Estamos todos desesperados: los políticos que no consiguen llegar a acuerdos de Gobierno, el Rey que tiene que afrontar esta semana nuevamente el reto de despachar con todos los partidos con representación, menos ERC y Bildu, que se han desmarcado, y los ciudadanos. Sí, estamos todos de acuerdo en una cosa, en que estamos TODOS desesperados.
Esta semana política que comienza -en Madrid Santiago, patrón de España ha sido festivo- es decisiva para la gobernabilidad de un país que lleva seis meses con un Gobierno en funciones, con un aspirante a la reelección a la cabeza también desesperado, Mariano Rajoy.
Desde este martes y hasta el jueves 14 representantes políticos acudirán al Palacio de la Zarzuela, en orden de menor a mayor representación, para entrevistarse con SM el Rey Felipe VI. Esta mañana lo harán Pedro Quevedo (Nueva Canarias), Isidro Martínez Oblanca (Foro Asturias) y Ana Oramas (Coalición Canaria). Por la tarde ‘desfilarán’ Javier Esparza (Unión del Pueblo Navarro) y Alberto Garzón (Izquierda Unida).
Mucho me temo que el monarca va a seguir desesperado ante el egoísmo de unos líderes que no son capaces de pensar más allá de lo importante que es para ellos aferrarse al sillón
El miércoles serán recibidos Aitor Esteban (PNV), Alexandra Fernández (En Marea), Francesc Homs (CDC), Joan Baldoví (Compromís) y Xavier Domènech (En Comú Podem). Y el jueves pasarán por Zarzuela los cuatro líderes con más representación: por la mañana será el turno de Albert Rivera (C’s), Pablo Iglesias (Podemos) y Pedro Sánchez (PSOE) y, por la tarde, acudirá a palacio Mariano Rajoy (PP).
“Después de cada renovación del Congreso, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno”. (Artículo 99 de la Constitución Española).
Y mucho me temo que el monarca va a seguir desesperado ante el egoísmo de unos líderes que no son capaces de pensar más allá de lo importante que es para ellos aferrarse al sillón para no quedarse fuera, que no miran por el bien común, por el bien de la patria, por el bien de España y de los españoles.
Los datos que tenemos son
- Que el PSOE es la clave del desbloqueo pero que prefiere fijar el punto de mira en el PP.
- Que Mariano Rajoy tiene el deber de formar un Gobierno estable.
- Que Albert Rivera avanzó imprudentemente: «Le diré al Rey que nos ayude y convenza a Sánchez de que tendrá que abstenerse». Su partido tuvo que matizar porque ése no es el papel de Felipe VI.
- Que el PSOE no quiere facilitar la investidura PP por sentirse ‘fuerte’ como primer partido de oposición y C’s por no verse como ‘segundo’ del PP.
- Que a día de hoy es harto imposible un pacto del Frente Popular, al menos mientras Iglesias siga liderando la formación morada.
- Los nacionalistas siguen en el ‘no’ a Rajoy, pero son importantes en un posible desbloqueo.
La realidad es que a España no le convienen unas terceras elecciones, ni siquiera esta vez a los líderes de los cuatro partidos ‘vencedores’
La realidad es que a España no le convienen unas terceras elecciones, ni siquiera esta vez a los líderes de los cuatro partidos ‘vencedores’, o al menos no a tres de ellos. Y aún así, y a pesar de que ya hay voces que apuntan a que si esto sucede los cuatro tendrán que abandonar, creo que no vamos a avanzar esta semana para que el jefe del Estado pueda convocar a la flamante presidenta del Congreso, Ana Pastor, para comunicarle si propone algún candidato para la investidura del 3 de agosto, como estaba previsto.
¡No podemos seguir así, señores, estamos desesperados!
Hagan sus apuestas, señores. Yo, a día de hoy, opto por un Gobierno del PP sin Rajoy a la cabeza. Y, desde luego, pase lo que pase, que lo primero sea hacer las reformas necesarias para no vivir de nuevo esta pesadilla. Y, entretanto, pensemos en lo que pasó en la Transición española, en las playas llenas en agosto y en que en septiembre hay que cerrar unos presupuestos generales y demos gracias a la paciencia de la Unión Europea ante esta interinidad.
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