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Constitución: cuidado con las coces, por el general Dávila

Constitución española

«La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas».

Que la Constitución no se cumple es algo tan obvio que decir lo contrario causaría extrañeza. Lo grave de esta situación ya instalada es que acojamos como buena la costumbre de que no es una ley que haya que cumplir sino un deseo de cumplimiento, una quimera, un horizonte de acontecimientos interpretable según los signos de los tiempos (y de los magistrados que la interpretan).

Si hacemos un repaso artículo por artículo nos sorprendería comprobar lo que la Constitución dice, lo que exige, y lo que no dice, pero se exige por los que la interpretan a su manera, en el mejor de los casos, cuando no la rechazan.

En vista de lo cual y dadas las circunstancias, en el momento más débil e incierto y del peligro que se cierne sobre la unidad de España, los partidos políticos nos anuncian que van a negociar la modificación de la Constitución. Es decir que ellos, solo ellos, deciden que el problema está en la Constitución y no en ellos. ¿Quiénes son los que no la cumplen? ¿Quiénes los que no exigen su cumplimiento?

Unidad de España

Dialogar, negociar, pactar ¿al margen de la Ley?

Celebramos el Día de la Constitución, cerca ya de 40 años de existencia, y ahora resulta que es la culpable de todos nuestros males. Negociar la reforma constitucional buscando legalizar la ruptura de España, aunque sea solo en la letra pequeña, sería un fraude de ley. Negociar la reforma constitucional buscando ceder, aunque sea en parte, ante los que incumpliendo hace años la misma se colocan en la ilegalidad es una peligrosa negociación.

No hay justificación alguna para dialogar sobre la unidad de España o sobre el concepto de Nación

No es el momento más propicio para hacer experimentos. Perder terreno en estos momentos por presión del adversario significa perder la libertad de acción. No hay justificación alguna para dialogar sobre la unidad de España o sobre el concepto de Nación. Ninguna. Podría ser que lo que se busca es pactar esa justificación. ¿Es para eso por lo que se quiere negociar? Significará el final de la Nación española y todos seremos responsables. ¿Es eso lo que queremos? ¿Es eso lo que buscamos? Creo que no, pero ¡ojo!, ceder es rendirse y destruir la unidad de España. Más que reformar hay que empezar por cumplir la Constitución y hacerla cumplir. Los independentistas, después de años haciendo desde el poder, desde las instituciones, lo que les viene en gana, aprovechan el momento de debilidad para llevar a cabo el asalto. Ahora va a resultar que era cierto aquello de que el concepto de nación es discutido y discutible. Conviene dejar claro lo que significa dialogar, negociar, pactar, y cumplir la Ley. Y lo más importante, saber lo que es hacer cumplir la Ley. No se puede ceder terreno y menos en estos momentos de debilidad.

La Unidad de España por encima de todo

Tengo un amigo japonés experto en artes marciales. Un buen guerrero y además soldado. Hice gran amistad con él y hemos mantenido el contacto durante muchos años. Una vez retirado de su activa vida de soldado se dedicó a su gran pasión como maestro en artes marciales. Presencié lo que les cuento. Se le acercó un alumno muy satisfecho porque se había cruzado con un mulo y para sortearlo pasó por detrás de la caballería que en esos momentos le lanzó una coz.

-Maestro, gracias a tus enseñanzas he conseguido parar la coz del mulo y he salido intacto de su ataque.

El maestro sin apartar la mirada de su infinito horizonte le respondió con enorme seriedad.

-No has aprendido nada. Tendrás que empezar desde el principio. Yo nunca te enseñaría a parar la coz de un mulo. Mi enseñanza va dirigida a que pases por delante del mulo y no por detrás que es por donde cocea.

Sortear el problema que tenemos, el mayor de todos, el independentismo, entrando en dudosas negociaciones sobre lo fundamental de España engañándose con lo accesorio no es buena solución. Es pasar por detrás del mulo. La coz es segura. A la hora de negociar, siempre con la ley por delante sin perderle la cara. Por delante y sin coces. Del mulo mientras más lejos más seguro.

Reducido a términos militares diría que una fuerza que se rinde sin haber agotado todos los medios de defensa, está deshonrada, y su jefe es el responsable.

¡Viva España!

Pero claro, nosotros somos unos rancios.

Camino de sus cuarenta años ¡Feliz Día de la Constitución Española!

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Este artículo se publicó originalmente en el blog del General Dávila

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