane Feinstein asegurando que Kavanaugh la atacó sexualmente durante la escuela secundaria hace 30 años.
Al destaparse que Ford y sus abogados son activistas del Partido Demócrata, la decisión primera de testificar en el Senado contra Kavanaugh se ha debilitado y en este momento parece que no comparecerá. Además, ha pedido una investigación del FBI sobre los supuestos hechos.
Si Ford dice la verdad ¿qué puede haberle hecho cambiar de opinión? Sin duda, las informaciones que desvelan la debilidad de sus acusaciones, como las imprecisiones sobre el año de los hechos, o el lugar donde supuestamente ocurrieron.
Además, se ha conocido, a través del Daily Caller que el hermano de la denunciante formó parte de un bufete de abogados que pagó a una empresa que elaboró un falso análisis forense para intentar desacreditar los vídeos desvelados por David Daleiden, en los que se comprueba cómo ejecutivos de la multinacinal del aborto Planned Parenthood trataban con total naturalidad la compraventa de órganos de bebés abortados.
Quien ha acusado a Kavanaugh de comportamiento ilícito, intento de abuso sexual, etc. parece ser la piedra lanzada por la industria del aborto y sus intereses para frenar a toda costa su nombramiento. Y tiene lógica: está en juego su negocio.
Más datos. Resulta que los padres de los denunciantes vivieron en el pasado una situación pesonal complicada, dado que su vivienda se encontraba en ejecución hipotecaria. La juez que presidió su caso fue, casualmente, la madre del candidato, también jueza, Martha G. Kavanaugh.
Más allá de las posibles motivaciones revanchistas y los intereses cruzados con la industria del aborto, un compañero de Kavanaugh en los tiempos de Secundaria ha respaldado públicamente al juez, dejando muy en duda las acusaciones.
Por supuesto, el propio candidato a la Corte Suprema de los Estados Unidos ha negado de forma tajante las acusaciones: «Esta es una acusación completamente falsa. Nunca he hecho algo como lo que la acusadora describe, ni a ella ni a nadie». Y añade en un comunicado: «Como esto nunca sucedió, no tenía idea de quién estaba haciendo esta acusación hasta que se identificó».
Por si esto fuera poco, 65 mujers que conocieron a Kavanaugh en las fechas en las que hubieran sucedido los hechos han ratificado que «siempre ha tratado a las mujeres con decencia y respeto. Eso fue cierto cuando estaba en la escuela secundaria y se ha mantenido así hasta este día».
Así las cosas, quien ha acusado a Kavanaugh de comportamiento ilícito, intento de abuso sexual, etc. parece ser la piedra lanzada por la industria del aborto y sus intereses para frenar a toda costa su nombramiento. Y tiene lógica: está en juego su negocio. El negocio sangriento del aborto.