Me parte el corazón tener que decir esto, pero la prensa se ha convertido en el enemigo. Sí, por supuesto, mis colegas son solo peones, profesionales que tienen familias que alimentar y la mala costumbre de comer a diario, y son los dueños de los grandes medios quienes deberían responder del desolador paisaje lunar en que están convirtiendo el periodismo.
Y detrás de esos dueños hay intereses, y pensadores y brahmines que deciden lo que debemos pensar y, sobre todo, saber. Pero, al fin, sin los medios machacando constantemente, sin su altavoz, no habríamos llegado a una situación en la que decir que los niños son niños y las niñas, niñas, fuera un escándalo incluso para voces tenidas por ‘moderadas’.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPero a menudo los medios, para formar la opinión pública que desean, no tienen que retorcer los hechos o manipular su sentido hasta quedar irreconocibles sino, simplemente, no darlos.
Un ejemplo. Usted sabe de sobra los años que llevamos ya con la crisis de los refugiados para arriba y para abajo, que si ahora ya se disimula menos y se ha dejado de fingir que sean refugiados o incluso procedentes de los conflictos de Oriente Medio los que llegan por millares a las costas de Europa, originalmente fueron eso en gran medida, refugiados de la interminable guerra de Siria.
Según un informe elaborado por la Organización Internacional para la Migración, entre enero y julio de este año, 603.000 refugiados sirios han vuelto a casa
De esta guerra, asimismo, tendrá el lector claro, si sigue el dictado de la prensa al uso, quién es el responsable: el malvado, abominable, sádico dictador sirio Bashar al Assad, frente a cuyo despótico régimen se levantó el pueblo sirio en una última floración de la ‘primavera árabe‘, solo que con desigual fortuna.
Y, bueno, siendo dos asuntos tan tratados por los medios, es sorprendente que no sea noticia de primera un reciente informe elaborado por la Organización Internacional para la Migración según el cual, entre enero y julio de este año, 603.000 refugiados sirios han vuelto a casa. Más: no soy jugadora, pero si tengo que apostar apostaría a que ni siquiera lo sabía, querido lector, ¿me equivoco?
Ahora, es una noticia significativa, ¿no les parece? 603.000, más de medio millón. Se supone que estamos todos muy conmovidos por el sino de estos pobres refugiados expulsados de sus hogares por las bombas; también se supone que la guerra de Siria es, cuando conviene, noticia de primera, y sabemos con certeza quiénes son los buenos y quiénes los malos. ¿Por qué se escamotea tan excelente noticia?
Una pista: porque contradice la Narrativa. Los medios no se limitan a contarnos cosas que pasan, sino que tienen ideas y proyectos ideológicos que vendernos, y lo hacen mediante una Gran Narrativa donde todo cuadra y los efectos responden siempre a las causas deseadas.
Ahora, esta noticia casa no mal, sino fatal, con la Narrativa. ¿Qué hacen esos sirios a los que hemos dado la bienvenida en la próspera y libre Europa Occidental volviendo a la boca del lobo, justo ahora que van ganando ‘los malos’?
Admito que ser cristiana, y siguiendo un poco las noticias sobre lo que padecen mis correligionarios por esas tierras, me ha ayudado considerablemente a descreer de la Gran Narrativa en este aspecto. ¿Es Assad un dictador? ¡Sin duda! Los líderes democráticos en toda la zona y en el sentido habitual en estos lares se pueden contar allí con los dedos de una oreja.
Pero con el dictador Assad los cristianos (y los chiíes, los alawíes, los drusos, etcétera) están protegidos y son libres para practicar su fe. La Siria de Assad es, con el Líbano, el único país de mayoría musulmana de la zona donde las mujeres pueden gozar de un rango equiparable al de las occidentales y moverse con parecida libertad, cosa que tampoco me es indiferente.
Por lo demás, todo en el conflicto sirio es muy distinto del mito que nos venden. No es una ‘guerra civil’, al menos, no del todo. Los supuestos ‘rebeldes moderados’ son yijadistas que apenas aguantan la risa cuando tienen que hablar de la democratización del país, pero que hemos visto decapitando tranquilamente -y grabando en vídeo- a un niños de 12 años, y en cuyas áreas las mujeres vuelven a ser ciudadanos de tercera, los cristianos son masacrados y perseguidos y, en fin, la sharia reina sin problema ni discusión.
Todo es, en fin, tan diferente a lo que nos han contado y nos cuentan día a día los medios que es normal que hurten una noticia de este calibre
De hecho, ni siquiera son sirios estos ‘combatientes por la libertad’, sino mercenarios llegados de todos los países de la zona, e incluso de lugares tan lejanos como Chechenia y Bosnia, una verdadera fuerza de invasión alimentada por el dinero saudí y que, hasta la última iniciativa de Trump en este sentido, han sido entrenados y apoyados por la CIA y el Ejército norteamericano.
Todo es, en fin, tan diferente a lo que nos han contado y nos cuentan día a día los medios -no uno, ni dos: todos los que cuentan- que es perfectamente natural que ahora hurten una noticia que no sabrían explicar sin contradecir toda su película.