
«La ociosidad es la madre de todos los vicios», nos dice el refranero castellano, y parece que el Ayuntamiento de Oviedo andaba bastante ocioso para tener que cambiar el nombre de 21 calles que consideraba «franquistas». Y, para colmo de la vaguería, o peor, del desprecio por la Justicia, esto es un recordatorio para que se cumpla la sentencia que ya condenaba al ayuntamiento a lo mismo y que el consistorio, a todas luces, se ha pasado por el pito del sereno.
Entre las calles afectadas, la Calle Calvo Sotelo, que era tan franquista avant lui-même que fue asesinado durante la Segunda República y cuya muerte varios historiadores constatan como detonante de la Guerra Civil. Todo un franquista de pro…
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahora«La Ley de Memoria Histórica busca dividir a la sociedad y crear un problema donde no lo hay»
Nuevo éxito, por tanto, de la demanda judicial interpuesta por el Partido Popular y del vecino José María Pérez Rodríguez, junto con la Hermandad de Defensores de Oviedo, ya que la jueza de la sala de lo Contencioso-Administrativo número 6 de Oviedo, la que anuló el cambio de nombre de las calles, vuelve a exigir al ayuntamiento que se respete lo dispuesto por el poder judicial.
La cuestión es que el ayuntamiento tripartito de la capital asturiana acate de una vez una decisión judicial -que encuentra su eco en otros puntos de España, por cierto-.
Pero eso no es más que el síntoma de una ley que se debe de enmendar: la Ley de Memoria Histórica, además de buscar división social y crear un problema donde no lo hay, lo que está es provocando este tipo de reacciones legales frente al revanchismo de la izquierda enfrentada a la propia idea de España.
En la nueva legislatura que dará comienzo tras las elecciones, es imprescindible que, como poco, se derogue, y se ponga fin a este despropósito legal.
Pero, como ciudadano, lo que pido es que no me compliquen más la vida: si la calle en Oviedo se llama Calvo Sotelo, que se quede así. O la Capitán Haya de Madrid (ahora, Poeta Maragall). Porque si seguimos viendo enemigos en la historia no salvamos ni al mismísimo Ortega y Gasset, del que son capaces de decir que traicionó a la República por ser un desencantado de la misma.
Y ya se sabe… el maniqueísmo no admite medias tintas. O estás conmigo o contra mí.